sábado, 25 de junio de 2022

RICARDO VIRTANEN. BRILLANDO BAJO EL AGUA

Brillando bajo el agua
Ricardo Virtanen
Editorial Lastura
Colección Alquisa de narrativa, nº 50
Madrid, 2022

 

  SOMBRAS DEL PARQUE
 

   La trayectoria de Ricardo Virtanen, doctor en Filología Hispánica, profesor de la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Castilla La Mancha, poeta, ensayista de largo recorrido, narrador, aforista, antólogo, editor y músico es continua.  Personifica una voluntad creadora que hace de la diversidad exploración y búsqueda mediante una escritura plural, que suma polos expresivos complementarios. Su obra aglutina una estética proteica, donde se reconoce la singularidad de un empeño constante y de una perspectiva que establece puentes entre tradición cultural, periplo biográfico y estratos literarios.
  El escritor estrena el aporte textual de la ficción con el volumen Brillando bajo el agua, una esperada entrega de la que ha hablado con frecuencia en los diarios porque es un proyecto muy querido por el autor que ha ido sumando distintas contingencias editoriales. En conversación personal me comentaba el escritor; "Brillando bajo el agua nació de una canción compuesta a mediados de los años ochenta que después se transformó en un cuento de cinco o seis páginas y que, a principios de siglo, adquirió el formato de una novela, tras distintas reescrituras, hasta adquirir el molde preciso de un monólogo fragmentario e introspectivo en boca de un músico, Carlo Lee, sumido en una enervante crisis existencial".
   Con citas de sensibilidad clásica y una dedicatoria que alude con despojamiento y desnudez a la figura paterna, “A Santiago Pérez, Sheriff, músico de jazz”, la novela comienza con las anotaciones de un dietario, que abren una cadencia reflexiva en el fluir del pensamiento. Los recuerdos hieren, deambulan por la memoria y dejan constancia de presencias cercanas como el hermano y sus amigas, o ratifican esa intemperie de las drogas y el alcohol que nos hacen vulnerables y desnudos, espectadores de la desolación más extrema. Los pensamientos transcurren como fugas que no tienen ni principio ni fin, cambian el paso, como si se empeñaran en una búsqueda de lo intemporal, una estrategia que permite transcender lo real y conducir a otras grietas que amplían los esteros argumentales.
   En el largo monólogo fragmentado aflora el agua fresca de los sentimientos. La mirada se interioriza y promueve un retorno a la introspección, pero sobre todo emerge la música como presencia fuerte y orbital, con un entorno cultural muy amplio de obras y autores. Al mismo tiempo se refuerza la voz de la memoria y las experiencias amorosas del protagonista verbal que acaban casi siempre dibujando convivencias maltrechas y discordantes.
  Estas notas interiores encuentran otros itinerarios que enlazan imaginación y realidad cuando, en una visita al Retiro, Carlo Lee es testigo de un hecho insólito: una estatua se baja de su pedestal y se pierde entre el bosquecillo cercano. Con el cálido temblor de la incertidumbre, la conciencia se pregunta si aquello es un simple espejismo sensorial o ha ocurrido realmente. Nervioso y confundido se propone investigar los pasos de aquella presencia fantasmal. El insólito suceso acentúa más si cabe la sensación de pérdida de referentes y la asunción de un naufragio vital que empuja hacia la periferia inadvertida de un mal sueño. Como asegura el protagonista principal: no avanzo. Soy el centro del universo, el dichoso centro que no me pertenece nunca. Permanezco en el centro de todo y, al tiempo, giro alrededor de las cosas. Estoy en el mundo, pero podría ser parte de un sueño olvidado”.
   Brillando bajo el agua acoge en sus capítulos un poblado fresco de personajes con resonancias surrealistas, cuya vertebración narrativa nace a partir de su relación próxima o cercana con Carlo Lee. De su estar emergen las presencias que salen al paso en una sucesión de encuentros que resultan lienzos apresurados de la naturaleza humana, una naturaleza desgarrada y contradictoria, incapaz de salvar casi siempre los sosegados consejos de la lógica, que únicamente vive sin pretensiones, ausente, ajeno, como quien escucha ensimismado un solo de batería.
   El lector se encuentra a cada paso con una inagotable fuente de información musical, traída a colación por el gusto del protagonista de poner en su desajuste vital un fondo jazzístico o clásico, ya que su ocupación laboral es la de instrumentista de una orquesta, o por los recuerdos narrados por su padre, un músico que hizo del nomadismo una razón de vida, lo que remarca la necesidad de la evocación para recuperar su figura, o para ir alzando la peculiar arquitectura de la memoria de su periplo biográfico.
    Ricardo Virtanen es un hombre orquesta, un manantial de registros con luz; ahora deja en su novela una sugerente introspección interesada en captar los locales abiertos de la imaginación en un proceso de elaboración que enlaza sombras y mediodías, ese menos es más de la rutina que duerme siempre entre sábanas de asombro.


JOSÉ LUIS MORANTE



 
 
 
 
 
 
  
 
 
 
 
 
    

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