jueves, 18 de diciembre de 2025

AFORISTAS 2025 (Entrevista de José Luis Trullo)

AFORISTAS 2025
Dirección y coordinación: JOSÉ LUIS TRULLO
Edita: Cypress Cultura
Sevilla, noviembre de 2025 

 

Entrevista de JOSÉ LUIS TRULLO (Fragmento)

 1.      ¿Cuándo empezó su relación con el aforismo y cómo ha ido evolucionando a lo largo del tiempo? 

  No soy un adelantado; ratifico el lugar común de que el aforismo es curva pronunciada del camino de madurez. Hubo un tiempo de convivencia liviana, casi inadvertida. Como esa relación, civilizada y cortés, que mantienen los vecinos que comparten, de cuando en cuando, conversaciones de ascensor. Empecé a escribir con ánimo de publicación a mediados de los ochenta y la poesía asumía entonces el papel de protagonista principal. Gracias a ella llegué a la obra de autores que también escribían brevedades, como Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Carlos Edmundo de Ory, José Ángel Valente…

  Ya en la amanecida digital, en la primera década del siglo XXI empiezo a escribir textos concisos de forma habitual. Muchos son borradores desechados. Otros aparecen en el cuaderno Sueltos, editado en 2007. Mi apertura aforística es Mejores días (2009) y con él abro una etapa de absoluto compromiso con el género, tanto a nivel teórico e investigador, como a nivel práctico que, felizmente, perdura. En casa, la brevedad es continuo alboroto. Un sostenido picotear en los estantes de la biblioteca. Releo mucho a autores clásicos, pero también a mis coetáneos. 

2.  Su aforismo posee un perfil propio muy marcado, en el que el concepto se viste de un ropaje poético muy característico. ¿Qué influencia ha tenido su práctica poética en su cultivo del género breve, y cómo ha influido (si lo ha hecho) el aforismo en su quehacer lírico?

    Entre la poesía y el minimalismo conciso no hay lindes claras; son evidentes las zonas de intersección. Tiene usted razón; mis aforismos buscan un ropaje poético a las ideas, fruto tal vez de los magisterios que han fortalecido sus contenidos. Ser poeta aporta un enfoque designativo, una manera de mirar y entender. La poesía transciende la realidad, sondea el más allá de lo aparente. Y el aforismo participa de la misma pulsión. Los dos son escrituras ascendentes. Buscan cotas del camino ontológico y escalan. Del pensamiento conciso toman mis poemas la precisión, la sobriedad de la palabra, la limpieza expresiva de las ideas y los motivos recurrentes centrales: la sociología de las relaciones humanas, el transitar del tiempo y el análisis de la identidad. El aforismo enseñó al jardín lírico la importancia de las labores de poda.

 3. ¿Coincide con quienes tildan el auge del aforismo en nuestro país como una moda pasajera, alentada por las redes sociales? Y si disiente de este dictamen, ¿a qué atribuye dicho auge?

 El futuro del aforismo desconoce la ropa de entretiempo; su oceanografía está despojada de contingencias personales y de caprichos algorítmicos. Es una estrategia cognitiva que alienta la introspección y la hondura, el viaje interior hacia el ser, no hacia el estar. La textura del aforismo no depende de la temporada climática. No mendiga ocurrencias digitales. Es reflejo de una tradición que aglutina un abrumador legado de pensadores y civilizaciones. Es verdad que las redes han facilitado el vuelo libre de la brevedad; pero como escribe Ramón Eder el aforismo tiene una levedad inconmensurable. La gracieta, el chistecillo existencial y la frase solemne son escenarios deshabitados.

4. Los aforistas parecen, parecemos empeñados en encontrar antecedentes, maestros y precursores en el pasado con una fruición que para sí quisieran otros géneros, cuya obsesión más bien parece diverger, tal vez no de la tradición, pero sí de la generación inmediatamente anterior: ¿cuál puede ser la explicación a este comportamiento?

 El reconocimiento de las influencias a veces imita un surtido de mercadillo de barrio. Su eficacia es especulación más que realidad, al menos si nos atenemos a los magros frutos de las publicaciones que generaron. Si en poesía, los hijos de Borges son multitud inabarcable; en el aforismo los parientes -hijos, nietos, biznietos y tataranietos de Gracián, los moralistas franceses, Cioran y Nietzsche - conforman un árbol genealógico tan frondoso, que entierra en sombra el resto del jardín. El patrimonio lector es un quehacer a largo plazo; se necesitan muchos años de trabajo, soledad y paciencia; cualidades poco compatibles con la aceleración vital de nuestro tiempo y la enfermiza manía de estar al día. Es más habitual la lectura de las novedades de contemporáneos que la inmersión en títulos clásicos, lastrados a veces por su aire de ápoca. Hay mucha invención de precursores a espaldas del precursor, mucha moneda a cara o cruz flotando en aire...

 

 Entrevista completa en  AFORISTAS 2025, Págs 101-105



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