lunes, 13 de julio de 2020

MIGUEL CATALÁN. LA TRAICIÓN

La traición
Seudología XII
Miguel Catalán
Editorial Verbum 
Madrid, 2020

TREINTA MONEDAS


   Nunca parece cerrarse ese deambular circular sobre la idea de si la literatura es útil y tiene capacidad para generar dinámicas de conciencia y compromiso en la sociedad. Desde la convicción de que la escritura trasciende siempre el sentido estético, Miguel Catalán (Valencia, 1958-2019) impulsó las vetas imaginativas de una extensa tarea. En ella se relacionan facetas complementarias como los aforismos, reunidos en Suma breve (Trea, 2019) y en el conjunto póstumo Suma y sigue (Libros al Albur, 2019), la senda narrativa, aglutinadora de cuatro ficciones largas y tres libros de cuentos, el ensayo y las piezas de Seudología, marco teórico sobre la falsedad. Del tratado han aparecido hasta la fecha once peldaños, cuya altura teórica ha conseguido encomiables reconocimientos: los Premios de ensayo Juan Gil-Albert y Alfons El Magnànim, o el Premio de Ensayo e Investigación Juan Andrés, junto al Premio de la Crítica valenciana.
   Ya en el tramo de cierre de la indagación filosófica, La traición constituye la décimo segunda entrega del tratado Seudología sobre las prácticas lesivas del engaño moral, que tendrá como epílogo conclusivo el volumen La mentira benéfica. Miguel Catalán emprende el sondeo con una cartografía clarificadora, que estudia rasgos definitorios de la traición, la ruptura del nosotros, la conducta desleal a la propia identidad y los referentes históricos culturales más paradigmáticos de la simulación moral personalizados en Judas Iscariote. Aquel destinatario de las treinta monedas se ha convertido en símbolo máximo de la conducta traidora, como aglutinador de motivos y condiciones que impulsan a la indignidad. Su estar supone la ruptura unilateral de un vínculo de cercanía discipular, generosidad y aprendizaje.  
  El itinerario meditativo de Miguel Catalán comienza con los trazos definitorios de esta actitud y recuerda una clarificadora cita de Pío Rossi: “Generalmente, son nuestros mejores amigos quienes nos traicionan”. Evoca una historia real, con las pertinentes veladuras nominales, para contextualizar una situación frecuente que sirve como umbral y perspectiva abierta de la acción moral. La traición crea una repulsa inmediata porque nace en el ámbito de la amistad, la confianza personal y el afecto íntimo, lo que hace más fácil socavar cualquier estrategia defensiva frente a la hostilidad exterior.
  La decepción de expectativas ante el nosotros recupera dos secuencias del presente muy conocidas por los lectores, que afectan a la moral colectiva: el Informe McNamara y los papeles de Wikileaks. Ambas comparten similares conceptos reflexivos, ya que nacen desde la filtración de documentos confidenciales que supuestamente afectan a la seguridad del estado. Ponen en conflicto la libertad de expresión individual y su sentido ético y los intereses de la nación. De esta manera, se plantea la dualidad de juicios entre quien se siente obligado por sus convicciones morales a denunciar actitudes supuestamente delictivas y la reacción generadora del poder que considera estos hechos como alta traición, engaño, crimen y delito. Se abre así un territorio reflexivo que se acerca a la perversión moral y a la construcción de una verdad interesada de lo social. El estado exige la preservación de una apariencia y el sostén de la necesidad histórica. La luz idealizada del interés colectivo oculta en la penumbra la represión, la violencia de estado y la censura.
   La figura de Judas Iscariote, el apóstol traidor, resulta paradigmática en la tradición occidental. Su pacto con los perseguidores de Jesús de Nazaret personaliza las huellas de la infamia, una huida hacia adelante que genera actitudes hipócritas de fingimiento permanente con el objetivo de salvar la imagen social. Judas Iscariote es el beso y la delación.
   Desde el aporte cultural, pero también a partir de situaciones cotidianas que emanan de la realidad más inmediata, Miguel Catalán desenmascara la infamia moral de la traición. Desglosa sus identificaciones en la Historia y en este periodo digital, a menudo oscuro e incomprensible. De este modo, en esta puerta de Seudología, el filósofo valenciano prosigue su empeño de abordar una ética construida con la inteligencia, en la que guarda sitio al humanismo. La sabiduría vital de Miguel Catalán recuerda que no se trata de encerrar dogmas en la cápsula del tiempo sino de hacer de la exigencia moral un presente continuo, el sustento activo de las relaciones personales y la lealtad mutua.

JOSÉ LUIS MORANTE



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