UN NIÑO INADVERTIDO
A Monterroso, desde la Sierra de Gredos
Hasta el día de su caída estrepitosa Q fue un niño inadvertido; pasaba las horas entre el chalaneo del mercado, o prodigando caricias a una gata de angora. Tras el golpe, su sistema nervioso adquirió un funcionamiento extraño. Soñaba incontenible con animales. No era raro que aquellas criaturas oníricas amanecieran deambulando entre los modestos muros de su cuarto. Con sentido práctico, los progenitores asumieron la patología y propusieron a las autoridades locales la creación de un zoo. Muy pronto, la originalidad de su fauna impulsó un flujo sin precedentes de curiosos foráneos y asentó en el pueblo una economía bonancible.
Una amanecida de diciembre, del sueño de Q, escapó un dinosaurio.
Nada hay comparable a la imaginación de un niño. Hermoso microrrelato. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, poeta; es verdad, nada es comparable a la imaginación de un niño cuando esta solo. Abrazos.
ResponderEliminarJajaja, siempre me sorprendes para sacarme una sonrisa. Un micro muy bueno. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Paco, esta semana tocó un viaje a la Sierra de Gredos, un paraje natural, donde la imaginación se dispara con el oxígeno puro. Me alegra que el microrrelato te haya gustado. Siempre es una alegría tu presencia cercana.
EliminarBello microrelato José Luis. Feliz semana.
ResponderEliminarGracias, querido poeta, la verdad es que el puente laboral ha dejado un cielo despejado y limpio en las tareas pendientes, así que afrontamos el martes con la sonrisa puesta. Un abrazo grande y, como siempre, una alegría encontrar tus palabras aquí.
EliminarPrecioso. Me ha encantado. Tan tierno e ingenioso... Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Carmela; me alegra haberte provocado una sonrisa y ojalá tengas mucho éxito en la lectura de Castellón. Siempre es gratificante un paseito por la zona centro y su gastronomía para celebrar los versos. Un abrazo.
EliminarSugerente e ingenioso microrrelato, José Luis. Hay que soñar de forma incontenible. Un abrazo.
ResponderEliminarClaro que sí, Javier, hay que hacer del páramo de lo real un territorio fértil en el que siempre encuentren sitio palabras y sueños.
EliminarUn fuerte abrazo y muchas gracias por tu comentario.
Admiro tu imaginación, querido José Luis, la mía es muy parca además. Admiro la manera en que este niño sabe sacarle partido a su soledad... qué hará el dinosaurio, me pregunto...¿lo encerrarán y dará para que el pueblo tenga un parque jurásico en miniatura? Yo lo veo más convertido en libro extendiendo su poderío (porque es un tiranosaurio REX) por todas las mentes de los habitantes de la población. Así exactamente lo veo.
ResponderEliminarUn gozo leerte, querido José Luis. Infinitas gracias por esta alegre y esperanzadora mañana.
Y un gozo tu amistad, querida Sofía, siempre llena de ese optimismo del sur que tanto echo de menos en las horas de invierno. Gracias de corazón y a soñar que ese zoo imaginario nos deje un hueco también para el café compartido y la confidencia. Abrazos.
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