Luis García Montero
Planeta, Barcelona, 2012
El estreno narrativo de Luis García Montero (Granada, 1958), poeta,
ensayista y catedrático universitario, buscó como sustrato argumental la
biografía novelada del amigo y maestro Ángel González, una de las voces
mayores de la Generación del 50. Se tituló Mañana
no será lo que Dios quiera y
entremezclaba historia personal y crónica de un época de extrema dureza –la
guerra civil y sus efectos colaterales-, que condicionó durante décadas la
convivencia y la forma de vida de un país que hablaba en voz baja y era gris,
como la lluvia que había encogido la esperanza.
No me cuentes tu vida utiliza
una expresión coloquial para titular la segunda novela del escritor de Granada
y marca pautas que sugieren vocabulario coloquial, expresión de secuencias
cotidianas e historias rutinarias del ahora que conforma una actualidad que se va conformando con los datos de
personajes cercanos, cuya intimidad se expone al paso brusco de la realidad.
Quienes conozcan el
devenir biográfico del escritor encontrarán desde el inicio abundantes
similitudes entre el quehacer existencial y la voz narrativa. Como si hablara
un yo desdoblado que expone pormenores
biográficos guardados en algún trastero de la memoria: los días de Granada, el
crecimiento de la educación sentimental, el despertar de la conciencia cívica y
los hilos relacionales que van sumando acercamientos y fracasos del entorno
cercano. La escritura se convierte en un peculiar método de conocimiento, en un
espejo que devuelve la imagen ajustada
de quienes han protagonizado historias personales que el tiempo se
encarga de conciliar. El destinatario del largo soliloquio es Ramón, un joven
de veintitrés años, enamorado de Mariana, muchacha rumana que trabaja como
empleada doméstica en la casa. La distancia cada vez mayor entre Ramón y su
padre, Juan, empuja al progenitor a testificar sus propias razones vitales. Los
enfados coyunturales se van transformando en frío permanente; la convivencia se
llena de obligaciones enojosas y malentendidos. El abismo generacional enfrenta
a dos identidades que han vivido compromisos distintos y entornos por lo que es
necesario mantener lazos, sembrar vínculos que libren del desarraigo. Es
necesario abrir los ojos, ahuyentar las sensaciones de soledad y buscar
argumentos que fortalezcan un territorio común.
Las páginas de No me cuentes tu
vida dan la imagen de un diario en el que se anotan recuerdos y
consideraciones que buscan sentido a las actuaciones cotidianas. Alude a esa capacidad del tiempo para
recomponer grietas, para dar salida al laberinto, para normalizar relaciones
que superen el latido contradictorio del paso del tiempo.
Estoy de acuerdo, José Luís. Como muy acertadamente dices, en esta extraordinaria novela de mi paisano, existe una gran similitud entre "el quehacer existencial y su voz narrativa".
ResponderEliminarPara leer un libro, José Luís, nada como una orientación tan didáctica y perfecta.
Afectuosos saludos.
Hola Lorni, es una gratísima sorpresa recuperar tus opiniones en el blog. Como sabes, siento debilidad por la escritura de Luis García Montero. Preparé una edición crítica sobre su poesía, ROPA DE CALLE, que salió hace un año en Letras Hispánicas y ésa es la faceta del autor que prefiero. Pero es el escritor más completo de su generación y sus novelas pueden entenderse también como crónicas vivas del ahora. Siempre se funden lo personal y lo histórico.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte y mis mejores deseos literarios.