miércoles, 18 de junio de 2025

AGUA POTABLE

Mirador
(Días en Florida)

 

AGUA POTABLE

Cuántos manantiales sin agua potable.

Esas páginas impolutas y frías, sin glóbulos rojos.

El aspirante a personaje concede al ombligo un interés escénico.

Discreto, en la mirilla de la mañana pide asilo el esqueleto de un dinosaurio.

Mientras se aquieta la bruma, el sol es una lámpara minúscula, de segunda mano.

Los insectos sobre la tierra fría del sendero.  Soledad camuflada de vida.

La trastienda mental de quien sustituye amigos por animales domésticos.

Como gesto de autoprotección, espío los versos sueltos de mi vecindario.

La rutina carboniza el asombro.

 (Aforismos con agua potable)



martes, 17 de junio de 2025

PANORÁMICA VISUAL

Panorámica visual
(Hiroshima, Japón, mayo de 2025)
Fotografía 
de
Adela Sánchez Santana

 
 
 
 
EN LA VENTANA 
                                                                                               
Todo es siempre menos
 
JRJ
 
 
Extremó la prudencia verbal; no aventura palabras si no es en presencia de su diccionario.
 
***
 
Afrontar sin amargura, sin gestos de abandono,  que lo que pensamos oculta lo que somos.
 
***
 
Su cerebro contiene dos ideas; son tan opuestas que entre ellas cabe un sistema filosófico.
 
***
 
Al florecer el día  rompe la quietud del reloj un aforismo. Sorbos cortos.
 
***
 
Basta mirar la penumbra de alrededor para saber que no estoy.
 
***
El puño cerrado de quien corta rosas.
 
***
 
Una pobreza de hospitalidad irrefutable, capaz de ofrecer su vieja cama de faquir.
 
***
 
El silencio y su fuerza de convicción. Sabe quién responde cuando nadie llama.
 
***
  
El prudente convierte en coma cualquier punto final.

(Aforismos del después)







lunes, 16 de junio de 2025

FRANCISCO CARO. FUENTÉVAR

Fuentévar
Francisco Caro
Mahalta Ediciones
Colección Adivinos
Ciudad Real, 2025

 

PAISAJES CON FIGURAS

 
 
