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sábado, 4 de febrero de 2023

ROSARIO TRONCOSO. NO ES LOCURA, ES CLARIDAD

No es locura, es claridad
Rosario Troncoso
Ediciones de la Isla de Siltolá / Aforismos
Sevilla, 2023

 

RASTRO DE AUSENCIAS
 
 
 
   Cualquier senda literaria tiene mucho de exploración y búsqueda; de voluntad que sale al paso, dispuesta a adentrarse en recorridos que propicien un retrato más nítido y preciso del taller, en su empeño de enlazar sensaciones, pensamientos y actitudes: “Escribir es ensanchar la mirada”. Rosario Troncoso (Cádiz, 1978), docente de Educación Secundaria de Lengua Castellana y Literatura, editora, articulista y gestora cultural mantiene en su presencia una creación abierta que conjuga géneros como la poesía, el comentario de prensa, la crítica y el aforismo, aunque sus itinerarios expresivos disgregan entre sí un diálogo abierto, sin disonancias.
  Su producción concisa amaneció con la entrega Relámpagos (2019). Algunos textos se integraron poco después en la antología 11 Aforistas a contrapié (Ediciones Liliputienses, 2020). Aquellos pensamientos lacónicos aglutinaban fragmentos reflexivos, anotaciones autobiográficas, impresiones de ambiente, versos sueltos y algunos haikus; en suma, una travesía por la dicción sapiencial marcada por la pervivencia del lirismo y un claro epitelio afectivo.
   Retorna al quehacer hiperbreve con la entrega No es locura, es claridad, una compilación definida, con hermosa precisión, por Carmen Canet, en su texto de contraportada: “como en un atlas de geografía humana nos despliega las pequeñas cosas de la existencia”. En la perspectiva escritural de Rosario Troncoso se sientan en la misma mesa la experiencia vital, el sentido común como brújula de regulación del estar diario y la nostalgia de un tiempo edénico, asociado en general a los días de infancia y a la plenitud auroral de la niñez.
   Con citas de Emile Cioran y Javier Sánchez Menéndez, Rosario Troncoso emprende ruta con el apartado “Certezas feroces”, al que añade la voz de Luis Rosales que recuerda “Quien no duda nunca, se miente a sí mismo”. Desde ese estado de introspección que suma resonancias interiores para definir las coordenadas propias, la escritora explora y descubre los relieves anímicos del mapa personal. Encerrada en su propio fluir, la conciencia trata de hallar el equilibrio básico que aporte una identidad nítida y luminosa: “Cuánto de ti en los ojos de los otros”. Se sabe vulnerable y frágil, hecha cristal en las manos del tiempo y en la percepción del otro. La existencia recrea con demasiada frecuencia un movimiento pendular entre el amor y el dolor y en esa trayectoria se ubican abundantes certezas de la escritora, esos estados anímicos marcados por la perplejidad: “He aprendido a vivir sin pensarte, ahora no estoy pensando en ti”, “Nada como el dolor, para amar lo que no duele”, “Prender, arder, desprenderse”, “Si han brotado las alas duele más la condición de pájaro”, “El más profundo desconcierto está en despedirse, otra vez, de quien ya se había ido”.
   Recordé, al inicio de esta reseña el tacto lírico de estos aforismos; Rosario Troncoso argumenta el pensar tras una sensibilidad poética que busca claridad en la belleza: “Los lugares más hermosos son sueños que no recordamos al despertar”, “Su boca en mi espalda cose mi corazón”; “Cuando el abismo sea la sombra propia se ha de abrir el pecho al más mínimo destello de luz”, “La libertad duele porque está hecha de heridas”, “No temo que me hieran, temo cómo seré yo después de la herida”.
   La crecida digital ha volcado en las redes un reguero de asuntos personales que, por su exposición, se convierten en muestrario público de lo privado, aunque sean evidencias intangibles, fantasmales, huidizas. Aun así, mantienen una pulsión social estridente. De esa circunstancia de hace eco la escritora para moldear impresiones reflexivas que adquieren la condición de reflejos del yo: ”Amor Instagram: no soy capaz de soñarte sin filtros”, “Firmeza en los planteamientos: filtrado de individuos sobrantes”; “El onanismo en las redes sociales se ha convertido en un valor a compartir”. Rosario Troncoso vierte en sus aforismos la experiencia digital y una fuerte mirada crítica, pocas veces benevolente, como si personificara una sensibilidad de náufrago que advirtiese sobre el tejido frágil de ilusiones y sueños: “Si constantemente hay que demostrar inteligencia a los demás son los demás los que deben demostrarla”, “A veces creemos ser espejo para alguien y solo somos espejismo”, “Exigimos a los demás que sean oasis para nosotros, mientras ofrecemos un erial”.
   La carga explícita del título, sirve de apertura también a la sección final. De nuevo la soledad y el ensimismamiento dictan la caligrafía escritural de un presente de inquietud y melancolía, donde los sueños tienen vuelos rasantes y donde la voz de la razón contradice idealizaciones y esperanzas: “El estado de ánimo es una lámina frágil en manos de los demás”; “Locos y pájaros no tienen miedo a las alturas”, “Se debe amarrar bien la cordura: es volátil”. Queda a solas la orfandad del solitario. El empeño de quien despliega el mapa del corazón para asumir, como un legado básico, hecho de aspiraciones quebradas, que “Crecer, mirar y no volverse loco es el verdadero éxito de la vida".

