A SORBOS
Todo es siempre menos
JRJ
Extremó la prudencia verbal; no aventura palabras si no es
en presencia de su diccionario.
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Afrontar sin amargura, sin gestos de abandono, que lo que pensamos oculta lo que somos.
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Su cerebro contiene dos ideas; son tan opuestas que entre
ellas cabe un sistema filosófico.
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Al florecer el día rompe
la quietud del reloj un aforismo. Sorbos cortos.
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Basta mirar la penumbra de alrededor para saber que no
estoy.
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El puño cerrado de quien corta rosas.
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Una pobreza de hospitalidad irrefutable, capaz de ofrecer su
vieja cama de faquir.
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El silencio y su fuerza de convicción. Sabe quién responde
cuando nadie llama.
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El prudente convierte en coma cualquier punto final.
(A sorbos)
A sorbos la vida sabe mejor y dura más.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es, querida poeta, y nos deja paladear su transparencia; estamos en un tiempo de sombras, así que hay que saber cómo apagar la sed de lo diario, ese rumor de angustia y desesperanza que encoge el corazón. Fuerte abrazo.
EliminarExcelente, el de la rosa, wow.
ResponderEliminarGracias por compartir
Gracias a ti por tu incansable generosidad lectora, sé que estás muy ocupada, así que valoro muchísimo tu complicidad y tu afecto, tu excelente manera de borrar distancias. Fuerte abrazo.
Eliminar"El prudente convierte en coma cualquier punto final", tampoco cierra la interrogación abierta en un texto.
ResponderEliminarEs como si quisiera dejar espacio a otra oportunidad.
Sabio.
Muy buena lectura, Ana María; sin duda la prudencia sabe que hay más calles esperando nuestros pasos, así que siempre coma, nunca un punto final que es dogmatismo y prepotencia. Fuerte abrazo.
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