   La visión poética de Francisco Caro (Piedrabuena, 1947) compila en Fuentévar un conjunto de reflexiones sobre la relación entre caminante y paisaje, donde no existe el frío. La escritura se hace memoria y vida, paisaje con figuras; marca huellas para adentrarse en las sensaciones de la contemplación. Con la luz desperezando y los fuegos fatuos del transitar temporal vislumbra un fragmentado testimonio que se apega a los hábitos del ser. Busca el poeta el lugar intacto del niño que fue, dentro con una perspectiva dinámica que acoge cambios y mutaciones en la fértil dimensión estética de la realidad cercana. El entorno natural de Fuentévar es sentimental, una constante afectiva escrita durante años con tinta fresca. Fotografía sitios manchegos en el término municipal de Piedrabuena, municipio de Ciudad Real que, todavía lejos de la urgencia digital, mantiene un sosegado lenguaje con el pretérito. En ese muestrario íntimo se recuperan, entre la inquietud de los olivares y la silenciosa espera del barbecho, la brisa del ayer y las resonancias del existir. El regreso al pasado no ajusta cuentas con las carencias que acumula el olvido. Tiene la sensibilidad elegíaca de quien sabe que en aquella claridad rosácea de los primeros pasos comenzaba un camino que ha cubierto una larga distancia hasta el presente. En el seno de ese recorrido, evocador y reflexivo, confluyen hendiduras biográficas y el merodeo sin cartas de navegar del aprendizaje sentimental.
  Fuentévar propone una indagación lírica donde se abrazan territorio e identidad; es un punto de encuentro para enunciar una geografía singular que aglutina topónimos dispuestos a una localización inmediata o concreta. Con lenguaje sosegado, pide la palabra la confluencia de diferentes elementos asentados en la realidad: la flora silvestre, el terreno de cultivo, la arquitectura rural, los riachuelos y el maar, un cráter volcánico. Dormido en la hondonada entre lentiscos, aquel accidente geológico perdura atento siempre a los ciclos estacionales, para convertirse en laguna primaveral o vientre seco, abierto al azul del cielo. Lo mismo sucede con la cuesta de la Asperilla, otro enclave que define una ruta para el caminante que se pierde entre los cerros, el bajo monte y los escalonados arbustos. Otro topónimo lugareño, Los Lomillos, celebra el rito matinal de la lectura en el despertar del día; en ese instante de la mañana donde el quehacer agrícola emprende sus afanes y un ruidoso tractor caligrafía en el cuaderno de campo de la tierra los surcos más tempranos. Otros nombres propios acuden de inmediato al territorio de la observación: Valdelamadera, Sierra de la Cruz o el río Bullaque, quejoso por el mínimo cauce que alienta su lecho en la sequía. En el reducido espacio del pueblo los lugares tienden puentes entre sí, descubren una amplia gama de formas y sensaciones, una crónica que narra la experiencia de un tiempo en el que se entrecruzan realidades y sueños generando un amplio muestrario de imágenes y palabras.
   El poeta entrega también una panorámica íntima de la casa familiar y sus distintas dependencias. Allí el patio reclama las sobrias labores de jardinería, y se recuerda la casa hecha refugio de soledad y espera. Los muros, en el complejo año de la pandemia, transformaron la condición de ser. La soledad se hizo confinamiento y buscó en la escritura su manera de estar solo. Mientras leo estos poemas de Fuentévar recuerdo el libro Aquí, editado en 2020, meses después de que se escribieron sus últimas composiciones. Los versos transmitían ese inefable consuelo de quien nunca está solo cuando está consigo, rodeado de nostalgia y recuerdos.
   A pie de campo, en el pueblo,  frente a un horizonte cambiante y convertido en mirada interior, quien percibe se interroga a sí mismo: “¿Por qué este afán / de dejar en papeles testimonio / de aquello que una vez me exigiera la vida? / ¿por qué volver a los relatos / de los azares y las decepciones, / de la verdad azul o de la inútil, / del dolor que pretende y sus melancolías?”. Con voluntad sostenida, la mirada nunca baja los ojos. Añora y reconoce, articula con expresión diáfana un terreno expandido que tenía la luz incipiente del futuro.
   El segundo apartado del libro “Germinal” elige como pórtico una cita de Sergio García Zamora. Los versos muestran su afinidad con el pensamiento romántico y su manera de abrigar el paisaje con la piel sensible de los estados de ánimo. Con tan relevante certidumbre, el hablante lírico se asoma a nuevos espacios de apertura sensorial y se hace interlocutor de enigmas e incertidumbres: la desazón de la vida en sí que atenaza el cumplimiento de los sueños, lo efímero de proyectos e ilusiones, injertados en la lejanía del porvenir, el gastado deseo… Sobre la existencia alza su hilo argumental el poema “Fuentévar”, con la desvelada conciencia de haber sido: “El asunto es vivir, / aunque el sol acarree las sospechas / de fraude en lo pasado /    (el aire baja y tizna / de caridad sin fe nuestra esperanza) “.
   La poesía rompe la semilla del asombro oculto que la conciencia guarda dentro. Cada identidad cobija, en el hondo recinto del estar, vivencias aurorales marcadas por la lumbre encendida de las emociones y el revuelo incansable del pensamiento. Francisco Caro escribe Fuentévar con la calidez agradecida del homenaje y la certeza de pertenecer al cuarzo interior de su espacio afectivo. El poeta manchego deja en los versos el alba del origen, un lugar con vocación de paraíso. Ese calendario sin tiempo de la felicidad hecha raíz.
 
José Luis Morante
 
 

 

domingo, 15 de junio de 2025

EL TIEMPO SIN VOZ

Plaza de la memoria
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

  

EL TIEMPO SIN VOZ

PARADOJAS

 

Los códigos cifrados.

