viernes, 18 de enero de 2019

SIHARA NUÑO. GRAFÍA DEL CUERPO

Hipopotomonsesquipedafiofobia
Sihara Nuño
Editorial Baile del Sol, Col. Sitio de Fuego
Tegeste, Tenerife, 2017


Anatomía
Sihara Nuño
Editorial Polibea
Col. Toda la Noche se oyeron...
Madrid, 2018

GRAFÍA DEL CUERPO

   La marea digital y las contingencias biográficas de creadores asentados en el espacio peninsular proporcionan sustratos renovados al suelo del presente. Ante esta situación, la inacabable dictadura de las etiquetas críticas ayuda a ubicar enfoques y obliga a diseccionar posicionamientos estéticos que abren turno al debate. Frente a los poetas de la literatura oficial, que cuentan con el beneplácito de la tradición, existe otra manera de entender el poema, más compleja y, a veces, cuestionada por su hermetismo. Esta indefinición requiere atravesar la capa superficial de los recorridos menos diáfanos para la necesaria clarificación del fondo.
  Son pocos los itinerarios que desdeñan el gregarismo y hacen del lenguaje un texto ambiguo, con significado plural. De este empeño participa Sihara Nuño (México, 1986) para quien las palabras son embriones que colonizan el centro de todo. En su quehacer, integra poemas en revistas y antologías y las entregas Poemas para leer después de un tiempo (2009), Los cerdos también sonríen (2016), Los monstruos se disfrazan de flor (2016), La casa que nos habita (2017) y los dos quehaceres más recientes, que se yuxtaponen de forma natural, Hipopotomonstrosesquipedaliofobia (2017) y Anatomía (2018). Ambas conforman un tramo indagatorio continuista, que justifica esta perspectiva crítica, como si pertenecieran a un mismo segmento escritural.
 La poeta sabe que el desconcertante título Hipopotomonstrosesquipedaliofobia busca una clarificación urgente. Alude al síndrome que sufren los que cultivan un miedo irracional a las palabras largas, técnicas o impronunciables. Así que el libro sería una estrategia, con mucho de catarsis, para regular la ansiedad, confrontar fobias y liberar los miedos. De este modo la escritura trazaría una senda necesaria para buscar en la subjetividad armonía y salud. Los poemas refuerzan una poética lúcida que adquiere en sus planteamientos la racionalidad del ensayo y el empeño por hilvanar un discurso comprensible y objetivista. El poema postula en su dicción exactitud técnica; plantea renovar la expresión incorporando términos científicos que abren nuevos procesos cognitivos.
  Las composiciones plantean indagaciones del yo en las que el cuerpo se convierte en un espacio conjetural. Se verbaliza la percepción del desgaste, los elementos de la finitud, la enfermedad con sus rincones sombríos de trastornos y patologías. La voz poética es consciente de la putrefacción del ser, del desorden crónico de la fisiología y su ronco rumor entre las células. Son las voces desapacibles del miedo a vivir, ese glosario con diccionario de urgencia, un refugio capaz de poner lindes entre el cuerpo y el ser, estableciendo entre las dos identidades puentes de convivencia. Eso es automedicarse: “Buscar la salvación cuando nada nos libera”.
   Escribió Wallace Steven: “El pensamiento es una infección. / En el caso de ciertos pensamientos, / se convierte en una epidemia”. Dejo aquí los versos porque justifican la sensación de que Anatomía preserva el clima escritural y no estrangula el acercamiento al cuerpo como propuesta semántica. De esa contingencia parte Luisa Etxenique al abordar el prólogo; la biología corporal es el epitelio del poema. Las palabras definen el cuerpo, su causalidad, su modo de trascender la textura sensible para llegar a la emoción y el pensamiento, para abrir senda desde la célula al organismo que hace de la poesía su materia nutricia. El magma físico, desde Hipócrates y Galeno, impulsa un sondeo demorado y una nueva formulación expresiva. Es un reconocimiento a la desnudez. Una introducción en el caos que madura hacia adentro con una pulsión expansiva; que hace de cada parte biológica un código cifrado que es necesario resolver: “Comprendí sin saber qué pero comprendí, / aprecié el valor de sudar algunos llantos, de saberme lluvia y carne, / lluvia humanizada / lluvia aspirando a ser el ciclo del agua, / como si pudiera evaporizarme, / como si la liberación del dolor en realidad nos liberara.”
  La propia anatomía  exige un bosquejo objetivo y distanciado, un dibujo mental que borra lo descriptivo para que afloren en libertad intuiciones “palpando paredes que no existen” y salgan a la luz dimensiones ocultas”
   Sihara Nuño amplía el concepto de poesía como herramienta comunicativa hacia una conciencia abierta del lenguaje. Incide en la veta experimental del muro léxico y en su apertura a la posibilidad. Sus versos exponen entrelazados que aglutinan dicción renovada, textura emotiva y una sensibilidad argumental marcada por lo biográfico como núcleo irradiador. No descuida, sin embargo, mecanismos internos para velar lo personal, aunque esta clave parezca contradictoria o paradójica. las palabras abren puertas para acercarse a las raíces más oscuras de la identidad, a dejar en sus versos el tacto vivo de una subjetividad porosa, la grafía del cuerpo.



1 comentario:

  1. Regreso a casa tras el fin de semana fuera y borro los comentarios del blog porque desconozco su significado y porque siempre concibo cualquier comentario como un espacio de reflexión y debate, no como un enigma... Los poemarios están ahí y son los poemas los que buscan emoción y poesía.

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