HUELLAS DACTILARES
exploran cavidades y palabras,
los hilos de rendijas interiores.
Cobra fuerza en su tacto
la sequedad estéril del silencio
y asciende, inadvertido,
un deshielo de voces,
un puente levadizo
que se aleja del frío y nos pronuncia.
descubren los pigmentos,
la textura de gema,
el pulso vivo
cuando estiro la mano, toco fondo,
y me quedo a vivir
en el poema.
(Del libro Nadar en seco, 2022)
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