El pájaro y la jaula.

La lluvia en los poemas.

El mar de tierra adentro.

La ceguera y los libros,

aquella afinidad entre mi padre y Borges.

La idea que cobija el borrador.

Esa ilusión etérea de las cosas reales.

Las rosas sin olor, las flores secas.

El tiempo y la quietud de cada instante.

La luz y el corazón de las tinieblas.

Los días que amanecen y no estoy.

 

He tenido un sueño muy extraño. Todo alrededor era un extenso espacio de silencio, un tiempo sin voz. Alzo los ojos y allí están mis carencias dinámicas y orondas, repletas de vida, con el mismo entusiasmo de siempre. Sí, soy yo, no hay duda. 

Cuánto “no sé” en las respuestas de algunas amistades en retirada. 

Me reconoció por la voz y me abrazó con fuerza, pero había perdido su entusiasmo vital. No sé por qué me pidió perdón mientras me comentaba que durante años había vivido en él un estúpido de oficio, con una intensa vida laboral. Me dejó en las manos una inquietud desconcertante que tardaré tiempo en enfriar.

 Qué pronto se hace hábito el trastorno crónico.

Los impostores de identidades digitales se detectan de inmediato, como los falsos lectores que han leído todas las novelas de Borges.

No votar la candidatura a la Real Academia de Luis Alberto de Cuenca es un dislate más de la vida literaria , un error que advierte de que para obtener el dorado vellocino hay que estar y no ser.

Se preocupa tan poco de mí que siempre contesta con lugares comunes. Actos reflejos que significan lo mismo si viajo a Madrid o a Tokio. Pero su actitud no me pasa inadvertida; para mí hace muchos meses que es invisible y solo escribe libros sin palabras.

Diario de viaje



viernes, 13 de junio de 2025

JUAN CARLOS MESTRE. LA HISTORIA DEL MOVIMIENTO OBRERO DE LAS HORMIGAS

La historia del movimiento obrero de las hormigas
Juan Carlos Mestre
Selección de poemas y epílogo de Raquel Ramírez de Arellano
Dibujo de cubierta e ilustraciones de Juan Carlos Mestre
Kalandraka Editora
Pontevedra, 2024 

 

ESTRELLAS SIN HILO

  