        
 
JOSÉ LUIS MORANTE
 
 

sábado, 8 de enero de 2022

PASEO DE INVIERNO ( Aforismos)

Templo de Debod, Moncloa, Madrid
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana


PASEO DE INVIERNO
 
El insomnio es la única forma de heroísmo
compatible con la cama.
 
EMILE CIORAN
 
 
Voluntad y sueños comparten un propósito íntimo: construir.
 
Cuando los ojos custodian negrura, se amordaza la luz del mediodía.
 
Con voz extenuada, cada silencio nombra claridad.
 
Casi forzada por el tiempo, esa puerta que guarda devastación, ausencia y desmemoria.
 
El mejor impulso para el escritor realista: el acto de contar lo que no ocurre.
 
En la senectud nada de lo que fluye resulta extraño; parece convocado para integrarse en el balance final que anticipa el vacío.

(Aforismos de 2022)

lunes, 23 de agosto de 2021

DESENLACE

Pausa

 

DESENLACE
 
Nadie es responsable de ser
 y aún menos de ser lo que es.
 
EMILE CIORAN
 
   La claridad del día hizo ostensible el desenlace. Inane y seria, advirtió en el tacto de arena la respuesta: asumidas las pérdidas, sólo era el exacto epicentro del vacío. Nadie detrás.
 
(De Cuentos diminutos)

 
 
 

martes, 13 de julio de 2021

DESENLACE

Paseo
Archivo de imágenes
Dreamstime

 

DESENLACE
 
Nadie es responsable de ser
 y aún menos de ser lo que es.
 
EMILE CIORAN
 
   La claridad del día hizo ostensible el desenlace. Inane y serio, advertí en el espejo de la calle en silencio la catástrofe: solo soy el exacto epicentro del vacío. Nadie detrás.
 
(De Cuentos diminutos)
 
 
 

lunes, 24 de mayo de 2021

OTRA CIUDAD, LA MISMA


 

OTRA CIUDAD, LA MISMA
 
En este mundo, nada está en su sitio,
empezando por el propio mundo.
 
EMILE CIORAN
 
 
.  Es la segunda semana sin confinamiento y las aceras congregan un contagio de prisas. La certeza de la nueva normalidad se tensa con la esperanza de que el verano tenga una sonrisa plena de sombrillas desplegadas y azules Vuelco a Ávila, otra ciudad, la misma, en la que cada piedra se hace pensamiento desmandado, Como si caminase a trasmano, pongo lentitud en la mirada y en los zapatos. Tengo la cabeza y el corazón a pájaros.
 
. Alguien habla en voz alta. Otro asiente a intervalos. Una multitud conectada con un oído atento en la distancia. Sólo yo permanezco fuera de cobertura. Quité el sonido al móvil y cuando lo enciendo me he perdido seis llamadas, y una nube de mensajes me recuerda los asuntos literarios que hay que programar. Debería ayudarme más a mí mismo; solo, no puedo.
 
. Pido un café con leche y abro un libro. Apenas leo unas líneas. Elijo un ventanal que testifica el tránsito incesante. Frente a mí un asiento vacío y esa caligrafía de la ausencia que escribe en lluvia oblicua. Otro cuaderno blanco que pide la escritura del poema. Y yo no estoy.
 
. En cada calle, el niño que yo fui, la voz que permanece anclada a la memoria. Los ojos en la epidermis mansa de otros días.
 
(Apuntes en Ávila)


miércoles, 24 de marzo de 2021

DESENLACE

Conversación
Archivo 
de internet

DESENLACE

Nadie es responsable de ser y aún menos de ser lo que es.
 
EMILE CIORAN

     La claridad del día hizo ostensible el desenlace. Inane y serio, advertí en el espejo del  discurrir diario la catástrofe: soy el exacto epicentro del vacío. Nadie detrás. 

(De Cuentos diminutos)

 

 

 


viernes, 26 de febrero de 2021

OTRA CIUDAD, LA MISMA

Lagunas del Porcal
Rivas Vaciamadrid, Madrid

 

OTRA CIUDAD, LA MISMA
 
En este mundo, nada está en su sitio,
empezando por el propio mundo.
 
