Eternidad provisional Rosario Troncoso Selección y prólogo de Paco González Fuentes Takara Editorial, Colección Wasabi Sevilla, 2017 |
INVENTARIO DE VIDAS
Advertirá el lector de inmediato el afecto personal por Rosario
Troncoso, cuya labor editorial ha llevado a imprenta hace muy poco tiempo mi antología
Pulsaciones, un mapa de ruta del
discurrir poético de casi tres décadas. Su labor en equipo con Carmen Sotillo no contamina el entusiasmo lector
por su poesía y la cercanía crítica con sus presupuestos literarios y su forma
de entender la creación. Rosario Troncoso cultiva una poesía intimista, que
indaga en los estados afectivos, en la que el personaje lírico tiene una
evidente correlación con el soporte anímico del ser biográfico. De su riqueza y
expresión diversa da cuenta el volumen Eternidad
provisional, un paso más en el joven catálogo de Takara Editorial, donde ya conviven autores como José Manuel Benítez Ariza, Elías Moro y Javier Sánchez
Menéndez.
Cada cartografía lírica aporta una manera de acercarse al verso y
despliega un escenario propio para que en él camine su personaje verbal,
marcado siempre por esos estímulos exteriores que impulsan y dan rumbo a los
asuntos poéticos. En Eternidad
provisional hallamos de entrada un oxímoron que requiere un instante de
pausa. El aserto contrapone el afán singular del verso en buscar un asiento
perdurable a la estela transitoria de lo contingente. Es una poética de quien
sabe que solo la palabra nos salva, aunque esta salvación también esté abocada
en el tiempo a convertirse en una línea en el agua.
Paco González Fuentes cuida la selección
versal, y traza los signos propios del itinerario poético de Rosario Troncoso,
una senda que arranca en 2005 con el libro auroral Huir de los domingos y concluye en la entrega Transparente (2014). El sondeo crítico enlaza de inmediato el
trayecto vital y la expresión literaria como si en ambos recorridos no fuesen
direcciones duales sino una única senda, un puñado de variaciones en el mismo
dibujo. Define esta compilación como memoria de la fragilidad en la que
encuentra significación ineludible los gozos y las sombras del yo que conforman
una sucinta biografía en el tiempo.
Esta absorción de lo biográfico comienza con el libro Huir de los domingos cuyos versos
manifiestan un intenso confesionalismo, el ritmo remansado de lo cotidiano, pero
la organización interna de la compilación anula la disposición cronológica para
ofertar una lectura nueva de lo escrito. De este modo, el apartado inicial, “El
eje imaginario” se fecha en 2012 y hace de la temática amorosa textura
argumental. Los poemas hablan del sentimiento amoroso, pero esa luz del deseo
es un largo recorrido en el que se van marcando huellas rutinarias que
transforman la amanecida en cansancio crepuscular. Queda entonces un cierto
sentimiento de pérdida que justifica la elegía o que busca la identidad del yo
en la memoria, como sucede en el hermoso poema “El árbol de la infancia”.
El apartado “Fondo de armario”, fechado en 2014, sugiere un conjunto
misceláneo. En él se agrupan impresiones visuales, como fotografías ajadas por
la inercia, reflexiones sobre el extrañamiento originado cuando los sentimientos cambian o la ausencia
cobra fuerza en la costumbre.
Tuve la fortuna de presentar el libro Transparente en Madrid y me sigue pareciendo el vértice central de
la voz poética de Rosario Troncoso. Aquí se pone al día mediante una breve
selección de textos que preservan su aire diáfano, su recurrencia a la voz
directa y su asentamiento en el ahora como tiempo enunciativo del poema. Esa
crónica viva del estar libera la voz propia en un ejercicio de sinceridad que
recuerda la dimensión humana del escribir. En él se integra el poema homónimo, que
da título a esta selección, un texto que hace del amor plenitud y cumplimiento,
un viaje sin caminos de retorno.
“Otros poemas” invita a percibir la poesía en su evolución natural, como
un tránsito alzado sobre estaciones temáticas redundantes. Las muestras
elegidas dan voz a los distintos incisos temporales de la autora como si fuesen
propuestas cristalizadas.
Por último, como un guiño a este tiempo binario que nos ha convertido en
náufragos digitales, en el apartado de cierre se incorporan algunas anotaciones
del blog, definidas por Paco González con vehemente precisión: “están las
palpitaciones de lo que fue, el fulgor del presente, el grito, la sombra…” Conforman casi una paremia por su cercanía al aforismo y hacen una lectura
fragmentaria del discurrir que difunde sin pausas la sensibilidad de quien
percibe.
En los apartados de Eternidad
provisional hallamos, sin teorías ni deconstrucciones, con el paso cercano
de quien muestra la extrañeza de lo conocido, una poesía que expande un frescor
cristalino. Los versos fluyen con la cadencia de quien comparte las anotaciones
de un diario íntimo que va completando páginas en la noche del tiempo, que de
cuando en cuando da voz a la angustia y al desconcierto cuando las ilusiones
convierten la existencia en un territorio estéril.. Poesía que deja en la retina la
equilibrada serenidad formal de la confidencia, la ortografía propia del existir. La lección breve de quien sale al día para conocerse.
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