   Al dibujar los trazos de su itinerario poético en el cuaderno Poesía y poética, edición no venal de la Fundación Juan March publicada en 2018, Juan Carlos Mestre (Villafranca del Bierzo, León, 1957) escribía: “Asumo la poesía como un camino hacia la interioridad de las fundaciones del espíritu y al definitivo valor inmaterial de la conciencia, a la irradiante oscuridad del amor y a la rectificable claridad de la muerte”.
   Aquella exploración conceptual indagaba también sobre la abundancia verbal del lenguaje, ese espacio abierto que hace de la imaginación la más evidente realidad existencial cuajada de significativas variantes. Lo previsible se ausenta. Cierra la boca la obviedad encogida de la razón y sus líneas argumentales y el recurso de la intuición convierte la sensibilidad poética en despliegue expandido hacia las cosas. Desde ese enfoque amanece una percepción instantánea, abierta a una comprensión inmediata que convierte emociones y sentimientos en experiencia estética que indaga más allá de la lógica.
  Así se gesta un fluir creativo proteico. Una dimensión exploratoria rupturista con la racionalidad de una estética cerrada, siempre proclive al juego literario y al abrazo de las posibilidades de la expresión como un ámbito rizomático y disgregado. Desde ese propósito de apertura ha ido naciendo la obra poética de Juan Carlos Mestre, conformada por las siguientes entregas: Siete poemas escritos junto a la lluvia (1982), La visita de Safo (1983), Antífona del Otoño en el Valle del Bierzo, reconocida en 1985 con el Premio Adonáis, Las páginas del fuego (1987), publicada en Chile, país donde vivirá varios años,  La poesía ha caído en desgracia (1992), Premio Jaime Gil de Biedma, La Tumba de Keats (1999), Premio Jaén de Poesía, La casa roja (2008), libro reconocido al año siguiente con el Premio Nacional de Poesía, y La bicicleta del panadero (2012), Premio de la Crítica. El conjunto atestigua una obra de fuerte singularidad y clara pulsión dialéctica, representada también en numerosos cuadernos y antologías y complementada con estudios y ensayos.
   Raquel Ramírez de Arellano (Madrid, 1975), Licenciada en Filología Hispánica y profesora, prepara la muestra La historia del movimiento obrero de las hormigas, trabajo de exquisita presencia formal que integra veinticuatro composiciones de Juan Carlos Mestre y una docena de dibujos a todo color. No olvidemos que el poeta es un artista visual de primera línea, y que ambas expresiones artísticas comparten el ideario surrealista, una imaginación implosiva y una clara propensión temática por el onirismo y los estratos asimétricos de la realidad. La creación artística libera el pensamiento y acoge una inmersión en lo irracional, una búsqueda de estratos significativos, más allá de lo aparente.  
   La impulsora de la compilación recuerda la dimensión escénica que adquieren los poemas en boca de su autor y el signo lírico que transforma la lectura en un escenario. El escritor mantiene un claro impacto emocional que convierte la presencia del poeta en las aulas en motivación y terapia, en la entrada a un mundo mágico, repleto de sensaciones y extrañamientos. Como asevera el poeta: “la poesía permanece amarrada al conflicto del deseo, la imaginación y la conciencia”. Desde allí afloran las resonancias interiores de la conciencia, un camino de conocimiento y compromiso que busca respuestas ante la existencia y el devenir histórico, que está en continua revisión. Ajena al intimismo reflexivo de la oratoria autobiográfica, la poesía de Juan Carlos Mestre es una creación emancipada de la figuración. En ella se cobija la aspiración a un sueño que no ha sido soñado todavía, el habitable no lugar que dibuja en el aire la espiral del poema.
 
 JOSÉ LUIS MORANTE
 
 
 



 

jueves, 12 de junio de 2025

EL BOSQUE DESHABITADO

Conversación
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia


 

1 

Pierdo palabras; pronto seré un diccionario deshabitado.

 2

La edad recicla la ternura en desuso.

3

Existen muchas formas de soledad. En mí viven las más frondosas.

4 

Tras el despertar, qué eficaz la poda de quien contradice siempre.

5

La caligrafía en cursiva de la aurora imita la espontaneidad del niño que amplifica sonidos y oye la voz del mar en el caño oxidado de la fuente.

6

En el bosque de lo cotidiano, en cualquier rincón, las ramas dactilares del absurdo.

7

Habla poco de euforias infantiles. Fue un adulto inmaduro desde niño.

8

Hay amanecidas que confían en la pericia de la imaginación para sobrevivir.


(Aforismos del bosque deshabitado)




martes, 10 de junio de 2025

CALLEJONES SIN SALIDA

Laberintos
(Tokio, 2025)
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

PRIMERA CLARIDAD


1

Vivir la claridad del despojamiento, su estar limpio, su ascesis hasta la otra orilla. Abro las manos. De la quimera existencial me llevo casi nada.

2

Aunque esté lejos, qué trasluz cercano empareja al asombro.

3

La germinación de la belleza  requiere constancia; instantes con levedad de nube.

4

 De  la voluntad, la respiración fatigosa de todo aquello que no pudo ser.

 5

 No ser nunca quien sobrevuela márgenes y levita sin estar dentro ni fuera.

6

Tengo una brújula para extraviarme en mí.

7

Antes, la desnudez invitaba al deseo. Ahora apresura la búsqueda urgente de una bata de felpa para evitar el resfriado.

8

 Contemplar la amanecida en la azotea, mientras las copas de los árboles ocultan las sombras, concede púlpito al optimismo.

 9

Tras la vigilia guardo las cenizas del sueño.

