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| Josep Pla (Palafrugell, 1897-Llufríu, 1981) |
JOSEP
PLA. MENUDENCIAS
El género autobiográfico me ha dejado
excelentes amigos que cultivan con experta mano la mirada del yo. Pienso en
Andrés Trapiello, Hilario Barrero, José Luis García Martín, Ricardo Virtanen, José Mateos… Pero
nunca olvido un postre lector de alta gastronomía, El cuaderno gris. El diario de Josep Pla es, de lejos, el mejor de
su género. Las páginas autobiográficas del escritor catalán se
escribieron a los veinte años, entre 1918 y 1919. En ellas respira la geografía
local del Ampurdán, un planisferio repleto de menudencias. Para la observación
objetiva, la prosa de Pla huye del verbalismo ruidoso, tiene un aire de pautada
naturalidad y hace del adjetivo un
elemento fraternal del sustantivo; con él la frase adquiere gravidez y
consistencia. Detrás del diario es perceptible la fotografía sin retoques del
autor. Los trazos no engañan: el talante conservador convive con la mirada
crítica y la opinión misógina. La magnitud de
la obra supera la quincalla anecdótica, esos cuchicheos de vecindario de
un sujeto que sobrevive a los desajustes familiares y aguanta mal el formalismo
social. Si tengo dudas vuelvo a El
cuaderno gris, a ese viaje en el tiempo a Cataluña hecho crónica viva, refugio, amanecida.
Hola mi querido Jose Luis, en este comentario tuyo de las letras de Josep Pla de su menudencias, del autorretrato del autor que va aunado a la descripción de la Cataluña de su tiempo. A mi parecer todo quien tiene el talento de sus letras en uno que otro relato va vaciando el alma muy sutilmente y mas si esos recuerdos son tristes y sombríos. Tu eres un maestro de las letras y quien sino tu para desmentir o no mi apreciación. Gracias
ResponderEliminarHola, querida Consuelo; la historia literaria va sumando voces fuertes que abren una tradición. En el género autobiográfico, Josep Pla representa la esencia más lograda, esa voz incansable que abre itinerarios nuevos a los que se adentran en la geografía del yo. Un gran abrazo.
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ResponderEliminarPla, un imprescindible. Incómodo para el oficialismo nazionalista pancatalanista. Demuestra que hay una Cataluña plural y diversa, mucha más Cataluña que la que propone el totalitarismo de la patria, mucho más real que la que proponen los políticos de miras estrechas.
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