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Jornadas de traducción al árabe (Desierto de Wadi Rum, Campamento Noches Árabes, Jordania) Fotografía de Yolanda Soler Onís |
ANOTACIONES PARA CERRAR AGENDA
Nada más obtuso que la
displicencia de un poeta joven convirtiendo canon, jerarquía y lecturas en
escombreras.
Con la alegría de quien regresa a
casa, vuelvo a la obra de Jaime Gil de Biedma, desde la edición crítica
preparada por Félix Pardo y Carme Riera, la mejor investigadora en torno a la
generación del cincuenta. El poeta aportó, además de sus poemas, abundantes
reflexiones teóricas de calado; pensaba, por ejemplo, que el poema nace y se
escribe en un tiempo histórico y, por tanto, si se corrige en otro momento
corre el riesgo de que su significado se desvirtúe. Yo también pienso lo mismo.
Se puede mejorar algún aspecto formal concreto, pero hasta ahí.
Nos saludamos en las calles de la localidad con la cordialidad
de los colegas que comparten el mismo quehacer; pero de inmediato percibo que
su legado lector está bajo mínimos. Así que todo lo demás es simple cortesía y
futuro silencio.
Hay quien hace del analfabetismo
una toma de postura.
En mí tampoco los efectos
resultan congruentes con las causas, pero el balance es generoso y ando feliz
con los dos libros publicados este año, los cuatro o cinco prólogos que
acompañan libros de los amigos y las abundantes colaboraciones críticas en
revistas y en el blog. De las lecturas y eventos, el viaje a Jordania ha sido tan enriquecedor que pone en la sombra todo lo demás. No es un minucioso cotejo de empeños en tejer y destejer,
es solo una sonrisa de alegría porque la voluntad resiste.
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