Svarabhakti Antonio Rivero Taravillo Editorial Maclein y Parker Sevilla, 2019 |
LA RAYA DE LA VIDA
La mirada plural de Antonio Rivero Taravillo (Melilla, 1963) explora la
escritura en todas sus facetas, aunque el cauce lírico constituye su amanecida
más temprana ya que se dio a conocer como poeta en 1989, con el cuaderno Bajo otra luz. En estos treinta años de
quehacer ha escrito novelas, biografías, relatos, aforismos y crítica literaria. También ha prologado
ediciones y vertido al castellano obras de autores irlandeses, ingleses y norteamericanos. Dirige desde su
fundación la revista Estación Poesía.
Esta incansable voluntad deja en 2019 un nuevo fruto, el poemario Svarabhakti. Aclaro de inmediato que la misteriosa voz del título pertenece al ámbito lingüístico; el término de origen sánscrito
designa un cambio fonético que añade una vocal de apoyo a una concentración de
consonantes para facilitar la pronunciación y un uso más relajado y popular.
El poeta busca en el despertar la razón de escritura. En “Vida y poesía”
recobra la primera persona para incidir en el diálogo abierto entre las
palabras y el acontecer biográfico. Del mismo modo que el oficio despierta su inteligencia
ordenadora para que los versos se asienten en su previsible molde formal, la
voluntad intuye el trayecto libre de lo cotidiano que aglutina mediodías y
contraluces, dejando siempre un espacio aleatorio, un imprevisible nudo de
sorpresas.
Para que el poema guarde el misterio de la insinuación, se requiere un
árbol fuerte capaz de nutrir de contenido la búsqueda tenaz del verso. La
composición “Poeta” alude a ese sentir común en el mosaico de la tradición. En
él cada voz es la tesela de una sensibilidad individual que cobra sentido como
parte de un todo creador: “En uno hablan todos los poetas, / el coro de una voz
múltiple y sola / que calla con las otras al decirlas / y, al callarlas, las
dice como nadie”. Desde ese reconocimiento pactado con el legado de la
biblioteca aflora un culturalismo concebido como sustrato básico de los textos, que añade referentes vertebradores a la cercanía coloquial. Así, el camino interior
del yo distribuye miradores y vistas a su trayecto. Un ejemplo de lo escrito se
percibe en el poema “Excálibur” que debe su título, como sabe el lector, a la
legendaria espada del rey Arturo, arquetipo de monarca en el mito. De aquel
hierro clavado en la piedra nace un poema simbólico, cuajado de erotismo, que
hace de la roca un cuerpo desvelado en la espera. El sueño de Camelot abre paso
al sueño de la posesión que convulsiona al enamorado. También en “Historia
troyana”, casi un mínimo apunte aforístico: “Pensar que tú / piensas en mí: /
caballo de madera abandonado / ante mi puerta” se recurre al cauce cultural.
La biografía postula una permanente evocación donde la mirada
introspectiva abre un proceso de recuperación de espacios en sombra. El
recuerdo muestra dimensiones habitables, a veces sumidas en pequeños estratos
de niebla, como si pertenecieran a un tiempo de extrañeza que asume en el ahora
la erosión desapacible del discurrir. En cada identidad convergen temores y dudas,
materiales de uso para una conciencia meditativa que busca respuesta a las
disonancias del tiempo, que se empeña en dejar la raya de la vida con la
prestancia de una línea recta. En este registro encontramos excelentes poemas meditativos,
como “Noticias para América” y “La tumba de Prados” o la plenitud expresiva de
“El desertor”.
No pasa inadvertida la amenidad formal del poemario. Aunque el poema
breve es el aporte más frecuente, en la compilación dialogan formas cerradas como
el haiku y el soneto que buscan en su precisa maquinaria una convivencia feliz
con el verso libre.
Svarabhakti añade al largo trayecto de Antonio Rivero
Taravillo una celebración de la poesía como mediadora entre la circunstancia
personal y la mirada a lo contingente. Las inflexiones y matices de quien busca
palabras para ensanchar lo real, para confirmar que el lenguaje es siempre
refugio para la casa grande del pensamiento.
Sirve de última estación del poemario “La
tumba de Prados”, un emotivo encuentro con la certeza del poder igualatorio de
la muerte y de la incontenible afasia de los años. lejos de su patria Emilio
Prados Y lusi Cernuda acumulan olvido y ese callado desplome en la ceniza.
Antonio Rivero Taravillo ha ido sembrando composiciones de Svarabbhakti en distintas revistas. Pero
en esta compilación aparecen renacidos y plenos, con el misterio de la
insinuación, el no sé qué que queda balbuciendo de la buena poesía. los poemas
son centro y claridad. Entrelazan la fuerza de un legado lector que llega
súbito al ahora para subrayar la atemporalidad de algunos magisterios y la
asimilación de una cultura clásica, ya enunciada en sus ediciones y en sus
versiones al castellano. Y queda firme también la propuesta creadora de un
escritor que recurre a los temas de siempre –el amor, la temporalidad, los
renglones opacos de la existencia…- para
cantar con voz coral los afanes y días,
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