Un saludo entrañable; disfruto estos días escribiendo pequeños textos que están entre el aforismo y el microrrelato, y es un placer descubrir la presencia de amigos cerquita como tú. Un abrazo fuerte.
Qué noche más grata en la Alberti hoy, con José Luis y Cristian: he ido a por ellos a Madrid para pasear por Rivas y ha sido una tarde de las de diario. Después los amigos nos han acompañado en una velada llena de calor y poesía. Te echamos de menos.
Hay barcos resistentes y hay hielos a lo suyo; a mí que siempre navego entre las aguas azules de la inquietud me viene bien encontrarme cerquita con el puerto de tu amistad... Un gran abrazo.
Claro, porque puede llegar un momento en que la coherencia y la constancia se conviertan en obstinación y tozudez.
ResponderEliminarUn saludo entrañable; disfruto estos días escribiendo pequeños textos que están entre el aforismo y el microrrelato, y es un placer descubrir la presencia de amigos cerquita como tú. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarEn el último momento, uno siempre espera alcanzar un bote salvavidas. Un cuento tan breve como lleno de sentido común. Tan certero. Abrazos.
ResponderEliminarQué noche más grata en la Alberti hoy, con José Luis y Cristian: he ido a por ellos a Madrid para pasear por Rivas y ha sido una tarde de las de diario. Después los amigos nos han acompañado en una velada llena de calor y poesía. Te echamos de menos.
EliminarMuy bueno, jejejeje
ResponderEliminarHay barcos resistentes y hay hielos a lo suyo; a mí que siempre navego entre las aguas azules de la inquietud me viene bien encontrarme cerquita con el puerto de tu amistad... Un gran abrazo.
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