EMILE CIORAN
 
 
.  Es febrero crepuscular y las aceras congregan un estar frío y ensimismado. Como si yo caminase a trasmano, pongo lentitud en la mirada y en los zapatos. Tengo la cabeza y el corazón a pájaros, como esos cielos de la laguna del Porcal que alientan los vuelos migratorios de chovas y cigüeñas.
 
. En el centro comercial reponemos provisiones. Alguien habla en voz alta. Otro asiente a intervalos. Una soledad común conectada, con oídos atentos, en la distancia. Sólo yo permanezco fuera de cobertura. Quité el sonido al móvil y cuando lo enciendo me he perdido seis llamadas, y algunos mensajes que recuerda asuntos literarios que hay que programar. Debería ayudarme más a mí mismo; solo, no puedo.
 
. Pido un café con leche y abro un libro. Apenas leo unas líneas. Elijo un ventanal que testifica el tránsito incesante. Frente a mí un asiento vacío y esa caligrafía de la ausencia que escribe en lluvia oblicua. Otra ciudad, la misma. Y yo no estoy.
 
. En los escaparates saldos y rebajas, liquidaciones, los indicios continuos de la crisis y un desamparo que coloniza sitios y que mira en silencio. No debo escribir un diario; me mana la tristeza y hay que ser optimista, aunque no sepamos para qué.

. En el año de pandemia se han borrado abundantes afectos: poetas y aforistas, editores, críticos conocidos y gente de paso cuya existencia se fue diluyendo en la nada. Dejaron un pasado que a veces retorna y acrecienta su peso, como si recalcara que sin ellos miro con luz artificial.  Pero lo tengo claro; no voy a asumir una actitud sumisa y reconciliada con los que dejan al margen sus compromisos, sean de la naturaleza que sean: personales, literarios o sociales...
   Cansado de los que son etéreos.

 
(Apuntes de invierno)


domingo, 23 de agosto de 2020

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fragmentos del yo



DESENLACE

Nadie es responsable de ser
 y aún menos de ser lo que es.

EMILE CIORAN

La claridad del día hizo ostensible el desenlace. Inane y serio, advertí en el espejo la catástrofe: Solo soy el exacto epicentro del vacío. Nadie detrás.

(De Cuentos diminutos)






jueves, 30 de abril de 2020

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A solas
Archivo infobae
Imagen
de
Feng Shui


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Nadie es responsable de ser
 y aún menos de ser lo que es.

EMILE CIORAN

La claridad del día hizo ostensible el desenlace. Inane y serio advertí en el espejo la catástrofe: Solo soy el exacto epicentro del vacío. Nadie detrás.

(De Cuentos diminutos)




martes, 3 de marzo de 2020

ITINERARIO FRANCÉS

Compartiendo la lluvia
(Toulouse, marzo, 2020)
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

ITINERARIO FRANCÉS


. Los itinerarios nos convierten en sujetos porosos. Sentidos y pensamiento se abren para que nos empape el lenguaje evidente de las cosas y tomemos conciencia de su estar. Así sucede en los entrelazados urbanos de Toulouse, Carcassonne o Albi que ya son distancias suspendidas en la casa interior.


. Cerca, también en el sur de Francia, en Colliure, el presidente flequillero y sus huestes inician la reconquista de los países catalanes dejando sobre la tumba de Antonio Machado una estelada. Quiero imaginar lo que hubiese comentado del gesto Juan de Mairena sobre los efectos corrosivos del nacionalismo fundamentalista. Pero tampoco Emile Cioran se callaría:  En este mundo, nada está en su sitio, empezando por el propio mundo.


. Cuántas derivaciones de ahora confirman que la madurez es ir cerrando puertas a la argumentación, como si el entorno donde se desarrolló nuestra forma de pensar y nuestra conciencia ética fueran solo una gama de grises diluida en el tiempo. Ellos imponen y yo no estoy. Ando exiliado en la modesta costumbre de aceptar las derrotas.


. Algunos hábitos malsanos. Creer que la inteligencia de los demás es un solar vacío, cuyos destellos duermen en alguna escombrera como trastos inútiles. Preservar el bienestar del ego otorgando cualidades que no existen. Dar siempre la razón a la estridencia. Usar el plural para imponer las decisiones propias. Hábitos que contaminan lo público y lo doméstico como ese virus de las mascarillas que dice tanto de la intemperie.

(Cuaderno de viaje)




viernes, 18 de octubre de 2019

OCTUBRE, OTRA CIUDAD, LA MISMA

Madrid Gran Vía en otro tiempo
Tourist Tour




OCTUBRE, OTRA CIUDAD, LA MISMA

En este mundo, nada está en su sitio,
empezando por el propio mundo.