José Luis Morante


lunes, 9 de junio de 2025

EXIGENCIAS DE GÉNERO

Templo Todaiji
(Nara, mayo de 2025)
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

EXIGENCIAS LITERARIAS

  

  El yo escritor es el mismo que el yo viajero. Los dos viajan con la espalda ocupada por la mochila de las exigencias. No basta la buena intención. Para  que  el itinerario personal cruce el umbral de lo permanente y busque pronto la silueta de fondo del lector debe cumplir de forma imprescindible algunas exigencias. Cuánto emociona escuchar la voz dubitativa en el taller. La literatura es un encuentro pactado entre dos comensales: el autor y las palabras. Son dos caminos que se juntan en un punto de cruce, ajenos al invierno, para firmar acuerdos y pactos comunes. Igual que cada gota, los dos preguntan donde deben guardar su transparencia. Como pagodas con elegantes techos inclinados cada género asciende para depositar en el aire su techado y su altar: el ensayo precisa el sentido cartesiano, a salvo de cualquier disgregación; el aforismo la persuasión pedagógica, el epitelio lírico y la prolongación del pensamiento; el relato la complicidad y la pequeña magia del final; la novela, el paso libre de los argumentos y  la inteligencia ordenadora en el rumbo de los personajes; y la poesía, el misterio vespertino de la insinuación, el no sé qué que queda balbuciendo. El escritor sigue buscando en cada viaje la intuición creadora, la riqueza emocional y la mano azul de un camino sin nadie, laborioso, que consume recorrido en un instante.

José Luis Morante




 

 

domingo, 8 de junio de 2025

CONSTANTINO CAVAFIS. LA VIDA DENTRO

Constantinos Cavafis
(Alejandría, Egipto, 1863-1933)

 

MURALLAS Y ERIZOS

 

                   Con C. Cavafis y Joan Margarit

 

   En estos días de soledad forzada, retorno con frecuencia a la poesía de C. Cavafis. Leo en voz alta composiciones que sobrepasan su condición de textos literarios para convertirse en principios  vivenciales, listos para aplicarse a la travesía del mañana que empieza. Así me sucede con “Murallas”, un poema breve breve que suelo emparentar con otro imprescindible en mis hábitos lectores, “El erizo”, un acierto de Joan Margarit. En los dos escritos se habla de un yo encerrado fuera del mundo, seguro, inaccesible, protegido en Cavafis por sólidas murallas y en Joan Margarit por la punzante piel de los erizos. Ambos poemas dan voz a un yo solitario, a resguardo, que con horror descubre que el mundo está fuera, y allí empieza la vida.

 José Luis Morante




 

 

sábado, 7 de junio de 2025

DÍAS DE NIEBLA

Días de niebla
(Shirakawago, Japón, 2025)
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

Con pisar tenue
el tiempo, sigiloso,
vaga perdido.

    (Viajeros sedentarios, La Garúa 2025)



viernes, 6 de junio de 2025

CIUDAD A SOLAS

Cortados de Wadi Rum
(Desierto de Jordania, 2024

 

CAMINOS

 

   A resguardo de la erosión rocosa, desgajada del tiempo, como si buscara sitio en un útero oculto bajo el desierto, una ciudad con habitantes mudos vive la calma del silencio continuo. Solo los que se pierden, malvestidos de sed y de cansancio, ocupan la extrañeza de su arquitectura. Ajenos al desvarío de ser ellos, sus pasos unen la estática distancia de otros itinerarios. Todos se borran al atardecer, desintegrados en el mismo azar.

 

(De Cuentos diminutos)

 

 

 

jueves, 5 de junio de 2025

INVITACIÓN AL VÉRTIGO

Vértigo
(Tower Tokyo, Tokio, mayo de 2025)
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

AFORISMOS  DE  JOSÉ LUIS MORANTE


Minucia interna; en mi interior no encuentro nadie en quien confiar.

Nadie es más que una sospecha de ser de otra manera. 

Si miras con atención el lugar que ocupas, donde estás no hay nadie. 

En el apagado discurrir del tiempo, adanes primigenios que aguardan todavía una manzana.

En la madeja de su ingratitud se apelmazan los hilos sueltos. 

