Un año en la otra vida José Mateos Editorial Pre-Texctos, Narrativa Contemporánea Valencia, 2015 |
EL LUGAR IMPOSIBLE
Las páginas autobiográficas de Un
año en la otra vida contradicen desde el título la condición objetivista y
testamentaria del diario. Aquí no se trata de sembrar contingencias, que se van
hilvanando en el acontecer existencial, sino, más bien, de crear un clima
emotivo. Y ese espacio sentimental no tiene límites concretos; es el lindero
ambiguo de lo que sucede entre la realidad y el sueño: el lugar imposible. De ahí
el sentir poético de muchas anotaciones, el levitar de la memoria en la
incertidumbre de un estar atemporal donde resulta posible el diálogo entre
presencias y ausencias, o todavía más complejo: el compartir sitio entre vivos
y muertos.
José Mateos pone en nota previa su advertencia al lector: “Desde el
dolor o desde la alegría, yo solo he escrito aquí de lo que amo, que es como
decir que he escrito de lo que
ignoro. Y he escrito de lo que amo para poder amarlo más, en cada sílaba de su
nombre. He escrito de una amiga muerta, del mar o de unos membrillos por el
puro gusto de nombrarlos, nada más, porque al nombrar lo que se ama se recrea
uno en lo que ama.”. La voz narrativa deja su rastro desde una implicación
afectiva máxima y ello condiciona la naturaleza de esta tarea que emparenta al
máximo con el quehacer poético. Quien vuelve la mirada hacia atrás se busca a
sí mismo, se siente extraño en otro tiempo y desanda recuerdos sabiendo que el
pasado no es una opción de vida imposible sino un hábitat recuperable, en el
que permanecen asentadas e inalterables las cosas de siempre.
La escritura permite volver a ser, recuperar el estado de inocencia,
cruzar umbrales y entrar en las casas donde viven los ausentes, como si el yo
tuviese una identidad de niebla que le permitiese caminar por el otro lado de
la vida. Esa naturaleza de ser fronterizo hace que el yo real desaparezca y que
pierda la opacidad de su materia para ubicarse en una nueva dimensión en la que
lo real cobra otro sentido: “El presente es tan sólo la ola que se retira para
dejar paso a otra ola. El presente es el instante que pasa y que pasa hacia
ninguna parte, hacia nada que no sea su propia desaparición “ (Pág. 21).
Las anotaciones entrelazan asuntos en los que se va gestando el núcleo
de obsesiones esenciales del autor; en Un
año en la otra vida sorprende la afirmación continua de la muerte; es una
constante que afecta a vivencias a distinta distancia: está la muerte de una
anciana entrevista en algún viaje, que formaba parte de un paisaje estático y
cobijado en la rutina, o la del viejo maestro que abrió sendas para percibir la
belleza del mundo; y están esas muertes que abrieron hendiduras que nunca se
cerraron porque con ellas cambió la epidermis de la conciencia para ser más
transparente y frágil.
Los textos de estas páginas
autobiográficas de José Mateos tienen mucho de alacena, de mueble
preservado de la prisa insolente de los calendarios. Incluso cuando sus
sentidos se ponen a conversar sobre lo tangible, como ante la cercanía de las
formas duras del membrillo, prefieren la inmersión: esa fruta es luz, y un olor
persistente, y una estela que deja en la memoria la mirada del tiempo y la
quemadura de lo transitorio. Porque las cosas nacen para agostarse y someten a
quien las mira a una ensoñación reflexiva, a repetir el gesto callado de quien
sopla sobre el rescoldo y la ceniza.
Un excelente poeta José Mateos. Pronto me toca leer este libro. Excelente reseña también. Feliz domingo José Luis.
ResponderEliminarComparto tu juicio lector sobre José Mateos, a quien tuve el gusto de conocer en sus primeros poemas, cuando yo daba clases en Arcos de la Frontera; ya entonces me sorprendió su quietud, su estar sereno y su inteligencia poética. El diario es excelente y muy personal. un fuerte abrazo.
EliminarNo conocia yo esta faceta de Mateos como diarista. (Tampoco, confieso, como poeta). Remediaré estos lapsus lo antes posible. Gracias, claro,a tu honda y espléndda reseña que me anima a hacerlo.Abrazos.
EliminarHola Hilario, hoy Madrid parecía Brooklyn con temperaturas bajo cero, así que el tiempo aconsejable para adentrarse en la literatura autobiográfica de José Mateos, un poeta brillante y un diarista de altura. Te encantará; recuerda la recomendación de José Muñoz Millanes. Y tenía razón.
EliminarÉste es un libro que he tenido el placer de leer hace muy poquito y en él he encontrado frases con una indudable profundidad poética. Incluso hablando de la muerte habla de la vida misma, de lo transitorio y de lo perdurable mientras haya memoria. Es un libro muy interesante. Un abrazo.
ResponderEliminarHola poeta, la muerte es una presencia continua en las anotaciones de José Mateos, pero no hay estridencia ni patetismo sino percepción de lo transitorio, pautada convivencia entre ausencia y estar. Un gran abrazo y mil gracias por tu reflexión.
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