viernes, 19 de junio de 2015

LA PRESBICIA DEL VIERNES

Madrid, Gran Vía, 2015
Fotografía de Adela Sánchez Santana

VISTA CANSADA

Cuando miro, mis ojos
desfiguran el margen.
Lo dice el oculista
en un extenso informe
que subraya presbicia.
Tengo vista cansada,
necesito cristales convergentes
que agranden lo minúsculo
y muestren su eficacia si prolongo
la tinta entumecida.

No dejan de brotar
en armonía
esos rostros distintos
del paisaje.
La aurora se renueva
pero yo la percibo
crepúsculo gastado.

Mis ojos envejecen.

    (Ninguna parte, Sevilla, 2013)

8 comentarios:

  1. Lo importante es que no envejezca la forma de mirar, si logramos que ésa sea nueva cada día como lo es la de los niños, habremos alcanzado una cota importante de felicidad. El resto lo soluciona el oculista. Tu mirada no envejece José Luis, se nota en cada letra.
    Me gusta muchísimo el poema.
    Un abrazo fuerte, fuerte!
    Sandra.

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    1. Hola sandra, la mirada del sujeto está llena de sensaciones transitorias, de perfiles que se van desdibujando. No sé si es envejecer o no, pero sé que los límites se van gastando y se diluyen en un fondo más desvaído. No sabes cuánto agradezco siempre tu lectura, poeta, la literatura requiere complicidad y palabras a media voz. Como las tuyas.

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  2. Precioso poema. Envejecer es un grado, no todo el mundo tiene la oportunidad de recoger sus frutos.

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    1. Sí; las flores permanecen invisibles convertidas en fruto, pero su piel se va cuarteando inadvertida con el latir del tiempo. Un fuerte abrazo.

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  3. Pues para tener presbicia te has situado en un lugar privilegiado para ver una parte de Madrid y además se come muy bien.
    Besos

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    1. Ya sabes que la presbicia afecta a lo lejano; siempre hay que cuidar las formas de la cercanía. Es verdad: el mirador sobre Gran vía es una delicia y la gastronomía del lugar invita al regreso, así que a ver si hay suerte y alguna vez puedo invitarte allí a un té con limón o a una piña colada. Un abrazo entrañable.

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  4. Quién sabe, esos rostros desvaídos, esa aurora con disfraz de ocaso, pueden señalar la mirada más certera, la presbiciada lucidez de unos ojos cansados.
    Abrazos, siempre

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  5. Abrazos poeta; me alegra ver que sigues cerca en la amistad y en las páginas. El cansancio es un traje ligero que acaba siendo una costumbre más. Feliz lunes.

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