martes, 26 de febrero de 2013

JUAN M. VELÁZQUEZ. ASCUAS.

Algo que nunca debió pasar
Juan  M. Velázquez
Arte Activo ediciones, Vitoria-Gasteiz, 2012.

  Cada lector arrastra unos prejuicios que condicionan su manera de entender las páginas. En la reciente historia del País Vasco es inevitable ver en la sombra la capucha asesina de ETA, el dolor de víctimas inocentes, condenadas al silencio forzoso de sus ideas, el activismo mafioso de los delatores y el miedo al tiro en la nuca. A esa escabrosa senda se suma el agua sucia del terrorismo de estado amparado en siglas como los GAL y el sórdido ambiente de cuarteles y comisarías que tantas veces se llenó de barbarie  Así que al abordar la lectura de Algo que nunca debió pasar, segunda novela de  Juan M. Velázquez, profesor de Derecho Internacional en la UPV/EUH, autor del libro de relatos Secundarios de lujo y de la novela Hombres sin suerte, se confirman de inmediato afinidades y convicciones. Pero es necesario distinguir entre historia y literatura y sustraerse a la tentación de lo ético para centrarse en una trama ubicada en San Sebastián, que establece un logrado encaje accional, no con testimonios reales sino con invenciones verosímiles.
   Algo que nunca debió pasar comienza con una secuencia de extrema dureza, una sesión de tortura descrita con alucinado rigor, y se desplaza después a la biografías vivenciales de dos policías que caben en un catálogo de lugares comunes: ven en el turbio ambiente vasco un sitio de oportunidades para progresar en el Cuerpo Nacional, son del Real Madrid, de inteligencia mermada por la escueta formación cultural, músculo suelto, sin límites en la conciencia, puteros de fin de semana y amantes de la música de Julio Iglesias. Como representantes del bando encargado de mantener el orden y defender el estado constitucional  no tienen precio; han perdido los escrupulos y sólo se sienten náufragos provisionales en una zona de trincheras entre arraigados y desarraigados.
   Los policías Ramírez y Gutiérrez, llegados a Donosti a finales de los setenta, saben muy pronto que la vida va en serio; interrogatorios, algaradas callejeras y  el goteo de atentados se muestran con crudeza para sembrar una caótica normalidad en la que apenas quedan indicios racionales.  La cronología parece calmarse dos décadas después pero ni siquiera el ruido del tiempo evita los latidos del pasado. El ayer se hace presente cuando la desaparición de una joven deja a algunos protagonistas del drama en una representación trágica similar.
   Otra vez el viaje al fin de la noche tras un purgatorio de veinte años; otra vez el aserto maquiaveliano de que el fin justifica los medios, como suele ser práctica en las zonas umbrías de la novela negra. La identidad más significativa es Ramírez (Ramiro, ahora detective privado y ex de casi todo lo que aglutina un hombre común que arrastra las turbulencias del yo y una madeja de conflictos sentimentales) focaliza con crudeza el primer plano. Con la filosofía del hampa y notorias afinidades con los figurantes de D. Hammett, Ramírez sabe que no hay sitio para él en el remanso de la última costa. Acaso tampoco para otros personajes como Gutiérrez, Marisa o los habituales de la Goma 2 que hallaron identidades nuevas, convertidos en empresarios de vida burguesa.
   Algo que nunca debió pasar revela los pasajes resbaladizos de una realidad oculta y huidiza en la que aflora el rostro verdadero, la naturaleza sin máscara. Con sinceridad radical, la novela contradice el estar sosegado, desmiente la tregua después de la barbarie y remueve el espacio de convivencia que dicta una falsa normalidad. Ni la memoria olvida ni los sentimientos enmohecen en las machadianas galerías del alma, convertidas en un lodazal. 

4 comentarios:

  1. La memoria.
    Qué imprevisible, lesiva y tenaz aptitud.
    No sé si me permitirá leer este libro, pero me trae por aquí muchas veces.
    Y te manda recuerdos.
    Y yo te envío abrazos.

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    1. Querida amiga, es un libro complejo, en el que hay que adentrarse sin prejuicios porque los buenos no son tan buenos y los malos dudan.
      Tiene personajes de primera línea y una trama de anclajes milimétricos.
      Te gustará. Juan M. Velázquez es un narrador a tener muy en cuenta en las nuevas hornadas.
      Un abrazo y mi gratitud por estar cerca.

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  2. Atendiendo a la sinopsis de esta nueva publicación, parece tratarse de un libro interesante, José Luís.
    Mucho se agradece que nos muestres todo lo bueno que en tus manos cae.
    Por otra parte, interesante también lo de hacer distingos entre literatura e historia literaria. Nada que ver estos dos conceptos, aunque convivan de forma tan paralela.
    Saludos.

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    1. Plantearse un escenario narrativo en el País Vasco de fin de siglo es arriesgado, muy arriesgado; supone partir de una realidad conformada por la Historiografía y por la ideología personal y no es nada fácil ser objetivo.
      Nada fácil. En cuanto a los méritos literarios debo decirte que el libro los tiene y que Juan M. Velázquez, de quien nada sabía hasta esta obra, me ha parecido un autor a seguir. Un abrazo y gracias por estar.

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