Luis Felipe Comendador Imagen de RTV AL DÍA, SALAMANCA |
LUIS FELIPE
COMENDADOR. SIN MÁS
Los viejos amigos ya no somos
amigos, pero vamos camino
de ser viejos. Algo es algo.
KARMELO C. IRIBARREN
Se cruzan las cosas
compartidas con Luis Felipe Comendador. Son extraños cableados que conectan
abrazos, conversaciones, soledades, libros, risas, aceras, sitios,
decepciones…Esos espacios sentimentales semiderruídos por los relojes, que yo
conservo intactos en el líquido amniótico de la memoria.
Su amistad –mi semejante, mi
hermano- es una instantánea que sobrevive a la ominosa política local de Béjar,
a los desajustes conspiratorios de los que están sin ser y a los silencios
desperdigados por nuestras biografías otoñales.
Lo que piensen los otros de
los méritos intelectuales y personales de Luis Felipe y sobre su abrumadora
labor solidaria no puede diferir mucho de lo que pienso. Su identidad es
transparente, incuestionable. Encarna un rincón con solana, un área de servicio
en una carretera secundaria, un refugio abierto; la derrota callada de quien
vuelve a intentarlo.
Luis Felipe Comendador es
grande, grande; conozco sus dimensiones palmo a palmo. Lo sé porque está aquí,
conmigo. Dentro.
(Apunte de verano)
Magnífico homenaje, cargado de verdad. Suscribo, una a una, tus palabras.
ResponderEliminarUn fuerte y doble abrazo.
Sé que habrías escrito el mismo texto, letra a letra, querido Antonio; formas parte de una identidad afectiva que no conoce más que tu fuerza generosa y tu verso solidario, así que me alegra decirte que el apunte estival es de los dos, sin más. Un fuerte abrazo.
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