jueves, 21 de mayo de 2015

MANUEL NEILA. CLIMA DE RIESGO

Clima de riesgo
Manuel Neila
Renacimiento, Sevilla, 2015

LA VIDA BREVE
 
   En los últimos años, la escritura de Manuel Neila (Hervás, Cáceres, 1950) ha sido muy fecunda y diversa, “ un continuo pasear por la ciudad del lenguaje”  hasta desmentir ese molde gastado de escritor secreto y cauteloso que pregonaban las solapas de sus libros. Cultiva facetas como el ensayo breve, los aforismos, la traducción, el articulismo crítico y la poesía de la que encontramos una representativa selección en la antología El camino original, prologada por Luis Alberto de Cuenca. Su mano también ha impulsado varias ediciones críticas sobre todo de autores franceses y es el director literario de la colección de aforismos “A la mínima”, en la editorial Renacimiento.
   Su nueva aportación Clima de riesgo compila breves anotaciones escritas con un enfoque meditativo. El protagonista verbal da cuerpo a una “conciencia vigilante” que hace del acontecer un cúmulo de sensaciones, pensamientos y afanes. Son los estados de una personalidad zarandeada por las marejadas sociales; la identidad concreta del personaje está definida por un tiempo histórico que modifica o regula su fondo de convicciones.
   La disposición fragmentaria del material compilado no tiene fechas aclaratorias (más allá del aserto general de 2012 que abre el volumen) aunque tiene amplias afinidades con el fluir orgánico del diario. En él se suceden opiniones personales y juicios críticos de urgencia que germinan apenas concluye la lectura, junto al legado de impresiones que proporcionan los viajes y el pesimismo tácito de los titulares de prensa.
  En suma, un dietario que invita al pacto autobiográfico del yo frente al espejo de los días, cuyo afán más representativo y practicable es el diálogo callado de la biblioteca. Vivir es eso: literatura; un itinerario habitual que tiene como meta los estantes para escuchar sugerencias y revelaciones, porque el poder de la memoria cultural es impagable y ayuda a superar el estado de incertidumbre de la vida breve.  Pero la realidad nos convoca a diario  a habitar sus aceras y a representar el papel de peón en brega frente a un mundo cambiante, sensible y perecedero que no pocas veces se refleja en el cristal con el ceño fruncido y desapacible. El ser ciudadano dirime sus actos en un campus social que genera sentimientos paradójicos, estados de ánimo discontinuos. En él perdura la “nostalgia de la inocencia”, una sensación que conlleva la idealización del pasado y baña la cronología del ahora de escepticismo e ilusión catatónica.
   La pujanza narcisista de quien hace de lo cotidiano inacabable sustrato argumental siempre acaba formulando una cuestión central: la razón de ser de la práctica autobiográfica. Manuel Neila formula sus anotaciones bajo el flexo de luz de una doble exigencia: veracidad y fabulación al crear este fragmentario monólogo del yo como sujeto moral y estético.
   Clima de riesgo sugiere la caligrafía de una carta personal que recrea el complejo transitar del pensamiento en su recorrido por los días. Diálogos y confidencias de una voz limpia y nunca distante que siente empatía por los jardines de la escritura. Palabras sueltas de un solitario que escribe: “Pensar por cuenta propia es pensar a la intemperie, al socaire de la comunidad académica y lejos de la comunidad civil”. Páginas para dar voz al otro, ese personaje escindido que habita en el interior de cada uno.

2 comentarios:

  1. me ha encantado encontrarte Es bello como trasmites lo que quieres de una manera intensa y profunda

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    1. Gracias, eres muy amable y es hermoso pensar que la escritura sirve para crear puentes de complicidad y de afecto. Así que un abrazo de bienvenida y muchas gracias por tu confianza.

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