EMILE CIORAN


.  Es octubre, otra ciudad, la misma, y llueve. Las aceras congregan un contagio de prisas con chubasquero. Como si yo caminase a trasmano, pongo lentitud en la mirada y en los zapatos. Tengo la cabeza contaminada por las sombras abiertas del paraguas.

. Alguien habla en voz alta. Otro asiente a intervalos. Una multitud conectada con un oído atento en la distancia. Solo yo permanezco fuera de cobertura. Quité el sonido al móvil y cuando lo enciendo me he perdido seis llamadas y una nube de mensajes me recuerda los asuntos literarios que hay que programar. Debería ayudarme más a mí mismo; solo, no puedo.

. Pido un café con leche y abro un libro. Apenas leo unas líneas. Elijo un ventanal que testifica el tránsito incesante. Frente a mí un asiento vacío y esa caligrafía de la ausencia que escribe en lluvia oblicua. Otra ciudad, la misma. Y yo no estoy.

. En el bullicio, los tesoros expuestos del mendigo. Dos cartones intactos de vino peleón, colillas, el saco de dormir y un desamparo que no ocupa sitio y que mira en silencio, mientras tiende la mano. El periódico dice algo de un verano perpetuo en Madrid; el mendigo no se lo cree…No debo escribir un diario; me mana la tristeza y hay que ser optimista, aunque no sepamos para qué.

(Apuntes de otoño)



viernes, 1 de febrero de 2019

OTRA CIUDAD, LA MISMA

Museo Reina Sofía (Madrid)
Fotografía de
Javier Cabañero Valencia



OTRA CIUDAD, LA MISMA

En este mundo, nada está en su sitio,
empezando por el propio mundo.

EMILE CIORAN


.  Es invierno y las aceras congregan un contagio de prisas. Camino a trasmano. Pongo lentitud en la mirada y en los zapatos. El mismo ritmo extraño en la cabeza y en el corazón.

. Alguien habla en voz alta. Otro asiente a intervalos. Una multitud conectada con un oído atento en la distancia. Sólo yo permanezco fuera de cobertura. Quité el sonido al móvil. Cuando lo enciendo hay seis llamadas. Un coro de mensajes me recuerda los asuntos literarios que hay que programar. Debería ayudarme más a mí mismo; solo, no puedo.

. Pido un café con leche y abro el libro Otra modernidad, un ensayo de Miriam Moreno Aguirre. Apenas leo unas líneas. Elijo un ventanal que testifica el tránsito incesante. Frente a mí un asiento vacío; esa caligrafía de ausencia que escribe en lluvia oblicua. Otra ciudad, la misma. Y yo no estoy.

. En el bullicio, las reivindicaciones laborales de los taxistas y las pertenencias de un mendigo. Dos cartones de vino peleón, colillas, el saco de dormir y un desamparo que no ocupa sitio y que mira en silencio, mientras tiende la mano. No debo escribir un diario; me mana la tristeza y hay que ser optimista, aunque no sepamos para qué.

(Apunte de febrero)



miércoles, 5 de septiembre de 2018

OTRA CIUDAD, LA MISMA



A pájaros
Fotografía de
Adela Sánchez Santana


OTRA CIUDAD, LA MISMA

En este mundo, nada está en su sitio,
empezando por el propio mundo.

EMILE CIORAN


. Es septiembre; las aceras congregan un contagio de prisas. Como si yo caminase a trasmano, pongo lentitud en la mirada y en los zapatos.  Estos días tengo la cabeza y el corazón a pájaros.

. En el metro, alguien habla en voz alta. Otro asiente a intervalos. Una multitud aleatoria conectada con oídos atentos en la distancia. Solo yo permanezco fuera de cobertura. Quité el sonido al móvil y, cuando lo enciendo, me he perdido seis llamadas, pero no respondo. Además, una nube gris de mensajes me recuerda los asuntos literarios que hay que programar. Debería ayudarme más a mí mismo; solo, no puedo.

. Pido un café con leche y abro un libro de Emile Cioran, uno de los regalos de mi cumpleaños. Apenas leo unas líneas. Elijo un ventanal que testifica el tránsito incesante. Frente a mí asientos vacíos, recuerdos de identidades que querría abrazar, y esa caligrafía de la ausencia que escribe en lluvia oblicua. Madrid conmigo. Otra ciudad, la misma. Y yo no estoy.

. En el bullicio, los magros tesoros del mendigo. Dos cartones intactos de vino peleón, colillas, el saco de dormir y un desamparo que no ocupa sitio y que mira furtivo, mientras tiende la mano. El periódico dice que el verano turístico en Madrid ha sido excelente; en su intemperie, el mendigo lo ignora…Las cifras turísticas siguen creciendo como termitas fagocitando los barrios antiguos. 
  No debo escribir un diario íntimo; no sé fingir naderías, me mana la tristeza y hay que ser optimista, aunque no sepamos para qué.

(Apuntes de verano)