Después de los objetos Giovanna Benedetti Prólogo de Raquel Lanseros Ediciones Doce Calles, Colección Gnomon Aranjuez, Madrid, 2018 |
POESÍA REUNIDA
Nacida en la ciudad de Panamá y asentada en España desde hace unos años,
Giovanna Benedetti, Doctora en Derecho y Ciencias Políticas, bifurca su
capacidad creadora en una caligrafía plural que integra poesía, narración, ensayo,
periodismo y artes plásticas. Su voz singular ha conseguido amplio
reconocimiento internacional y en ella la poesía se convierte en núcleo
central. Todo su legado poético se reúne en el volumen Después de los objetos (2017), con prólogo de la poeta Raquel
Lanseros, quien percibe en el denso fondo de esta verdad estética un aporte
repleto de significaciones, donde el espacio de la realidad se trasciende y
enriquece con un espacio onírico cuajado de símbolos.
Este itinerario se abre con Entonces,
ahora, luego, obra reconocida en 1991 con el Premio Nacional de Literatura
de Panamá Ricardo Miró. El libro se concibe como canto especular del hábitat
originario, recreado a a través de sus características físicas, su ambiente
vegetal y su notable fauna: Desde esa descripción el poema asciende hacia el
devenir histórico, como ámbito de paso que ha ido creciendo en el empeño de una
épica contingente. Así se confabula la senda de la memoria colectiva, en la que
oyen rastros de civilizaciones y pueblos, hasta configurar una epopeya germinal
que llega hasta el ahora, como un ojo onírico que fusionara estratos del
tiempo. Se entrelazan los mitos legendarios con la incertidumbre de un estar
presente y de un después en el que conviven palabras, formas, mitos, alegorías
como un magma de asombros que hay que preservar. La voz poética sabe que cada
elemento es un sistema de claves, un espacio para cobijar lo imaginario y ese
círculo semántico de las palabras.
El cierre poético no esconde su mirada social; ese estar tenebroso en
manos del mercado que hace de cada territorio un zarandeo por la globalización y
los intereses de los poderosos, capaces de hundir istmos y borrar vértices con
la voracidad de las langostas.
Repite premio en 2005 con Entrada
abierta a la mansión cerrada. Un plano visual concentra el colmado
laberinto de lugares en el que se cobija, como piedra angular, la paradoja: la
casa no es un espacio vacío y externo sino un sentir vivo en el que se
resguardan las vivencias y sensaciones que exploran sentimientos y reflexiones.
La casa se ramifica en formas y contornos para albergar un estar transcendido
que se muestra a la contemplación y que enciende curiosidad y asombro. Más allá
de la observación subjetiva, las dependencias cobijan una íntima historia
particular; como en aquellas moradas de Santa Teresa en las que había más y
menos porque lo real no es una dimensión cerrada sino una propuesta de
conocimiento que desvela al sujeto en su persistente definición de las formas.
Con las composiciones integradas en cuatro libros con una concepción
unitaria, Música para las fieras la
poeta reitera su presencia en el palmarés nacional en 2013, se reafirma como
voz cimera de Panamá, capaz de monopolizar la voz solista en el cauce poético
nacional. El canto configura el eterno resplandor de una conciencia cuajada de
recuerdos que se expande entre la memoria, como geografía que preserva
consignas de un pretérito gastado, y el vacío, con su permanente aspiración a
atar nudos con la nada. El canto celebratorio del comienzo deja turno a la
tentación de los abismos, donde la noche y el misterio se convierten en
superficies reflectoras que secuestran los sentidos y apagan el ruido de las
luces. El lenguaje se convierte en vuelo interior que ignora los contornos
ajenos de las cosas; se hace fábula y fantasía, quimera extraña que recuerda la
locura tenaz de aquellos libros de caballería que nublaban la razón.
La amplia extensión del libro coteja una trasversalidad de asuntos que
se extiende desde la razón estética y el afán metaliterario hasta la actitud
simbólica del poema como reflejo de estados de ánimo de la subjetividad, o como
geografía onírica. Es una contingencia que también se percibe en la compilación
final El tambor de la agonía y otros
poemas, con poemas escritos en tres etapas vitales, y con enfoques
literarios disímiles. Así el poema “Ascanio redivivo” es una elegía al héroe,
que sumergió muy pronto su vitalismo generoso en la sombra. Similar textura
tienen los poemas que reflejan la ira concentrada y los efectos bélicos de la
invasión estadounidense de 1986, una tormenta de destrucción y dolor que
convulsionó el tejido social panameño, que se hace aquí elegía y canto
funerario. otros poemas buscan sus pretextos líricos en el discurrir
transitorio de la existencia, en la condición de caminante del yo por la
incertidumbre y en ese papel terapéutico de la fabulación que abre ventanas en
las mustias paredes de lo rutinario.
Después de los objetos permite completar
un perímetro poético intenso y dilatado en el discurrir, que expone la
coherencia intelectual de Giovanna Benedetti. En su trayecto identificamos un
amplio despliegue argumental, expuesto a través de un lenguaje fértil,
comunicativo y cuajado de imágenes, que atestigua el cauce continuo de la
tradición. Los poemas muestran una subjetividad donde la memoria vuela de
súbito para abordar el ámbito sensorial y reflexivo del sujeto con un entorno
germinal y con la orografía lírica de un tiempo. Giovanna Benedetti nunca
olvida la magia del lenguaje, ese destello de luz nueva que adelanta la
amanecida, la implicación emocional del lector.
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