Tiempo de espera |
LOS QUE ESPERAN
Llegan temprano al parque desde
algún itinerario común y repetido. Caminan lentos, con un rumor de brisa en los
zapatos y los ojos clavados en el suelo. De vez en cuando relatan vidas
improbables, hechos que ahora parecen tangenciales y oscuros. Cuando están en
el parque nada ocurre, pero son más ellos, con la vista fija en ese oficio que
tan bien conocen: esperar.
(De Cuentos diminutos)
una inasible espera por el destino más seguro, el fin
ResponderEliminarun abrazo
Todos somos espera, querido amigo; una derrota inadvertida y gris que solo requiere aceptación y paso sereno. Un fuerte abrazo.
Eliminar¡Qué ternura en tus palabras!
ResponderEliminarLo sentimental siempre forma parte de la poesía, Tracy, y sabes bien que la ternura es el elemento esencial de cualquier diálogo con el tiempo. Un fuerte abrazo.
EliminarEs un tiempo de espera donde también cabe una ilusión, por eso los hombres de la foto, miran al horizonte y no al suelo que pisan.
ResponderEliminarBesos
Así es, poeta, la espera no es sino la posibilidad de ensanchar lo real. Y eso requiere mirar el horizonte. Un fuerte abrazo. Te aviso para la presentación de Rivas. Será maravilloso saludarte de nuevo. Un abrazo.
EliminarUna delicia de cuento que se hace corto, muy corto...
ResponderEliminarUn abrazo José Luis.
Sandra.
Mis cuentecillos son diminutos por naturaleza, Sandra; esperan confiados que sea el lector quien les conceda su dimensión exacta. Un gran abrazo, querida amiga.
EliminarHola José Luis, de nuevo otro cuento tuyo con algo inquietante, en este caso esa espera que forma parte de toda una vida y nos acompañará hasta el final de ella. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarHola Carmela, qué felicidad tu regreso a estos puentes. Ya sabes que mis cuentos tienen sombra puesta como un transeunte que recorre una calle sin nadie. Un fuerte abrazo.
EliminarHola José Luis. Es cierto. Esos seres anónimos que dentro de no mucho seremos nosotros, sentados o paseando en un parque -muchas veces solos- esperando a salir del tiempo de la Historia.
ResponderEliminarAyer nevó en Rioseco. Tejados, coches y campos se cubrieron. Me hizo ilusión.
Un abrazo, poeta.
Querido Luis Ángel, cada vez me fijo más en su existencia cercana porque estaré pronto como ellos, solo que en mis manos -si la vista me lo permite- seguirán los libros. Aquí ya es abril y la nieve, como en los poemas de Borges, es solo un recuerdo del pasado... Feliz jornada y enhorabuena por ese libro nuevo que ya mismo estará en las estanterías.
EliminarGracias. Ya te haré llegar uno dedicado.
EliminarQué bien, poeta, es un regalo que estará cerquita del afecto y de mis relecturas. Creo que viajaré pronto a Valladolid: Te daré un toque...
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