martes, 28 de abril de 2020

SALVO COMPLICACIONES

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SALVO COMPLICACIONES 


No hay que ser imprudentes con la prudencia. Firme propósito de no intervenir nunca más en una polémica digital. Los efectos secundarios son desproporcionados: el sosegado articulista de chismorreos monárquicos, tras mi reflexión, desaparece para siempre, el joven escritor se queda en la periferia para que nuestros pasos no coincidan, la actriz baja el telón y ensaya estrenos de mañana, y el sarcasmo saca pecho y duplica su tono argumental para que además de reiteración sea payasería.  Más solo. La gente entiende siempre lo que no quiero decir.

La pandemia ha reivindicado a Poncio Pilatos. Ahora lavarse las manos es una estrategia sanitaria.

Los hábitos y la educación son hijos legítimos de la perseverancia. Nunca son concesiones gratuitas. Llenamos la infancia de Irene y Ana de libros y música. Y cuando vamos a su casa, tienen sus habitaciones repletas de libros y música… Una educación a contrapié de esas encuestas sobre la niñez actual: ocho horas frente a la pantalla (móvil, tablet, ordenador, televisión…). No sé quién acierta, pero aquellos hábitos familiares me temo que ya son parte de una fosa común.

Durante unos años fui joven. Después envejecí. Ahora maduro poco a poco. 

(Apuntes de un superviviente)


4 comentarios:

  1. Ese poco a poco, lento,siempre del brazo de la perseverancia. Poesía bien cocinada. Abrazos amigo!!

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    1. Un fuerte abrazo, Luis Ramos, y siempre la esperanza intacta de seguir en el camino con senderos de música y poesía. Saludos entrañables desde Rivas.

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  2. Te leo, sólo te leo, no comento hoy José Luis, me afectan demasiado algunas verdades tan grandes que dices. No comento, pero te leo.
    Un abrazo fortísimo.
    Sandra.

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    1. Querida Sandra, no pretendo en absoluto crear desasosiego con mis reflexiones; solo mostrar los itinerarios del pensamiento, así que muchas gracias por tu presencia. Sé que es muy difícil entender a los demás porque tampoco el yo es previsible y fácil de entender. Un fuerte abrazo y como decía Vallejo, "disculpa la tristeza". Fuerte abrazo de nuevo.

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