Palabras a contraluz |
INSTRUCCIONES PARA RESENTIDOS
Con mi gratitud a Julio Cortázar
Busquen excusas nimias entre el reciclaje y la
basura doméstica. Los materiales deben sobreponerse al tiempo, como dibujados contornos de recuerdo antiguos; han de ser sustratos aleatorios, maleables y de
varia naturaleza:
a) Asuntos personales: una contracción del labio, estornudos con salivillas, un bostezo pausado, dudas, silencios, algún instante de felicidad ajena.
a) Asuntos personales: una contracción del labio, estornudos con salivillas, un bostezo pausado, dudas, silencios, algún instante de felicidad ajena.
b) Asuntos familiares de cronopios
y famas, con peligro para el destino de
la galaxia: tardía felicitación de cumpleaños, no asistencia a una despedida de
soltera, la correa del perro olvidada en un parque con columpios, desacuerdos con el tamaño de la
paella dominical, incontinencia urinaria y el televisor encendido
en el momento cumbre de la siesta.
c) Asuntos colectivos,
de pancarta sindical: salpicaduras de cerveza en la barra del bar, oídos sin vibración ante la opinión
del jefe de talleres, de la autoridad municipal, del partido, de la
secta, del confesionario…
En este párrafo, ya se habrán
entendido las instrucciones, sin alargar más los componentes y la
enumeración caótica. Hay un alfabeto disponible y completo para
almacenar excusas con conocimiento de causa.
Alimenten las excusas cada
amanecida con justificaciones convincentes que deben compartirse en la mesa de
sujetos afines, con similares síntomas neuróticos que los adecuados depositarios
de estas instrucciones. Y que el resentimiento nunca tenga fecha de
caducidad, que su memoria estéril dure siempre.
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