José Antonio Santano (Baena, Córdoba, 1957) |
IMAGEN DE
JOSÉ ANTONIO SANTANO
En la exagerada polarización entre esteticismo y tensión realista con
que suelen abordarse las modalidades de escritura en el espacio ´creativo
actual, hay circunstancias que no pasan inadvertidas para el crítico: la continuidad
en el decurso temporal de una poesía humanista, centrada en la razón
existencial, y la propensión de muchos contemporáneos a recuperar contenidos
argumentales bajo las arenas de lo real, siguiendo al pie de la letra aquel
viejo aserto del clásico Terencio: “nada humano me es ajeno”. De este modo, la
actualidad lima su prosaísmo y lo cercano se enaltece al recubrirse de una
sensibilidad poética. En esos parámetros puede situarse el largo recorrido poético
de José Antonio Santano, compilado en Silencio.
Poesía 1994-2021, bien conocido en el mapa literario por títulos
refrendados con numerosos premios, por su inclusión en algunas antologías y por
un ejemplar trabajo crítico, casi siempre centrado en la poesía del ahora.
Editado en la colección Palabras Mayores de Editorial Alhulia, Silencio. Poesía 1994-2021 es una obra de balance. Su mismo título conlleva una certeza: nuestra naturaleza temporal suma pasos hacia la última costa, hacia esos acantilados del tiempo que propician la disolución del yo y la inmersión en el sueño definitivo; por eso, el silencio es también un diálogo de fe, y una creencia en la fuerza transformadora de la palabra y su potencial como asidua portadora de un ideal. El yo lírico es un espectador que testifica los vértices de nuestra aldea global, como incansable espacio de representación. Así se pone de manifiesto en sus entregas, donde se contraponen geografías y paisajes, historia cultural y el entrelazado de relaciones humanas que conforman la textura vital. José Antonio Santano no viaja solo ni se enroca en el rincón de la memoria donde únicamente se mira el horizonte de lo autobiográfico; recorre los trayectos del común vivir y cataloga sus claroscuros, como si su materia nutricia tuviera como referente las interrogaciones cotidianas. Indaga también en el papel del intelectual en la sociedad contemporánea porque sabe que mientras no cambien las condiciones de explotación y sea la libertad un espejismo, estamos abocados a la denuncia sistemática y a la defensa de los derechos humanos. Vivimos en un entorno conflictivo, y hay que dejar constancia de estas situaciones con el testimonio de un lenguaje reflexivo que opta por la desnudez y por el abandono de cualquier aditamento retórico Se focaliza el sentido ético, asumiendo los riesgos de narratividad y de una gestación sólo espontánea en apariencia: el cauce poético es en esencia un pensamiento destilado de las singladuras al paso noticiable, una lectura fragmentada de la actualidad que pone voz a una conciencia. Los versos son una reclamación por escrito de quien sabe que la poesía, más allá del lenguaje, es una conquista ética irrenunciable.
Editado en la colección Palabras Mayores de Editorial Alhulia, Silencio. Poesía 1994-2021 es una obra de balance. Su mismo título conlleva una certeza: nuestra naturaleza temporal suma pasos hacia la última costa, hacia esos acantilados del tiempo que propician la disolución del yo y la inmersión en el sueño definitivo; por eso, el silencio es también un diálogo de fe, y una creencia en la fuerza transformadora de la palabra y su potencial como asidua portadora de un ideal. El yo lírico es un espectador que testifica los vértices de nuestra aldea global, como incansable espacio de representación. Así se pone de manifiesto en sus entregas, donde se contraponen geografías y paisajes, historia cultural y el entrelazado de relaciones humanas que conforman la textura vital. José Antonio Santano no viaja solo ni se enroca en el rincón de la memoria donde únicamente se mira el horizonte de lo autobiográfico; recorre los trayectos del común vivir y cataloga sus claroscuros, como si su materia nutricia tuviera como referente las interrogaciones cotidianas. Indaga también en el papel del intelectual en la sociedad contemporánea porque sabe que mientras no cambien las condiciones de explotación y sea la libertad un espejismo, estamos abocados a la denuncia sistemática y a la defensa de los derechos humanos. Vivimos en un entorno conflictivo, y hay que dejar constancia de estas situaciones con el testimonio de un lenguaje reflexivo que opta por la desnudez y por el abandono de cualquier aditamento retórico Se focaliza el sentido ético, asumiendo los riesgos de narratividad y de una gestación sólo espontánea en apariencia: el cauce poético es en esencia un pensamiento destilado de las singladuras al paso noticiable, una lectura fragmentada de la actualidad que pone voz a una conciencia. Los versos son una reclamación por escrito de quien sabe que la poesía, más allá del lenguaje, es una conquista ética irrenunciable.
JOSÉ LUIS MORANTE
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