lunes, 8 de mayo de 2017

NÉSTOR VILLAZÓN. NO VUELVA USTED MAÑANA

No vuelva usted mañana
Néstor Villazón
Dolmen Editorial
Madrid, 2017

UNA PROFESIÓN DE RIESGO


   Tras la estela de Ramón Gómez de la Serna, el primer tercio del siglo XX supuso una verdadera eclosión de efectos cómicos literarios. En torno a la generación del 27, agrupada en los actos conmemorativos del tricentenario de Góngora, tomó cuerpo un grupo de creadores que renovó el humor desde un quehacer vanguardista. Edgar Neville, Tono, Miguel Mihura, José López Rubio y Enrique Jardiel Poncela fueron los protagonistas más relevantes. Son escritores que utilizarán el humor como estrategia expresiva para cuestionar valores, desajustes y actitudes sociales. Pero el humor por su acercamiento al público y por su aceptación popular casi nunca ha gozado del aprecio académico, siempre con la pretensión de poner los ojos en la jerarquía de la alta cultura. Así se han ido diluyendo movimientos estéticos y propuestas escriturales sin que el humor –más allá de la ironía o el erosivo sarcasmo- tuviese una exteriorización asentada, salvo en revistas especializadas y en las publicaciones gráficas de quiosco.
   Más allá de esta situación estructural, el humor es un síntoma de época. Así lo entiende Néstor Villazón (Gijón, 1982). El poeta y dramaturgo asturiano, galardonado con numerosos premios nacionales e internacionales, entreabre la geografía de lo laborable para mostrarnos una profesión de riesgo: su trabajo de librero en un concurrido establecimiento comercial madrileño. En ese entorno de mansa convivencia entre libros y clientes colecciona un abrumador anecdotario, enriquecido día a día, que transforma la rutina en escepticismo, sonrisa o carcajada. Van y vienen entre las estanterías el surrealismo los chistes sin palabras, el gesto caricaturesco, la memez, o la ingenuidad sin trazos como transeúntes circunstanciales que dejan estelas en la mirada del escritor.
   En el jugoso introito, el escritor y librero José María Mijangos recuerda que el cliente siempre tiene razón; así que conviene evitar monosílabos cejijuntos y mostrar al día el cartelito de abrazos disponibles. El libro es un prodigio de sensatez al que hay que someter de cuando en cuando a cuidados paliativos con vocación y afecto firme, como quien lee “una versión fácil” del Quijote.
  Junto a los lectores potenciales, también acuden a la librería, subidos casi siempre en altos tacones de su talento, los autores: aquellos que se autopublican, buscan para su obra un escaparate con foco, o pretenden firmar a mano sus libros para que los clientes tengan también sus inmortales garabatos. Y no faltan los que difunden su fe; una presentación bien organizada convertirá su encuentro con el público en un evento de masas. Puro optimismo de una vanidad sin mácula que se preserva en los calendarios.
  No sé si los ladrones son gente honrada, pero parece que andan ahora compaginando oficio y cultura, cogiendo un libro de este estante, otro del siguiente y dignificando su expresión con ese gesto inocuo de la inocencia que convierte al yo en otro. Además hay también practicantes del oficio que acaban convirtiéndose en conocidos habituales con los que compartir en el metro algunos comentarios sobre la salud o sobre próximos escarceos; es posible ver también adolescentes ingenuas que llevan la mochila vacía o preguntan al dependiende si los libros tienen alarmas y dónde se suelen colocar…Pues eso, que los ladrones ilustrados prosiguen en el tiempo digital con premeditación y alevosía y con vigilantes de seguridad que miran más el color de la piel que la maña dolosa de quien roba.    
   Néstor Villazón enriquece el aporte de historias con algunas entrevistas complementarias. Así Diego Doncel, poeta, crítico y novelista habla de su relación con los libros como pasión necesaria y espacio para la vida; comenta también, más allá del libro como producto de mercado, las mutaciones que han ido sufriendo las librerías, desde aquellos establecimientos casi artesanales, donde el contacto era cómplice y a flor de piel. Y, naturalmente, reflexiona sobre el papel de la poesía y su estar clandestino. Otra entrevistada es Conchita Piña, de Ediciones Antígona, que desde 2006 se ocupa esencialmente de la edición de textos dramáticos y de filosofía. Esta especialización ha servido para dar solidez a un proyecto joven  que da buena presencia editorial al mundo del teatro y a las dramaturgias emergentes. La entrevista aporta un poco de sosiego al disparatado recorrido por la sonrisa urgente. Y confieso en este punto mi papel de juez y parte. Néstor Villazón me entrevistó para dar mis opiniones críticas sobre el momento actual, sobre la trinchera entre papel y formato digital y resumir de paso la temperatura media del momento poético, así que también muy honrado por su confianza y por pensar que mi breve anecdotario de visitante asiduo de librerías podía aportar más calor a las galeradas cómicas de No vuelva usted mañana.
   Otras voces se suman en discreto coloquio a difundir su experiencia en lo jocoso para concluir que sin duda el padre de la idea y el portador de un anecdotario para preservar es Néstor Villazón, quien realmente queda como voz singular de un libro atípico por su carácter exento de otra pretensión que no sea el divertimento. Si el surrealista André Breton entendió la filosofía del humor como trasgresión vanguardista, como una manera de sobreponerse a la adversidad y como distanciamiento  de la realidad, Néstor Villazón  convierte estas anécdotas en amplia expresión de vitalismo, en una deliberada puesta en escena donde el absurdo es personaje principal. Néstor se esfuerza en trazar un diario contable de la realidad y nos deja en las manos el balance de cierre, la sonrisa del niño que rompe un caballito de cartón para descubrir qué contiene su interior. 


3 comentarios:

  1. Muy agradecido a Néstor Villazón por incluir mis palabras en su libro; siempre es un acto de felicidad perderme en los pasillos de una librería. Abrazos.

    ResponderEliminar
  2. felicitaciones por ese léxico en que se adorna a si mismo gratinado de imágenes metafóricas. La originalidad de una critica hecha en una palabra fresca bebida en el elixir de lo espontaneo, lo sorprendente. Mágico su fraseo elocuente y por demás esta decir que muy gráfico, rítmico,y hasta grato y musical.Saludos respetuosos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por los elogios, querido amigo, la crítica como cualquier otro género literario debe ser una invitación al lenguaje y en el intento estoy. Me alegra que te haya gustado la mirada al libro de Néstor Villazón, un excelente poeta. Feliz día

      Eliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.