Esa felicidad de ser testigo del despertar del día. El césped duerme mientras dura el silencio de los aspersores. Después ese vuelo del agua que se aposa en el verde. Y pájaros que llegan y palomas para hacer de lo sencillo una costumbre, una estampa que guarda la memoria para ahuyentar el frío.
Gracias, poeta, me gusta percibir en lo diario esas gotas de luz que nos alegran en los momentos más grises. La mirada al jardín, el siseo del aspersor, los mirlos picoteando en la niebla del agua dispersa es una forma de desearte que estés bien, que seas feliz, que respires limpio un poco de optimismo.
Esa felicidad de ser testigo del despertar del día. El césped duerme mientras dura el silencio de los aspersores. Después ese vuelo del agua que se aposa en el verde. Y pájaros que llegan y palomas para hacer de lo sencillo una costumbre, una estampa que guarda la memoria para ahuyentar el frío.
ResponderEliminarMucha belleza hay en una diaria mirada.
ResponderEliminarLo hondo está siempre en un parpadear.
La maravilla de la mirada es poder volarla.
¡Qué bella entrada!
Gracias, poeta, me gusta percibir en lo diario esas gotas de luz que nos alegran en los momentos más grises. La mirada al jardín, el siseo del aspersor, los mirlos picoteando en la niebla del agua dispersa es una forma de desearte que estés bien, que seas feliz, que respires limpio un poco de optimismo.
Eliminar¡Qué belleza!
EliminarRecibo tus deseos de bien, conmovida y agradecida.
Como se agradece un buen poema.
La poesía es una forma de resistencia, siempre, Gabriela, así que aprendo a diario de tu estar. Abrazos.
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