Mansa chatarra Francisco Ferrer Lerín Edición de José Luis Falcó Jekyll & Jill, Zaragoza, 2014 |
VETA ONÍRICA
En los análisis críticos estamos habituados al agrupamiento gregario; la tarea creadora del solitario aparece siempre como indicio de disonante
heterodoxia. Francisco Ferrer Lerín (Barcelona, 1942) pertenece por edad a la
promoción veneciana, pero rara vez aparece entre los integrantes de
aquella Generación del Lenguaje, que encabezaran Pere Gimferrer y Guillermo
Carnero bajo la batuta promocional de Josep María Castellet. Así que su
quehacer literario es un demorado soliloquio, cuyo máximo refrendo fue el
Premio de la Crítica, concedido en 2010 por su libro de poemas Fámulo (Tusquets, 2009).
La senda
biográfica no desdeña el sustrato pintoresco. Su padre, médico, y su madre,
actriz, propiciaron una madrugadora inquietud intelectual, conformada en los
jesuitas de Sarriá y después en los escolapios. Comienza medicina en la
universidad para decantarse finalmente por la ornitología, una pasión que
convive con la práctica del póquer, trabajos intermitentes de editor y la
morosa traducción de Eugenio Montale, Tristan Tzara y Saint John
Perse. Su perfil literario se mantuvo desvaído durante décadas, incluso llegó
a especularse con su inexistencia, como simple heterónimo de Pere Gimferrer, aunque se multiplicaran en el tiempo salidas de poesía, novela y relatos.
En Mansa chatarra el poeta, profesor y antólogo José Luis Falcó
compila una nutrida colección de relatos dispersos en la obra, enriquecida con por una veintena de inéditos.. El más antiguo,
“El monstruo”, procede de 1963, y el más reciente, “Domicilio, 21” data de
2013, estaba inédito en papel, aunque formaba parte del blog del autor.
También el título de la selección se empleó por vez primera en 1969. La meritoria
introducción de José Luis Falcó establece las coordenadas comunes de los textos
“cuyo denominador común estriba en la procedencia onírica de su material
literario. A la hora de realizar la selección, se ha entendido el espacio
onírico como aquel que recoge fundamentalmente las nociones de sueño y
ensoñación ".
No me corresponde a mí establecer ahora una teoría del sueño; pero sí
constato su tendencia a presentarnos planos deformes de lo real, donde un
yo desdoblado se vislumbra a sí mismo en situaciones y actitudes fuera de
norma, como si los límites de la razón precisaran otros territorios abiertos en
los que hallaran cobijo contenidos con una fuerte carga simbólica.
Pese al largo periodo de escritura que abarcan los relatos, en la persistente evolución de esta muestra no hay
excesivos cambios de tonalidad. Francisco Ferrer Lerín deja cauce libre al
lenguaje natural de los sueños y a las variables del asombro, una forma de
restaurar el equilibrio entre realidad e imaginación. Su escritura amalgama vislumbres vivenciales e imágenes oníricas en las que el sedentarismo
se quiebra para mostrar episodios sombríos, procesos fisiológicos asociados a
ciclos naturales que transmiten sensaciones inquietantes, e historias mínimas que germinaron tras la lectura. Casi siempre queda
velado el sustrato biográfico o el quehacer laboral como ornitólogo experto en
aves carroñeras, aunque estén ahí con la voz confidente de la experiencia.
El insulso mercado actual condena al catálogo de las editoriales más
jóvenes a una circulación restringida. Sería una lástima que tal circunstancia
se diera en este libro, editado con gusto por Jekyl l& Jill. La obra incorpora
además algunas sugerentes fotografías y nos deja un primer plano, bien definido por José Luis Falcó, de un autor plural, con marcado acento personal, que
saca a la luz su veta onírica; un sitio de cruce entre la realidad y lo mágico.
Magnífico blog amigo... intentaré estar al tanto de lo que nos compartes, abrazos, jaime
ResponderEliminarQuerido amigo, agradezco de veras tus palabras; nada más grato que encontrar en los textos la complicidad del lector. Cada reseña es sólo una propuesta que busca enriquecerse con otras miradas. Un saludo fuerte de bienvenida.
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