La patria del hombre
Cristian David López
Trabe, Oviedo, 2015
EVOCACIONES
El escritor paraguayo Cristian David López (Lambaré, 1987) consiguió con
La patria del hombre el Premio
Asturias Joven de Narrativa en la conovocatoria de 2014. Era su primera incursión en la prosa,
tras la edición de Reflexiones y
epifonemas del escritor Rafael Barrett, la amanecida de algunos de sus
poemas en textos colectivos y la coedición y traducción de Cantos guaraníes.
La crítica suele hablar de “novela de aprendizaje” o bildungsroman al etiquetar propuestas
narrativas de trazo autobiográfico que tienen como elemento central de la
trama el recorrido personal desde la infancia. El punto de vista del relato se
hace coincidir con el ideario del ego biográfico que así aparece como
privilegiado acumulador de experiencias vitales expuestas en primera persona.
En ellas contrasta la fragilidad del ser concreto con un entorno proclive a
someter a interminables pruebas. De la superación de obstáculos
emana un soporte cognitivo que dota a quien lo tiene de un epitelio fuerte que
ayudará a superar otras posteriores.
La patria del hombre, título
que remite de inmediato al conocido verso de Rainer María Rilke, reconstruye un
transfondo marcado por la incertidumbre. El protagonista nace en el seno
de una familia muy humilde y desde el comienzo están presentes el dolor y la
soledad. El abandono del padre, los malos tratos, la huida, la acogida en La
Congregación y el empeño diario del niño en salir al paso de cualquier
necesidad son hilos argumentales que definen
un libro escrito desde la memoria. Los cambios vitales amanecen con un azaroso
discurrir en el que apenas hay sitio para la reflexión. El estar se convierte
en un complejo hilvanado de relaciones provisionales; las respuestas
no permiten la pasividad sino el ejercicio de una voluntad activa para encontrar
un lugar propio.
Cada juicio del yo es la constatación de un estar solo que acrecienta el
naufragio y va fomentando el proceso de maduración respecto a otros niños y a
los adultos cercanos. La voz interna resuena en medio de la sombra para moldear
un destino acorde.
El volumen La patria del hombre
se organiza en breves capítulos de clara autonomía. Son secuencias que, como
tramos, se van yuxtaponiendo hasta construir un emotivo recorrido: en el
andar de paso el cielo azul de la amanecida se va tiznando porque las ausencias
esenciales, la madre y el padre, dejan al ser en formación sin los dos vértices
más firmes. Esta falta de asideros hace sitio a presencias que así pasan a construir un nuevo cominitario.
“Lo bueno de ser niño es que el tiempo siempre te ofrece algo nuevo”,
proclama con optimismo el sujeto confidente. Y en esa percepción de un transitar
mudable se acumulan contingencias que van llenando el equipaje vivencial. Así
fermenta la historia personal y su relación con la adversidad, esa costumbre de
vivir a solas en el contraluz. El breve epílogo clarifica la naturaleza
ficcional de estos relatos enlazados y da voz a una imaginación repleta de
vislumbres lejanos. El constante uso de localismos intensifica con eficacia la
sensación de pertenencia a La Congregación, erigida como
centro; es una comunidad religiosa paraguaya ubicada en Repatriación (Caaguazú)
que, desde su fundación, practica un cristianismo comunal y solidario, que
acoge a los que soportan las máscaras de la injusticia. En ese
peculiar centro, donde perviven usos y costumbres anclados en un
ruralismo que refuerza su atmósfera singular, vivió en su infancia el autor,
Cristian David López.
La novela La patria del hombre
con prosa emotiva, donde adquiere gran relevancia el sentimiento, recrea
aquella realidad hecha refugio y fuente de conocimiento. Es un ejercicio íntimo
y profundo que muda la escritura en gratitud.
Más que agradecido, agradecidísimo por tus amables palabras y tu lectura. Me has alegrado el día. Gracias, querido José.
ResponderEliminarEres muy amable, Cristian, y me ha sido muy grato navegar en esta autobiografía hecha cercana latitud. Una alegría para mi estar cerca de tu amistad y de tu literatura.
EliminarYa tengo el libro de Cristian, que leeré en breve (los libros esperan pacientes su turno... no les queda otra). Después de tu reseña tengo más ganas aún ponerme con él, estoy segura de que me resultará un lectura interesante y disfrutaré con ella.
ResponderEliminarEn cuanto tenga oportunidad de coincidir con Cristian, me hará también muy feliz que me la dedique.
Gracias José Luis, por acercarnos esta lectura.
Sandra.
Nada me agrada más que difundir el trabajo de jóvenes creadores que poco a poco van llenando la plaza de la literatura actual. Cristian David López ya es una realidad y espero que pueda dedicarte pronto su primera novela. Tengo la impresión de que la persona estará en consonancia con el trabajo literario. un fuerte abrazo.
EliminarJosé Luis, tengo la suerte de conocer ya personalmente a Cristian (a raíz de la colaboración que hice en su revista Anáfora) y precisamente le tengo tanto aprecio por la grandeza de persona que transmite desde la más sincera humildad y para mí eso es lo más importante. Ya te comenté alguna vez José Luis que la prepotencia es algo con lo que no me llevo nada bien y si alguien está más alejado de ella, creo que es Cristian David, al menos es lo que me transmite a mi y , me consta que, a más personas que le conocen.
EliminarAsí que no puedo tener más que palabras de admiración y afecto para él.
Sí, como es paisano de adopción y de corazón, seguro que coincidiremos pronto en algún evento en el que me pueda dedicar su libro.
Yo le deseo de corazón , todos los éxitos profesionales, porque personales estoy seguro de que ya los ha conseguido.
Otro abrazo fuerte José Luis para ti.
Sandra.
¿Tienes el libro de aforismos que Cristian editó sobre Rafael Barret? allí hizo un buen trabajo como editor.
ResponderEliminarAh pues no lo tengo José Luis. Lo buscaré si tú me lo recomiendas. Gracias!
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