Los vertederos mentales necesitan poesía bucólica, la espontánea colaboración de una coral ecológica: piedras, juncos, pájaros, nubes e ingenuidad…

Carne tranquila. Senectud.

El paternalismo pone plazo al regreso de su amistad.

En las conversaciones con desconocidos los intermediarios más eficaces son la elusión y el silencio.  

La poesía es un yo caligráfico, angustiado por su propia identidad. 

La autonomía imaginativa del viaje precisa ángulos muertos, con inclinación a lo imposible. 

El subconsciente poético confía en el potencial de los precursores. 

El abismo genera puntos de fuga; el vértigo en las manos de un lugar que no existe. 


José Luis Morante



miércoles, 4 de junio de 2025

lunes, 2 de junio de 2025

MIGUEL ÁNGEL GÓMEZ. LAVADO DE CEREBRO

Lavado de cerebro
Miguel Ángel Gómez
BajAmar Editores
Gijón Asturias, 2023

 

POSIBILIDADES DEL YO

 

  Hablar de la escritura de Miguel Ángel Gómez (Oviedo, 1980) es adentrarse en un territorio creativo plural, que aglutina itinerarios en diversas estrategias expresivas, desde la prosa ficcional al aforismo, desde la poesía y la autobiografía al comentario crítico. Son teselas singularizadas que conforman un recinto estético unitario, donde resulta evidente el compromiso con las posibilidades del lenguaje y su empeño en buscar el espacio abierto de la iluminación, desde una dicción subjetiva y personal, donde lo gregario queda fuera y la caligrafía biográfica se hace inaudible.
  El empeño poético de Miguel Ángel Gómez acumula hasta la fecha las entregas Monelle, los pájaros (2016), La polilla oblicua (2017), Lesbia, etc (2017), Las lentes de Bolaño (2020), o Lavado de cerebro (223), entrega publicada en la inagotable casa abierta de BajAmar ediciones, que impulsa el inagotable optimismo  del editor César García Santiago. Sin duda, un legado de fertilidad abrumadora, que muestra una clara vocación inconformista y el deseo de recorrer un camino expresivo a trasmano, ajeno a cualquier consigna de grupo generacional.
  En Lavado de cerebro la cita inicial elegida es de Georges Perec y crea de inmediato una perspectiva, un enfoque revelador sobre la mirada del poeta. La enumeración realista se diluye para que afloren, entre la geografía de lo figurativo, la invención y el onirismo. Son ventanas especulativas de una  claridad interior que permiten salir al pensamiento del sujeto y el fluir de la conciencia, como si fueran inquilinos  que ocuparan la pieza de al lado. Cada poema pide calma en la lectura; no hay una línea continua en el suelo argumental; las imágenes van y vienen, conforman un sedimento heterogéneo que aglutina exploraciones verbales, aparentemente inconexas: “Muévete por mi visión, / apóyate en mi luz roja, / utiliza mi suspiro catapultado, / presta atención a mi sombrero entusiasta, / porta mi pato abstraído”.
  El significado comunicativo crea sustratos magmáticos; dibuja un entorno cerrado, donde las ideas conforman vislumbres, pero nunca todos orgánicos. Los poemas se sostienen desde la perplejidad del azar, tantean, parecen divagaciones de un estado mental caótico, que recuerda con frecuencia la escritura de autores singulares como  Roberto Bolaño, Allen Ginsberg, Georges Perec, Ricardo Piglia, John Cheever, E. Hardwick, Bob Dylan, F. Kafka y Borges. Son magisterios con los que Miguel Ángel Gómez mantiene una indeclinable proximidad afectiva, una auroral sensación de cercanía.
   El quehacer mental recuerda un estado de ánimo caótico, pero la efusión sentimental actúa como anclaje existencial: “La ciudad es una vibración de sentimientos que se entrecruzan”. Abundan en el libro los poemas de hondura emocional, con metáforas definitorias de la identidad del otro: “tú eres mi roca”. En estas composiciones la claridad expresiva retorna y convoca a protagonistas más cercanos, deambulando entre las contingencias y recuerdos que se dispersan en las manos del tiempo para encadenar pasos perdidos en cualquier dirección.
   El poeta elige como molde poético el poema corto y el verso libre; pero salpica el formato con otros acentos estróficos como el haiku, aunque alejado de su filosofía tradicional y su condición estacional, como se percibe en estos ejemplos: “Como un caballo / que va a respingar / el tren parado”, “Miro las nubes; / encantadora casa / sin pintar, blanca.”
    Se alzan, además, en el marco de representación algunos escenarios del habitual laberinto urbano. Son entornos también con textura ilusoria, descritos como apuntes enunciativos de un relato. Así se percibe en poemas como “Alma en vigor”, donde se crea un clima que renueva el despertar sensorial de la amanecida. La realidad está ahí, esperando que el pensamiento ensanche el campo de experiencias, mientras el lenguaje deshilvana ovillos semánticos. En el ideario de Miguel Ángel Gómez se define una sensibilidad de búsqueda y espera: “Mi pesadilla es notar una vaga ansiedad  “, una inquietud en crecida que convierte el cerebro en cataclismo interior, en un misterio que amalgama sombras y hendiduras, una hondura inasible que tiene la apariencia frágil de un cristal.
 

