Plaza del Mercado Grande, Ávila |
CIUDAD PRIVADA
Para Carlos Morales del Coso,
por su cercanía.
Una vez más regreso a la ciudad de siempre,
descifro con premura
un largo itinerario de recuerdos,
mientras sube, con ardor renovado,
la hiedra de otros días
desde un lejano sueño hasta la boca.
Pero nada es igual, aunque complete ileso
el dócil deterioro,
antiguos edificios maquillados de tiempo.
No logro adivinar qué signos, qué paredes
ocultan las hogueras del pasado.
No hay rastros inmutables, no hay indicios
de una felicidad remota en la memoria.
Cuánta mano vacía, cuánta ausencia;
quedaría conforme siquiera vislumbrando
una imprevista huella, algún reflejo.
Se reiteran mis pasos por calles desoladas,
la soledad se enquista,
suena el reloj de un campanario,
aburrido neón de pupila naranja
vierte sobre mi busca un guiño cómplice,
una difusa luz precede al día.
La llegada del alba desvanece
una ciudad cuyo enclave es olvido.
Mapa de ruta, Granada, 2010
La hiedra de otros días no es la misma, ni la ciudad, ni nosotros mismos, pero siempre queda un poso de nostalgia y el recuerdo mantiene vivo el ser con quien crecimos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo José Luis.
Querido Jesús, Ávila preserva su identidad en el tiempo con el trazo fiel de quien sabe que nunca me fui del todo. Abrazos y seguimos cerquita.
Eliminar"Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos", pero las murallas siguen en pie. Como tu mirada y tu corazón y tu razón.
ResponderEliminarEl futuro de las ciudades castellanas siempre está lleno de pasado. Y casi suena mejor el ayer que el ahora. Un abrazo grande, poeta, para que cruce el oceano.
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