martes, 26 de mayo de 2020

MIGUEL CATALÁN. LA MENTIRA NOCIVA

La mentira nociva
Seudología XI
Miguel Catalán
Editorial Verbum
Arganda del Rey, Madrid, 2020


FALSEDAD MORAL


   Resulta significativo que la desaparición física del escritor no anule el caminar paciente de la obra en marcha. Ese persistir solo es posible si la editorial es rigurosa en el cumplimiento de los compromisos adquiridos, y si el legado creador se fortalece con la complicidad del responsable implicado. Así que es obligatorio comenzar mi lectura de La mentira nociva, décimo primera entrega del tratado Seudología sobre las prácticas engañosas, felicitando al equipo impulsor de Verbum por dar salida editorial sin fracturas a esta inmersión teórica de la mentira, y a María Picazo, compañera sentimental de Miguel Catalán (Valencia, 1958-2019), cuyo vitalismo en el rescate, reajuste y corrección del material inédito responde a la voluntad sin cansancio de continuar fielmente el plan trazado por el escritor, tanto en su faceta filosófica como en el apartado creador del pensamiento lacónico.
  Miguel Catalán siempre entendió la escritura como una exploración ramificada de las posibilidades del lenguaje y de su emancipación en géneros; por eso diversificó su obra en estrategias expresivas complementarias como la novela, el aforismo, el análisis de la actualidad desde la columna de prensa, y el ensayo. De la vastedad de su empeño da cuenta el tratado Seudología que compone un itinerario meditativo de diez volúmenes, nucleado en torno a la falsía, con perspectivas abiertas al poder, la iglesia, la política, la creación o la ética…  
   El libro póstumo La mentira nociva trata sobre los engaños perniciosos que afectan a la moral. La estructura de los tratados de este corpus comparte un planteamiento muy bien definido. El escritor expone el concepto reflexivo desde la semántica e investiga su vigencia en la historia del pensamiento. Miguel Catalán parte de ejemplos concretos y de extractos teóricos aportados por una amplia bibliografía. De esta manera, se plantea la mentira moral en secuencias como el engaño, crimen y delito,  y como perversión moral generadora de hipocresía, imposturas, fraudes o timos. La ocultación del daño exige la construcción de la apariencia y el sostén de incansables pretextos. No reconocer la mentira es evitar disculpas y emprender una huida hacia adelante que pretende borrar las huellas de la infamia, como ha sido práctica en todos los regímenes totalitarios. Pero la escala de lo falso también afecta a los delitos económicos. Es frecuente la ocultación para no hacer frente a las responsabilidades penales o para generar actitudes hipócritas de fingimiento permanente, que tienen como objetivo salvar la imagen social.
   Miguel Catalán realiza una incansable investigación para conocer los resortes secretos de la infamia moral que impulsan estrategias como la calumnia. Ya no se trata solo de ocultar sus mentiras sino de enfangar la reputación del prójimo con la intención de infringir un daño moral lesivo a través del lenguaje. Por tanto, la mentira afecta también a la naturaleza misma de la lengua y a su capacidad para moldear conceptos. Un ejemplo claro de este planteamiento es el eufemismo, como palabra que modifica la percepción de la realidad. A través del uso eufemístico el lenguaje se convierte en una máquina de propaganda del poder político, económico o eclesiástico y en elemento clave de ocultación de la verdadera realidad tras una jerga cifrada. El uso del eufemismo genera una revisión valorativa de las relaciones sociales y de la propia vida afectiva del ser individual.
   El índice del trabajo incorpora derivaciones de la mentira nociva como la falsificación, el fraude y el timo, considerados en un sentido amplio, que se centra tanto en la actitud concreta del sujeto como en entidades colectivas o estatales. Por sintetizar las propuestas, recordamos que la falsificación afecta a elementos, objetivos e incluso a la identidad, un riesgo cada vez más evidente en los espacios digitales, donde es tan fácil asumir el papel del impostor. Así mismo, el fraude se diversifica en ámbitos tan dispares como la economía, la salud, la política o el clima. De todo ello hay notables secuencias que Miguel Catalán deja al alcance del lector con el enfoque objetivo de que sea este quien adopte su propia certeza preventiva.
   Lejos de la orientación dogmática y moralista, el volumen La mentira nociva recorre el tortuoso discurrir de la falsedad moral en el orden cotidiano y analiza las erosiones que causa en el epitelio social. Miguel Catalán descubre los dados falsos, esas cartas marcadas que inventan escenarios para conspirar contra la ética humanista. El filósofo recuerda con voz firme y argumentos de peso que para que la ética alce vuelo se requiere un esfuerzo común de voluntad y conciencia, de perenne dignidad. Aquí no se puede ser neutral.


JOSÉ LUIS MORANTE



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