El mundo que se abre 99 aforismos filosóficos Emilio López Medina Prólogo de José Luis Trullo Apeadero de Aforistas / Cypress Cultura Sevilla, 2022 |
IRISACIONES
Las paradojas del espacio cultural provocan estupefacción y asombro. En
el cierre de año, la RAE acaba de incorporar al diccionario de la lengua la
palabra aforista, un gesto de exasperante flojera mental y de notable desatino
humanista, ya que al repasar las incorporaciones de los últimos años, se
percibe un cúmulo de nadería marcado por la actualidad y la contingencia
política del momento, así que la definición
del pensador aforístico llega en el mismo vagón léxico que palabras con
pasmo como “rular”, “micromachismo”, “portuñol” o “gusa”. En fin, ya sabíamos
que Emilio López Medina (Jódar, 1949) es aforista de techumbre alta y trayecto
continuo, como ratifican sus numerosas entregas y el compromiso sostenido con
el decir breve que va dejando rastros en las mejores compilaciones y antologías
nacionales.
La publicación El mundo que se abre refrenda el carácter meditativo de sus breves
con el subtítulo 99 aforismos sobre
filosofía que impone activos criterios de pensamiento de estas teselas. Así
se entenderá, sin ningún reparo, el material indagatorio que aporta una
introducción de José Luis Trullo, también practicante del decir hiperbreve,
editor y persistente estudioso del territorio conceptual lacónico.
El texto de José Luis Trullo muestra la singularidad del autor y de una
obra fragmentaria en continuo crecimiento: la meditada arquitectura expresiva y
la sensación de que las piezas verbales recuerdan microensayos; son destellos
empeñados en comprenden la realidad desde la intuición como principio germinal,
aunque ese agujero iluminado requiera después un intervalo, para reajustar y
pulir, para lograr una atinada vertebración estructural a la luz del día.
Con una dimensión vital de la escritura que descree de géneros aislados
y apuesta por la hibridez de espacios expresivos despoblados de límites, sin
moldes de confinamiento, Emilio López Medina da la mano en El mundo que se abre a la razón como centro de gravedad y filtro de
la crecida sensorial. Toca superar la fugacidad instantánea de las
circunstancias y convertir el aforismo en espacio de encuentro entre la
Filosofía y el Arte. La cosmovisión concisa del escritor adquiere un carácter
introspectivo. Cristaliza un entorno, donde lo complejo es simple, y sondea
relaciones con la propia existencia, impulsado por el quehacer lector de
magisterios como Nietzsche y otros ángulos relevantes del devenir racional como
Hegel, Fichte o Wittgenstein.
Los intereses del filósofo transitan de continuo, cambian de itinerario
para volcarse en la dinámica interna del aforismo y en la línea de sombras de
su codificación; recuerda que la filosofía es una reflexión para resolver
incógnitas de lejanía y concede a los elementos de la realidad un carácter
simbólico y de apertura, más allá de las apariencias. La levedad de vuelo del
aforismo es exploratoria, recorre las grandes cuestiones del transitar en el
tiempo para asentarse más allá de la incertidumbre. Personifica al sujeto
encerrado en su mundo y sumido en un interminable proceso de digestión mental:
“Un aforismo no es solo un pensamiento más o menos agudo que te asalta, el
aforismo es también toda una cosmovisión que te asalta en forma de aforismo. Y
es que el hombre es una consciencia, una caja de resonancia del mundo y de la
vida”.
El mundo que se abre mantiene
un evidente sentido orgánico en el que la filosofía aparece como ciencia de
madurez y sosiego. No se trata de alumbrar dogmas ni de aceptar convenciones,
sino de captar los matices cambiantes del pensar en el discurrir de lo
cotidiano. La realidad es poliédrica y hay que recorrerla con el paso silente
del conocer sus maneras y formas, su condición de paisaje abierto. Por eso, el cuerpo
deshuesado del aforismo es también autodiagnóstico, una conciencia que no
encuentra el punto final y deja el
rastro de claridad de unas gotas de agua mientras talla la roca.
JOSÉ LUIS MORANTE
Aprovecho esta reseña para felicitar las navidades a todos los que hacen del aforismo un lugar de encuentro, un lugar cálido donde se dan la mano filosofía y escritura breve. Seguimos con ánimo fuerte.
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