Mar Adriático (Dubrovnik, Croacia) |
Cerca del mar
Cerca del mar todo se borra, salvo el silencio roto y el efecto emocional de la contemplación.
No renuncia a ser feliz. Aplica el bricolaje a los sentimientos.
Lo que me pertenece tampoco es mío.
Los paisajes virgilianos caducan. Veneralos, pero no te detengas.
Qué buenos, esta vez no me puedo decantar por ninguno o quizás sí, me que con . . . todos -aunque tenga la certeza de que no me pertenezcan-
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Buenas noches, Paco, ya estoy con esa mirada triste del fin de la jornada. Así que siempre es una alegría confortable pensar en el tiempo compartido y en la ilusión de la literatura, que al cabo es ese mar abierto de todos los veranos. Un abrazo.
EliminarSi estuviese ante el Adriático, me detendría en sus paisajes y en tus textos. La caducidad no me asusta a estas alturas.
ResponderEliminarAbrazos
A mí tampoco, querido amigo; sé que lo nuestro es pasar, así que es mejor llevarse la rutina repleta de belleza. Y aquel viaje fue un continuo espacio para el asombro. Un fuerte abrazo.
Eliminar¿Estás seguro, José Luis, que caducan los paisajes virgilianos? O más sencillamente: es nuestra prisa.
ResponderEliminarEs nuestra prisa, querido Paco, el paisaje es un elemento estático, un ámbito perdurable; es nuestra percepción la que los hace transitorios. Pero esa percepción es la que define nuestra forma de entender la belleza. Así que hay que contemplarlos, gozarlos y seguir ruta. Un fuerte abrazo.
EliminarEs como parar el tiempo, o ese instante.
ResponderEliminarSaludos.
Un abrazo cordial y mi gratitud por tu comentario. En efecto, la fotografía tiene esa sensación de dar permanencia a una percepción efímera. Como sucede con las cosas bellas, hay una sensación que permanece.
EliminarAl otro lado de la costa croata está venecia. Pero el paisaje de Dubrovnik es único. Inolvidable. Un cordial saludo.