jueves, 26 de agosto de 2021

CRITERIO PROPIO

Joan Margarit
ARQUITECTURAS DE LA MEMORIA
Edición, selección y prólogo
de
José Luis Morante
Letras Hispánicas, Cátedra
Madrid, 2020, tercera edición 

CRITERIO PROPIO
 
Hay itinerarios poéticos que parecen dunas de luz. Como el de Joan Margarit, al que regreso de nuevo al abordar un ensayo para la revista Turia. En la edición crítica Arquitecturas de la memoria (Cátedra, tercera edición 2020) empleamos como cubierta una fotografía del poeta arquitecto junto a las obras de la Sagrada familia de Barcelona. A algún editor no le gusta la fotografía; a mí me parece maravillosa porque define todo el ideario estético: buscar la máxima expresión con los mínimos materiales de uso. Hay gente que hace de la cubierta de sus libros elementos florales, añadidos estéticos, bonituras perfectamente prescindibles. Yo sigo con mi criterio, la cubierta del libro es tejido esencial; compás y cartabón para sentar el trazo de la propia convicción. Sin más.
 
No hay que ser imprudentes con la prudencia. Firme propósito de no intervenir nunca más en una polémica digital. Los efectos secundarios son desproporcionados: cualquier analfabeto funcional mira por encima del hombro y nos nombra de golpe “ministros del ramo”  Más solo. La gente entiende siempre lo que no quiero decir.
 
La pandemia ha reivindicado a Poncio Pilatos en la forma de impartir justicia. Ahora lavarse las manos es una estrategia judicial que prioriza los derechos individuales a la borrachera y la meada en la calle antes que la seguridad colectiva y las medidas contra la propagación del virus. No me extraña que la justicia siga con la venda en los ojos, para no ver la ineptitud de quien la imparte.
 
Los hábitos y la educación son hijos legítimos de la perseverancia. Las atrocidades físicas que presenciamos estos días no nacen solas. Para ese grado de salvajismo hace falta una ausencia completa de valores morales; una educación a contrapié donde el respeto, la tolerancia, el pacifismo o la total ausencia de odios son carencias familiares, materiales que ya son parte de una fosa común.
 
Ayer cumplí 65. Durante algunos años fui joven. Después envejecí. Ahora paseo poco a poco una voluntad juvenil, una amanecida de asombros que me acerca al niño. La edad es un escenario cambiante, un marco de representación donde sobrevuela algo de magia.
 
                                                                                             
                                                                                Apuntes de verano, agosto, 2021  

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