domingo, 20 de septiembre de 2020

AUTOBIOGRAFÍA SIN MÍ

Abluciones
Fotografía
de
Francesco Cherchi
 

AUTOBIOGRAFÍA SIN MÍ

 Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orion. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, igual que lágrimas en la lluvia.

(Roy Batty, Blade Runner)

 Septiembre y sobre el mar crespo del regreso se armó la marejada fuerte de la pandemia. Dado el intangible espíritu previsor de nuestra clase política, todo bajo control: a punto, claro de un estado inminente de alarma. Han comenzado las clausuras parciales de barrios que superan los porcentajes de contagios establecidos por ley. Esa selección de zonas traerá la disertación demagógica y falsa de siempre: ricos y pobres, caceroladas, concentraciones, estridencia... La conciencia infusa de la modernidad.

La presidenta de la comunidad madrileña disemina a cada paso una gestión calamitosa según los adversarios políticos. La cacería mediática es tan feroz que da grima pensar en los acuerdos para la recuperación. Aquí el otro no es un socio de proyecto de futuro sino una víctima futura. España es un estado laico y aconfesional, siempre a punto del desmembramiento. Y nuestras autoridades desconocen la constitución y se empeñan en transgredirla a diario como un deporte de riesgo, como quien hace saltos al abismo sin paracaídas.

La salida de una antología de poetas herméticos y los comentarios laudatorios de su calidad literaria me dejan otra cara de quien yo suponía sensato y ecuánime. Es tan ególatra que su yo solo conoce una regla matemática: la multiplicación. Necesita más heterónimos que Fernando Pessoa.

Con las medidas sanitarias, los eventos culturales se han reducido con una extrema severidad. Aquí en Rivas, también, así que no sé cómo saldrá la presentación del próximo jueves en Covibar de la antología "Ahora que es tarde", un libro que resume treinta años de escritura poética. Ánimo no falta; es el atajo perfecto para la alegría.                                                                                               

Creo mucho en las predicciones fiables del pesimismo: concede al hilo argumental del futuro un rumbo imprevisible. Todo a peor.

(Apuntes para el diario)

 

 

 

 

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