Epitafios (Biblioteca Iván de Vargas, Madrid) |
He soñado con la realidad. Con qué alivio me
he despertado
STANISLAW
J. LEC
La muerte no
es nada,
cuando existimos ella no existe
y cuando aparece, nosotros desaparecemos.
EPICURO
En su artesana construcción del
silencio,
la muerte no reconoce
ninguna otra verdad.
II
la muerte no reconoce
ninguna otra verdad.
Otra noche.
Sobre mí prosigue su labor
la luna quieta.
Carezco de otra luz.
Sobre mí prosigue su labor
la luna quieta.
Carezco de otra luz.
III
Queda mi nombre
y la serenidad de este paisaje
que no sabe quien fui.
IV
Agudizo mi vocación fantasma.
Miro sin comprender
y reclamo razones para estar en la nada.
No hay respuestas;
la pureza del aire
habita el desamparo.
V
Un manto de raíces y una brizna
de sol,
pero las formas se han desvanecido
en el escaso jugo de una tierra estéril.
Estoy con otras sombras y nos une
la mansa convivencia,
el aire de familia
de los que nada piden al futuro.
pero las formas se han desvanecido
en el escaso jugo de una tierra estéril.
Estoy con otras sombras y nos une
la mansa convivencia,
el aire de familia
de los que nada piden al futuro.
VI
Vuelven los ecos y dibujan
mapas,
un recorrido de memoria y sueño
que convierte al que fui
en terco pasajero accidental
de otra ruta
que ya no identifico.
El pasado se puebla
de restos arqueológicos.
VII
Ahora vivo debajo,
con vocación de sima.
A tientas me desplazo
sin que se marquen huellas
ni dejen una imagen
los lugares de paso.
Nada sucede aquí;
nada sucede.
VIII
Callé.
Después de todo,
cobijo la pereza.
En el silencio nadie;
un estar sin contornos que tantea
y vela con desgana
el transcurrir del tiempo.
IX
un recorrido de memoria y sueño
que convierte al que fui
en terco pasajero accidental
de otra ruta
que ya no identifico.
El pasado se puebla
de restos arqueológicos.
con vocación de sima.
A tientas me desplazo
sin que se marquen huellas
ni dejen una imagen
los lugares de paso.
Nada sucede aquí;
nada sucede.
Después de todo,
cobijo la pereza.
En el silencio nadie;
un estar sin contornos que tantea
y vela con desgana
el transcurrir del tiempo.
Camino dentro
de un dédalo de calles
tras un rastro invisible.
Prosigue la deriva;
es terca voluntad
que empuja hacia otra parte.
de un dédalo de calles
tras un rastro invisible.
Prosigue la deriva;
es terca voluntad
que empuja hacia otra parte.
ensordecido
busco un lugar
para empezar de nuevo.
X
un triste empeño en seguir hablando
cuando ya consumí
mi turno de palabra.
(De Ninguna parte, 2013)
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