sábado, 25 de abril de 2015

JESÚS CÁRDENAS. SUCESIÓN DE LUNAS

Sucesión de lunas
Jesús Cárdenas
Anantes Gestoría Cultural, 2015
 


         SUCESIÓN DE LUNAS

   El escritor sevillano Jesús Cárdenas (Alcalá de Guadaíra, 1973), Licenciado en Filología Hispánica y profesor de Enseñanza Secundaria protagoniza un fértil periodo creativo. En menos de un lustro ha dejado en la imprenta cuatro poemarios a os que ahora se añade Sucesión de lunas, editado por Anantes. La salida adjunta un prólogo firmado por el poeta, novelista y crítico Manuel Rico, uno de los estudiosos que mejor conoce el mapa lírico del presente. Los que prefieran una lectura con referentes previos tienen en los párrafos del prologuista varias señales de situación; Rico recuerda el itinerario natural de Jesús Cárdenas en una lírica de “corte realista y transparente aunque sin desdeñar el destello imaginativo, casi irracionalista”, rumbo este último que parece acrecentarse en las composiciones de Sucesión de lunas, cuyos esquejes poéticos afloran desde el amor como gran árbol tutelar; también esboza la disposición orgánica del libro.
   Pero la charla sosegada con los versos siempre es personal, así que es recomiendo adentrase en los textos, tras las sugerentes citas de Pizarnik, Cernuda y Valente. El fragmento inicial “Un prodigio en la palabra” vela lo autobiográfico para centrase en las estelas que abre la palabra poética, cuyas imágenes se extienden en el sendero. Se apuntan las sensaciones que deja el percibir. Esas efímeras hendiduras de luz definen los cercanos paisajes descubiertos desde las palabras. El entorno contiene una faz mudable donde germina su pálpito plural. Quien contempla percibe el azar del aire, ese vuelo que enlaza hojarascas, polvo y ceniza, las presencias efímeras siempre huidizas y volátiles que tanto definen nuestra existencia como rumor de tránsito, un manojo de tiempo que acaso solamente perdura en la oquedad hospitalaria de los sueños. No es posible estar conforme en el ahora porque su espejo refleja soledad y desamparo; quien mira busca el inconcreto perfil de otra mirada.
   En la disposición interna de Sucesión de lunas la primera parte se decanta por dar voz al palpitar insomne de la soledad y su itinerario sentimental, siempre refugio y estación frente al incierto discurrir de lo transitorio. En el estar la palabra busca sitio, se hace expresión y símbolo de las horas deshechas, de aquello que envejece y declina. La voz abre caminos de regreso y apaga las preguntas.
   “Promesas de espejo” integra los poemas de cierre. En ellos prevalece como formato la prosa lírica para expandir el pensamiento de un sujeto verbal que mira el entorno desde la media distancia, con sosegada implicación. La existencia percibe alrededor signos cercanos que pasan a ser simples indicios de la memoria, igual que esos reflejos diluidos que dibuja la lluvia en las aceras. La mirada descubre ese color grisáceo de un cielo intempestivo que acentúa la sensación de soledad anclada en su propio silencio, vulnerable quietud que se refugia detrás del muro erosionado del recuerdo.
   En Sucesión de lunas Jesús Cárdenas dibuja un estar transitorio con olor a invierno, como si la epifanía de los sentimientos que trazan los puentes hacia el otro hubiese recorrido un itinerario vivencial, ya único patrimonio de la memoria, y tocase ahora dejar sobre la arena esa huella espiral del sujeto empeñado en descubrir la puerta de regreso.  



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