La risa loca de los ángeles Paula Giglio I Premio centrifugados de poesía joven Ediciones Liliputienses Cáceres, 2018 |
DESDE LEJOS
La primera convocatoria del Premio
Centrifugados de Poesía Joven deja en el entorno literario hispano una voz
nueva, Paula Giglio (Córdoba, Argentina, 1988), Licenciada en Filosofía por la
Universidad de Córdoba, es autora de los libros de poesía Ella, naturaleza (2012), En
el cuerpo (2016) y Un lugar para mis
piernas largas (2018) y en 2017 fue seleccionada para participar en la
Bienal de Arte Joven de Buenos Aires. También tuvo un papel activo en la
trigésimo tercera edición del Festival de Poesía de Trois-Rivières (Canadá). No
es, por tanto, una desconocida en la geografía expandida del poema, aunque
viene bien que se incorpore a la colección de poesía de Centrifugados que,
desde hace años, es insistente ventana frente al cambio de estaciones del
paisaje latinoamericano y sus distintas tonalidades.
En el prólogo “Hoy llueve sobre el mundo”, Robin Myers traza unas notas breves
sobre el perfil de Paula Giglio, a partir de la arquitectura argumental de La risa loca de los ángeles. El poema se
enfrenta sin más a una historia de amor desde lejos, cuyos polos orbitales son
Buenos Aires y París; y en esa cartografía amorosa “la capacidad admirable de
quedarse con lo irresuelto y defenderlo” para saber dónde y ser conscientes del
lugar de acogida.
El apartado “Correspondencia” opta por la voz directa, testimonial, que
abre la palabra a las sensaciones y al rumor discontinuo de la evocación. Para
la soledad, el recuerdo es un monolito que da forma al otro. Sin el rastro
difuso de quien se fue, las cosas pasan porque pasan, como esos repuntes de la
fisiología que justifican la tos o que conforman un ecosistema personal hecho
de hábitos rutinarios. La soledad es una forma de habitar la extrañeza, ese
clima que difunde en las horas su dureza invernal, que convierte una carta o
una llamada telefónica en una revelación que hace soportable cualquier espera.
Las cartas proyectan hacia afuera la voz y la palabra del otro; desde
París las sensaciones conllevan además de la lejanía, esa necesidad de
adaptarse a otro paisaje humano, a otro ritmo vital, a otro espacio humilde que
tiene las goteras del desarraigo. En ese estar trasterrado nada es pertenencia,
todo invita a eexplorar la conciencia y a buscar calles transitables, al
borde del frío.
Paris es un arquetipo urbano, una ciudad que más allá de su morfología
urbana, ha creado una textura sentimental que ha crecido en canciones y poemas.
Así, el apartado “Bitácora” se abre con una invitación al viaje, un verso de
Joan Margarit: “Esa parte de nosotros que permanecerá siempre en París”. Es
tiempo del reencuentro y de descubrir la ciudad como protagonista principal y
escenario sentimental del abrazo. Y allí viaja ella para sortear cualquier
espejismo con el paso tangible de los lugares de la memoria, siempre proclives
a comparar ambos espacios.
Los poemas de Paula Giglio trasmiten una convicción de naturalidad,
tienen una textura intimista, son “delgados desdoblamientos sobre la página” en
la que el lenguaje no busca adornos ornamentales ni la ampulosidad de lo
gratuito. Entre el presente y la evocación, comparten la sed emocional de la
identidad para disipar la niebla del yo
solitario y dejar en el curso manso de lo real algunas cualidades oníricas, los
valores explícítos que hacen del amor el núcleo básico de la identidad.
Excelente reseña de una nueva e interesante voz. Muchas gracias por tu intensa labor, querido José Luis. Un abrazo.
ResponderEliminarExcelente reseña de una nueva e interesante voz. Muchas gracias por tu intensa labor, querido José Luis. Un abrazo.
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