Paris-Austerlitz Rafael Chirbes Anagrama, Narrativas Hispánicas Barcelona, 2016 |
DERRUMBES
El reciente adiós de Rafael Chirbes
(Tavernes de la Valldigna, 1949-2015) supuso en los medios literarios un
análisis global de su bagaje creativo que integra títulos tan aclamados como La caída de Madrid, Los viejos amigos, Crematorio
y la multipremiada novela La otra
orilla. Unos meses antes de su fallecimiento concluyó, en su versión
definitiva, Paris-Austerlitz, una
entrega que lleva detrás un complejo proceso de escritura demorado durante dos
décadas, con notables interrupciones temporales. El libro relata una relación
amorosa desde el final, a través de una evocación que dibuja los caracteres
contrapuestos de sus protagonistas. Quien busca indicios del pasado en la
memoria es un joven pintor de clase media que apenas supera la treintena y
llega a París con la intención de sacar adelante su vocación artística. Las
oportunidades tardan en llegar y debe buscar en una empresa de muebles y
decoración un puesto estable como dibujante hasta que pueda dedicarse a la
pintura con las mejores condiciones. Michel, en cambio, es un trabajador
curtido cuya fuerza física es su mejor reclamo en el continuo trasiego de
amigos y amantes y en la aceptación social de quienes lo consideran un integrante
más de los suburbios.
Los dos amantes pertenecen a mundos
confrontados y solo su relación sentimental acerca senderos vitales en los que
se plasman afectos, placer y desencuentros hasta que aparece la enfermedad y
sus abrasivos efectos.
En los días finales, Michel es un yo
enclaustrado en un hospital parisino que pierde de forma alarmante cualquier
esperanza de recuperación, mientras el joven pintor desde la soledad va rememorando los distintos
estadios de su convivencia como si la rememoración permitiese hallar sentido a
los días comunes. A veces el regreso al ayer resulta doloroso, como si las
heridas de la separación siguieses abiertas y la sensibilidad no quisiera ver
el sitio donde se ha consumado la derrota.
El amor entre los dos hombres no aparece
ahora como un reducto íntimo de acercamiento y pasión sino como un conflicto en
el que se implica a fondo la personalidad de los amantes en los distintos
estadios: acercamiento, plenitud, dolor y rechazo.
El sida como instrumento destructivo
supone el cierre de la esperanza. El internamiento de Michel y la
pérdida progresiva de sus capacidades físicas y mentales lo transforma en otro.
En su derrumbe nada es igual. En su estar se convierte en un superviviente que
mira el pasado con el resentimiento de quien confirma en él que ahora paga el
precio de una gravosa hipoteca. El amor no es una luz cálida que ilumina un
espacio mínimo sino una casa con grietas que poco a poco se abre a la
intemperie.
Rafael Chirbes deja en su último viaje
por la ficción una obra dura, que se asoma al sentimiento amoroso sin
concesiones, despojado de idealizaciones, como si no se pudiese ofrecer
resistencia al arrastre de un destino que es siempre expresión del azar, donde
nunca es posible chapotear hasta el envejecimiento en el charco de los hábitos. La muerte espera.
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