martes, 17 de enero de 2023

JUAN ANTONIO MORA. LAS FLORES ME LLAMAN

Las flores me llaman
Juan Antonio Mora
Prólogo de Juan Vicente Córcoles de la Vega
Ilustraciones de cubierta e interiores: José Ramón Navarro
Editorial Corona del Sur
Colección Almud Literario
Málaga, 2022

 

RESTAURAR SILENCIOS

 
   A lo largo de las cuatro últimas décadas, el material poético de Juan Antonio Mora (Andújar, 1950) sigue una senda realista. Muestra en su desarrollo una expresión lacónica; simplifica el lenguaje con enunciados narrativos que dotan al suelo del poema de un claro sentido existencial. En el molde versal siempre encuentran sitio el entorno de lo cotidiano y las experiencias del poeta. Su travesía de madurez alienta una envidiable fertilidad creadora. Las entregas en los últimos años aportan a la bibliografía personal la compilación La alegría del aire (2019), selección de un largo tramo creador prologada por el poeta, narrador y ensayista Alberto García-Teresa, el poemario, Nubes, que cuenta con un prólogo del artista y excelente poeta Juan Carlos Mestre, y La silla vacía, obra editada en 2022, donde encontramos a Juan Antonio Mora vadeando asuntos propios, revisando preocupaciones vitales, buscando la realidad inasible de su propia verdad, doliéndose siempre ante la extrañeza del mundo desde una conciencia latente.
  Juan  Vicente Córcoles de la Vega firma el umbral de Las flores me llaman, cuya hermosa cubierta e ilustraciones interiores pertenecen al artista José Ramón Navarro. El cálido prólogo recuerda que en los estratos poéticos de Juan Antonio Mora hay resquicios sentimentales, toma de conciencia frente a lo colectivo, interioridad que manifiesta el sentir más hondo y esa sensación que aporta el complejo del superviviente, la radical soledad del hombre frente a la intemperie, entre un clamor de voces reales reales e imaginarias.
   Algunos poetas están íntimamente unidos al recorrido humanista porque han sido escritores en cuya obra están entrelazados el discurrir vital y la pulsión del lenguaje para transcender lo perecedero. Así lo escribe Fernando Pessoa: “Me despierto para saber que existo”. Esta gran cita es la primera de un largo inventario paratextual, integrado por Juan Carlos Mestre, Trudy Mangel, Óscar Wilde, Joan Margarit, Antonio Orihuela y José Luis Morante. Juan Antonio Mora es un gran lector y no ha cambiado en absoluto los referentes, las afinidades literarias ni su forma de entender el discurso poético como un camino interior que recupera belleza, emoción y pensamiento.
  La melancolía deja el gris en la ventana abierta de lo cotidiano; pero el amor nos salva, aunque tenga la frágil cadencia intangible de los sueños. El yo poético busca en los pliegues de la memoria. Allí encuentra recuerdos y pérdidas, las presencias que se marcharon para siempre pero que dejaron en el tiempo una oquedad irremplazable, como la madre, tan presente en abundantes composiciones de Las flores me llaman.  Empeñado en entenderse a sí misma, la imaginación del hablante poético nunca se aleja de la realidad; conoce el absurdo de la vida social y los agujeros negros de la historia. El poema “Holocausto” recorre la zona umbría del terror nazi para pronunciar estremecido la inquietante pregunta de T. Adorno: “¿Hay poesía después de Auschwitz?; y de nuevo la inclemencia de la historia tiñe de rojo el espacio callado del poema en Ucrania, para buscar esas víctimas inocentes de los niños y la población civil, masacrados por la barbarie del dictador ruso. Como escribiera, con lacónica fuerza expresiva E. Cioran: “Todos los dolores tienen nombres”. “Poema contra la guerra” alza la voz e intenta dejar la vela encendida de la denuncia para desenmascarar a los culpables que causan dolor y llenan los días de sangre.
  El poema es una senda de conocimiento e iluminación, una manera de descubrir las voces entre la niebla, donde nos llaman flores, pájaros, árboles y hombres dormidos en el arcón de la memoria para volver a la evocación y la elegía, a aquel hermoso sueño de lo humano  que cobija el patrimonio intacto del recuerdo. Las flores me llaman es también un puente entre vida y sueño, un estremecimiento despojado que invita al silencio para seguir buscando en un mundo de sombras una incertidumbre encendida, un resquicio de luz.
 

JOSÉ LUIS MORANTE

2 comentarios:

  1. Magnifica reseña para un libro magnífico. A mi al menos me gustó mucho el poemario. Creo que recoges muy bien el sentimiento poético de Juan Antonio Mora

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. He seguido con el máximo interés el itinerario poético de Juan Antonio Mora, desde los tiempos de su hermosa revista "La hamaca de lona" y siempre me ha parecido intenso, emotivo y lleno de luz; así que plena coincidencia con tu impresión lectora. Muy agradecido por tu comentario y feliz día.

      Eliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.