miércoles, 21 de diciembre de 2022

XAVIER OQUENDO TRONCOSO. TIEMPO ABIERTO

Tiempo abierto
Xavier Oquendo Troncoso
Prólogos de
María Ángeles Pérez López
José Luis Morante
Valparaíso Ediciones
Granada, 2022

 

SUTURAS CON VOZ
 
 
   El trayecto poético de Xavier Oquendo Troncoso (Ambato, Ecuador, 1972), Periodista y Magister en Escritura Creativa, sobrepasa los treinta años de escritura. Comienza en la década de cierre de siglo con el cuaderno Ahora que soy joven, editado en Quito en 1990 y considerado por su autor como salida exploratoria, de aprendizaje y tanteo; y abarca hasta 2022 una docena de títulos, con presencia fuerte en compilaciones y antologías individuales y colectivas. Las reediciones y los traslados a otras lenguas dejan constancia del compromiso ininterrumpido con el género y de la identidad central que mantiene el poeta en el ámbito lírico en español.
  Su última entrega Tiempo abierto reúne los libros Tiempo abierto y Compañías limitadas con prólogos de María Ángeles Pérez López y José Luis Morante. La introducción de la profesora universitaria, recientemente galardonada con el Premio de la Crítica en la modalidad de poesía, opta por el enfoque lírico. Sus páginas aportan una deslumbrante belleza léxica: “Saltan hojas y limones en su libro de nueces sin abrir. Se desperdigan hacia el suelo de la página como raíces en las que el texto crece para señalar lugares inauditos: notas a pie de página que expanden el tiempo…”.  El análisis deja también un demorado sondeo de conexiones culturales que fortalece la inserción de la obra en una tradición plural, de registro polifónico, en las que son itinerarios frecuentados el surrealismo, César Vallejo y el estilo sálmico y luminoso de Walt Whitman.
  Xavier Oquendo Troncoso elige el formato del poema en prosa para mostrar al paso las suturas con voz. Sin la pretensión de continuidad del dietario sentimental, pero con su afán enunciativo, lanza al aire secuencias que iluminan la íntima biografía, el intervalo que más cosas nos explica, como argumentara Miguel de Unamuno. En esas instantáneas verbales, el pretérito recobra las sendas personales; propicia desplazamientos capaces de convertir los recuerdos en interlocutores fiables. El apartado “Ayer” captura el ademán del aire; abre la ventana a los indicios de un trayecto existencial que se hizo camino hasta el ahora. Todo es evocación y sinestesia. El olor de la casa del padre y la luz amarilla son vigilia sostenida en la piel fragmentada de la memoria. Desde el primer texto, el poeta dilata la semántica argumental con un nutrido paratexto. En él aglutina citas, poemas, fragmentos de canciones, recuerdos que dejaron los caminos sinuosos de la lectura, viajes y teselas culturales que conceden la palabra a magisterios esenciales del canon.
  La compilación final “Hoy” se abre con un ejercicio de indagación literaria. Lo metapoético enaltece la fuerza de la escritura y su potestad para fortalecer la textura de lo transitorio. La palabra es estación, rompe los candados del mutismo, muda y regresa, cambia y vuelve los ojos a la lentitud encendida del transitar. El retorno al ahora integra una meditación fragmentada sobre el hecho poético, pero también una azarosa crónica del pensamiento en libertad. La voz verbal hace balance, desempolva recuerdos, recorre la llanura de lo incierto y asume su condición poética, acumulando imágenes que convierten los elementos del lenguaje en invitación al conocimiento y el asombro.
   El texto “Consejos imposibles para un aprendiz” recoge indicios para una poética. En ella prevalece la imaginación frente al discurso dogmático porque “la palabra es una figura que solo conmueve en su sonido, no en su significado. Sólo es válida en su tono, no en sus intenciones”.
  El libro homónimo Tiempo abierto es un compendio de contrastes; conjuga la actitud confesional autobiográfica con otros registros de conocimiento que proyectan su discurso sobre lo cotidiano. Sus teselas unen realidad y ensoñación para generar un mundo propio, un espacio de pensamiento que diluye nieblas y extravíos, que abre horizontes a la contemplación.
   La mirada crítica de José Luis Morante sirve de pórtico a Compañías limitadas, cuya primera edición se realizó en 2019. El poeta y crítico abulense recalca el sentimiento amoroso como núcleo germinal de las composiciones. El amor moldea la conciencia reflexiva del hablante verbal que se convierte en paisaje especulativo y cambiante. El enfoque emotivo no desdeña la ironía, como mirador distanciado, aunque la implicación reflexiva es continua al abordar el largo recorrido, desde los primeros hilos de la amanecida hasta los senderos de la incertidumbre, cuando la intemperie aguarda para cubrir la piel con el relente de la soledad.
   Xavier Oquendo Troncoso da a su entrega un carácter dual y compila las composiciones en apartados aparentemente contradictorio: “las compañías” y “Las soledades”. En la composición inicial “Afectos Cia. Limitada” la red tendida del sentir emocional entrelaza en sus manos la cartografía del estar compartido. La excelente composición deja en su desarrollo argumental la sensación de que existir requiere la presencia cumplida del afecto, la respiración del otro como permanencia y hábito estable. Desde ese umbral del nosotros, las palabras trazan una estela expresiva que sustituye el intimismo coloquial por una dicción torrencial, densa, vestida de sugerencias que añade onirismo, rupturas de lugares comunes y comparaciones sorprendentes. El resultado es un cumulo de sensaciones, un espejo fiel en el que encuentre cobijo una conciencia en vela que resguarda la proximidad del otro.
  Pero se impone lo transitorio en el estar y hay que recomponer itinerarios y habitar en la zona de sombras del idioma nuevos pasillos. Se recuperan en los poemas presencias familiares, homenajes a magisterios y evocaciones cuyos acordes no ha debilitado el tiempo. Y nunca falta en los versos la indagación sobre el sentido existencial, en esa larga senda hacia la madurez crepuscular: “El futuro es siempre gloria entre comillas, / es firme expectativa en la barcaza que me lleva / por el lago anaranjado de mi astucia. / No es firma ni pacto ni protocolo ni arbitraje. / No es que me conservo en el hielo / ni que Dorian Grey hizo su viaje de tuerca”.
  El conjunto “Las soledades” recoge los átomos dispersos de la convivencia. El balance deja la sensación de una vida a medio hacer, donde los instantes felices se escribieron con frágiles garabatos. Desde esa orfandad emerge una soledad estatuaria, fría, que busca agua potable en las palabras y en la música.
  Los poemas de la sección metaliteraria “La poesía” establecen un diálogo conjetural con la creación; el taller literario, con sus modos y formas, es una invitación a la felicidad, una propuesta de recorrer un paisaje abarcable de ángulos e itinerarios inéditos. Las palabras expanden realidad, sacan a la imaginación a mediodía y recorren, con paso silente, el pensamiento para que nunca sea tierra baldía.
   En su diversidad, ambos libros, Tiempo abierto y Compañías limitadas, comparten el rico contexto verbal y la tendencia a la reflexión introspectiva como vitalidad y génesis del enjambre temático. La mirada al yo es expansiva y dinámica. Acoge en su vuelo innovadoras perspectivas y latitudes del entorno. Es expresión de un destino asumido que purifica y da serenidad, que pone suelo firme al presente huidizo, mientras modula una canción que aleja el frío.
 
JOSÉ LUIS MORANTE


 
 

 

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