viernes, 22 de febrero de 2013

ESTHER MUNTAÑOLA. TIEMPOS DE FRÍO.

 Flores que esperan el frío
Esther Muntañola
Poesía, Trea,  Gijón, 2012 

   Casi una década ha transcurrido desde que Esther Muntañola (Madrid, 1973), artista plástica, Licenciada en Bellas Artes y docente en ejercicio en un instituto de Secundaria, editara su primer poemario en la imprenta bejarana de Lf Ediciones, al cuidado de Luis Felipe Comendador. El largo paréntesis de buscado silencio me sugiere una reflexión previa sobre la actitud del yo biográfico ante el hecho literario: un deseo de profundidad y maceración, un afán de indagar en lo esencial de la palabra sin preocuparse en lo más mínimo por aparecer en los escaparates de la actualidad o por buscarse sitio entre los asientos libres de grupos y etiquetas.
Flores que esperan el frío, título con reminiscencias literarias, se abre con un liminar firmado por la poeta Berta Piñán. Es un texto  que guarda un pautado equilibrio entre reflexión y emotividad, con enunciados clarificadores como los que siguen: la mirada poética de Esther Muntañola contempla el mundo desde el asombro de lo pequeño, busca una esencia minimalista, y acepta la belleza con una emoción contenida que llena el entorno de enlaces subjetivos.
   Con esas coordenadas estéticas nos adentramos en un libro que fusiona percepción sensorial y estados de ánimo. El mundo es diverso, desajustado, frío. En él caben identidades que naufragan en la opacidad de lo diario y se exponen a la indagación de las palabras. Pero los contraluces de la realidad tienen una solana, una fachada diáfana en la que el amor actúa como mar de fondo que concede otro sentido al contorno de las cosas. Esa presencia de lo sentimental es un cerco que aísla y protege; y al mismo tiempo prolonga las sacudidas de la identidad hacia el otro, hacia ese espacio íntimo que nos dice que no estamos solos.
  El avance argumental parte de una situación condicional: “La tormenta de piedras arrasó las flores “; con esa metonimia de la desolación, el yo poemático emprende itinerario vivencial por el reverso de la realidad, por el espacio umbrío. Pero la belleza está sobre la superficie, esperando la retina despierta, capaz de capturarla: “Todo habla en silencio, lentamente, / y a veces, sólo a veces, / nos detenemos y escuchamos “. El cielo es abarcable y se dibuja azul sobre la obstinación de la costumbre.
   Los poemas que integran Flores que esperan el frío respiran emotividad y transparencia, buscan palabras que amalgaman la calma y la tormenta para fijar la certeza elegíaca que tienen los instantes al paso. 

 

 

3 comentarios:

  1. Querido José Luis: estupenda reseña sobre el libro de Esther. Como ya creo que te he dicho en otra ocasión, el libro se merece la atención de la crítica. Y, tú, como siempre tan generoso, no dudas en dársela. Gracias por estar siempre con todos nosotros y tan pendiente de lo que hacemos. Un beso fuerte.

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    1. Querida Herme, disfrutaré mucho cuando Esther presente este poemario tan hermoso en Rivas; sabes que siempre he dedicado mi tiempo y mi energía en leer a los demás y la única compensación que depara tal actividad es hallar en las páginas buena poesía. Y el libro de Esther tiene poemas envidiables.
      Gracias a ti por ser tan generosa con mi literatura. Y por tu amistad de siempre.

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  2. José Luis, como Xosé Bolado no transita la redes sociales y ha visto (ya sabes que entre nosotros nos pasamos todas las cosas) tu reseña sobre "Flores que esperan el frío", me manda un comentario para que te lo incluya aquí porque quiere hacerlo público. Es este:

    Qerido José Luis: qué guapas palabras para animar a la lectura de un poemario que merece seguirse con pausas de crecimiento. Con el ritmo que exige su poema de cierre o de apertura,ese poema árbol que también representa la luz de Esther en la vida de sus amigos. Xosé

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