JOSÉ LUIS MORANTE




domingo, 1 de junio de 2025

VOLVER A LA FERIA DEL LIBRO

Firma en la caseta de Anaya, 2012
FERIA DEL LIBRO DE MADRID
 

VOLVER A  LA FERIA DEL LIBRO 

   Las personales circunstancias de un viaje familiar y un problema de salud desasosegante han desaconsejado mi participación en esta edición de la feria del Libro de Madrid, aunque hubiera sido muy hermoso dar un toque de atención a los amigos y lectores, recordando la salida hace unos meses de  Viajeros sedentarios (La Garúa, 2025), mi segunda entrega de haikus. También hubiera sido un gesto necesario despertar otra vez en los escaparates de novedades la edición de Paso ligero. La tradición de la brevedad en castellano (Siglos XX y XXI), mi ensayo sobre el aforismo impulsado por ediciones de la Isla de Siltolá y la colección de microrrelatos Fuera de guion, editada en Lastura en 2024. Son trabajos que definen la voluntad creadora de los últimos años y a los que estoy muy agradecido.       

   En el ambiente catastrofista de los últimos meses, el otro gran enemigo de la feria, la inestabilidad climática, siempre genera una inquietud de paraguas abierto. De momento, la lluvia ha respetado el normal desarrollo de las firmas previstas y solo un episodio de calor extremo ha provocado el cierre de casetas una tarde, cuando la previsible afluencia del público de fin de semana era realmente llamativa.

   La tradición del evento recordará con nostalgia a los autores ausentes que marcaron época: Mario Vargas Llosa, Javier Marías, Almudena Grandes y un amplio abanico de escritores mediáticos y populares que durante años concitaron abrumadoras colas de espera.

   Son tantos los días de firma en los últimos años, que no sabría cuál recordar con especial cariño: la antología Re-generación (Valparaíso, 2016), Aforismos e ideas líricas de Juan Ramón Jiménez (2019), las ediciones críticas  sobre sobre Luis García Montero, Joan Margarit y Eloy Sánchez Rosillo, en la caseta de Anaya-Cátedra, o el pasado año en la caseta de Lastura con Lidia López Miguel presentando los microrrelatos de Fuera de guion a un buen número de paisanos, poetas amigos y compañeros de la vida cultural de nuestro municipio. Cada ambiente en la evocación, plasmando dedicatorias y explicando el anecdotario de cada libro, es único e irrepetible.

   Cuando la desconfianza de los libreros en la situación económica del momento y la implantación del libro digital parecían amenazar el tradicional mercado de novedades, las cifras de venta superan expectativas de autores y editores y un año más El Paseo de Coches del Retiro es marco propicio para una cita que cuenta con un amplio respaldo entre los madrileños. Volver a la feria vale la pena.  


José Luis Morante