La mentira nociva Seudología XI Miguel Catalán Editorial Verbum Arganda del Rey, Madrid, 2020 |
FALSEDAD MORAL
Resulta significativo que la desaparición física del escritor no anule
el caminar paciente de la obra en marcha. Ese persistir solo es posible si la
editorial es rigurosa en el cumplimiento de los compromisos adquiridos, y si el
legado creador se fortalece con la complicidad del responsable implicado. Así
que es obligatorio comenzar mi lectura de La
mentira nociva, décimo primera entrega del tratado Seudología sobre las prácticas engañosas, felicitando al equipo
impulsor de Verbum por dar salida editorial sin fracturas a esta inmersión teórica
de la mentira, y a María Picazo, compañera sentimental de Miguel Catalán
(Valencia, 1958-2019), cuyo vitalismo en el rescate, reajuste y corrección del
material inédito responde a la voluntad sin cansancio de continuar fielmente el plan
trazado por el escritor, tanto en su faceta filosófica como en el apartado
creador del pensamiento lacónico.
Miguel Catalán siempre entendió la escritura como una exploración
ramificada de las posibilidades del lenguaje y de su emancipación en géneros;
por eso diversificó su obra en estrategias expresivas complementarias como la
novela, el aforismo, el análisis de la actualidad desde la columna de prensa, y
el ensayo. De la vastedad de su empeño da cuenta el tratado Seudología que compone un itinerario
meditativo de diez volúmenes, nucleado en torno a la falsía, con perspectivas
abiertas al poder, la iglesia, la política, la creación o la ética…
El libro póstumo La mentira nociva
trata sobre los engaños perniciosos que afectan a la moral. La estructura
de los tratados de este corpus comparte un planteamiento muy bien definido. El
escritor expone el concepto reflexivo desde la semántica e investiga su vigencia en la historia del pensamiento. Miguel Catalán parte de ejemplos concretos y de
extractos teóricos aportados por una amplia bibliografía. De esta manera, se
plantea la mentira moral en secuencias como el engaño, crimen y delito, y como perversión moral generadora de
hipocresía, imposturas, fraudes o timos. La ocultación del daño exige la
construcción de la apariencia y el sostén de incansables pretextos. No
reconocer la mentira es evitar disculpas y emprender una huida hacia adelante
que pretende borrar las huellas de la infamia, como ha sido práctica en todos
los regímenes totalitarios. Pero la escala de lo falso también afecta a los
delitos económicos. Es frecuente la ocultación para no hacer frente a las
responsabilidades penales o para generar actitudes hipócritas de fingimiento
permanente, que tienen como objetivo salvar la imagen social.
Miguel Catalán realiza una incansable investigación para conocer los
resortes secretos de la infamia moral que impulsan estrategias como la
calumnia. Ya no se trata solo de ocultar sus mentiras sino de enfangar la
reputación del prójimo con la intención de infringir un daño moral lesivo a
través del lenguaje. Por tanto, la mentira afecta también a la naturaleza misma
de la lengua y a su capacidad para moldear conceptos. Un ejemplo claro de este
planteamiento es el eufemismo, como palabra que modifica la percepción de la
realidad. A través del uso eufemístico el lenguaje se convierte en
una máquina de propaganda del poder político, económico o eclesiástico y en
elemento clave de ocultación de la verdadera realidad tras una jerga cifrada. El uso
del eufemismo genera una revisión valorativa de las relaciones sociales y de la
propia vida afectiva del ser individual.
El índice del trabajo incorpora derivaciones
de la mentira nociva como la falsificación, el fraude y el timo, considerados
en un sentido amplio, que se centra tanto en la actitud concreta del sujeto
como en entidades colectivas o estatales. Por sintetizar las propuestas,
recordamos que la falsificación afecta a elementos, objetivos e incluso a la
identidad, un riesgo cada vez más evidente en los espacios digitales, donde es
tan fácil asumir el papel del impostor. Así mismo, el fraude se diversifica en
ámbitos tan dispares como la economía, la salud, la política o el clima. De todo
ello hay notables secuencias que Miguel Catalán deja al alcance del lector con el
enfoque objetivo de que sea este quien adopte su propia certeza preventiva.
Lejos de la orientación dogmática y moralista, el volumen La mentira nociva recorre el tortuoso discurrir
de la falsedad moral en el orden cotidiano y analiza las erosiones que causa en
el epitelio social. Miguel Catalán descubre los dados falsos, esas cartas
marcadas que inventan escenarios para conspirar contra la ética humanista. El
filósofo recuerda con voz firme y argumentos de peso que para que la ética alce
vuelo se requiere un esfuerzo común de voluntad y conciencia, de perenne
dignidad. Aquí no se puede ser neutral.
JOSÉ
LUIS MORANTE
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