domingo, 26 de junio de 2022

UNA PEONZA QUE GIRA

Movimiento continuo
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UN TROMPO QUE GIRA


La lectura es una peonza que gira. Desconoce el más elemental principio del sosiego. A su compás se mueve mi tiempo diario. Uno tras otro, se deslizan los títulos entre mis manos con su prisa imperiosa, hasta alcanzar la luz dormida de la tarde. En la piel de plata del cristal se refleja el cansancio. 

La escritura de Anne Carson trasciende sus propios bordes. Muchos significados quedan fuera de alcance. Están llenos de puntos ciegos, pero mis interpretaciones fallidas no me dejan la sensación de fracaso. Es un material sin género, duro, obsesivo, singular, que rechaza el ojo frío de la disección. Hay que leer sin más, contemplar un trompo que gira.

 

La esperanza de entender también afecta al pie quebrado de lo diario, cuyos componentes nunca resuelven la contradicción, esa simultaneidad de amargo y dulce, de sensaciones de frío y de la color que pueblan el mapa de las emociones.

 

Sobre la mesa Microlitos, y esta definción complementaria: “Microlitos. Mínimos guijarros arrastrados por el cauce existencial que erosiona y disgrega”. Así define el poeta rumano Paul Celan (Chernivstsi, 1920-París, 1970) sus aforismos y breves en prosa, una miscelánea que hace de la fragmentación y lo disperso una reflexión verbal. Es conocido el copioso diálogo que el quehacer intelectual de Paul Celan mantuvo con la filosofía, el psicoanálisis, la tradición religiosa judeocristiana y su acercamiento a distintos ámbitos lingüísticos centroeuropeos. Así forjó una obra singular en la que tiene un largo recorrido la angustia existencial, el incansable absurdo del devenir diario, la preocupación metalingüística y las paradojas de la comunicación entre el ser y la nada.

   Buena parte de los aforismos recogidos en esta obra son pálidas virutas de taller, frases sueltas que fuera del contexto adquieren un sentido difuso. Aunque de cuando en cuando salte el destello capaz de iluminar un pensamiento. 

Los afectos de mi nieto llenan la casa a diario; son esos sonidos claros que se abre a la realidad o dan voz a los sueños. Secreta música donde habitan las horas en los hilos del tiempo.

 

(Apuntes del diario)


 

 

2 comentarios:

  1. Me alegro de coincidir contigo, estoy precisamente ahora con su libro: La Belleza del marido.
    Extraño y sabroso.

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    1. Sí, tienes razón, hay escritores complejos que dejan en sus creaciones un epitelio hermético; la lectura no deja nunca al margen su afán de búsqueda, su forma de abordar la verdad y la belleza que guardan las palabras. Feliz jornada y gracias siempre por tu lectura.

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