viernes, 10 de abril de 2020

SIHARA NUÑO. CERDO CON MONÓCULO

Cerdo con monóculo
Sihara Nuño
Editorial La Tinta del Silencio
Colección La Nave insólita
Ciudad de México, 2019


DÍAS EN TRÁNSITO


   Tras el decir fragmentario de Enormidad (La Isla de Siltolá, 2018) que supuso su primera amanecida en el aforismo, Sihara Nuño (Ameca, Jalisco, 1986) retorna al quehacer conciso con la entrega Cerdo con monóculo, acogida en la colección de narrativa breve La nave insólita. El volumen integra como prólogo “La magia de lo cotidiano”, una mesurada interpretación de Alejandro Barrón, quien aglutina todo el proceso creador de Sihara Nuño como facetas complementarias de un único cuerpo. Pienso lo mismo; la grafía poética, ficcional o aforística son eslabones engarzados. Solo difieren en la estrategia expresiva porque comparten la indagación y el matiz, la reiteración de sustratos argumentales y el enfoque personal en esa búsqueda del equilibrio justo en las palabras. Como si los géneros rompieran costuras para sumar territorios expresivos “desde un principio de continuidad”.
  Así sucede con los fragmentos de Cerdo con monóculo que admiten una catalogación difusa: aforismos líricos, prosa poética, narrativa microficcional, apuntes autobiográficos, apostillas sobre datos culturales renacidos, observaciones del espacio social compartido o vetas indagatorias en el discurrir del yo colectivo. Este inadvertido verso de Alejandro Barrón  sintetiza el libro al completo: “Exilio, memoria, lejanía”.
   El pensar del sujeto ensimismado se hace anotación y memoria de lo transitorio en un marco en continuo movimiento: el transporte público. Da lo mismo que el medio sea el tren, el avión, la camioneta o el ferri; en los usuarios conviven los tanteos del recuerdo y los vaivenes exaltados de la imaginación. En cada recorrido la rutina diaria sostiene cimientos de lo aleatorio. Desde este discurrir en tránsito se abre cauce una observación reflexiva que anota las sensaciones entornales y los fondos interiores de la realidad. Los indicios recogidos por la percepción nunca se despojan de la probabilidad de ser extraños espejismos que el tiempo sostiene, con fecha de caducidad. En su análisis conviven la ironía y el estar conforme, la meditación y un tono de sosegada distancia que merece el escueto enunciado de una investigación policial. Las secuencias son “casos”, laberintos vitales que requieren el hilo de Ariadna del pensamiento. Me permito adjuntar un par de ejemplos al amparo lector: “Caso deshabitado”: “La vida es mordaz. No disminuyo su virulencia pero algunas veces suceden cosas agradables y nos negamos a verlas. Por ejemplo, un asiento vacío”. O este nuevo caso titulado “Nostalgia”: “Hay viajes de los que no volvemos aunque estemos a tiempo en el andén”.
  El análisis crítico del aforismo contemporáneo exige una permanente codificación. Pero es un empeño prometeico. Como un guijarro el verbo sentencioso no tiene un molde único, salvo ese laconismo expresivo que se empeña en dar savia a las raíces de lo inesperado. El decir breve de Sihara Nuño incide en la pluralidad de ingredientes: apuntes del trayecto experiencial, microficciones narradas por el son objetivo de un narrador omnisciente, y destellos reflexivos que iluminan la piel opaca de lo cotidiano. Pautas y alegaciones de la inquietud laborable. Tanteos interpretativos de un pasajero del lenguaje que jamás sabe cuándo llegará a su destino; que toma asiento y convoca al azar para una lectura estimulante. Porque “hay viajes que ocurren a pesar de nosotros”.






 

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