Con Luis Felipe Comendador en la T-4 de Madrid |
VUELO A LIMA (PERÚ)
Respiro unas horas de afecto y coca-cola, en la Terminal-4 de Madrid, con Luis Felipe Comendador. El poeta y editor vuela de nuevo a Perú; lleva hasta la otra orilla una maleta copiosa de ayuda solidaria de ONG, en la que se han volcado desconocidos, vecinos, voluntarios y amigos. Luis sonríe, con el ánimo mucho más azul que otras veces; tiene el pelo cano -como lo tengo yo-, la barba de nieve -también como yo- y esa sonrisa devinciana de quien ya no se asombra al paso, porque dobló muchas esquinas. Sabe que cada gesto del existir emite facturas con la gélida eficacia de un parquímetro. Pero hay que aguantar; un cuerpo encaja "cuatrocientos golpes".
Me ha regalado su último poemario, dedicado con palabras que hablan de encrucijadas inolvidables. Luis se pierde entre los arcos detectores y alza las manos porque el presente tiene el tacto áspero de un uniforme. Que vueles cómodo, que regreses de Perú con un cuaderno lleno de experiencias para compartir. Mientras espera en la sala de embarque, yo me despido del poeta.
Abro la primera página de Los 400 golpes.
Abro la primera página de Los 400 golpes.
Los 400 golpes Luis Felipe Comendador Asociación cultural "El Zurguén" Morille, Salamanca, 2013 |
Un texto realmente hermoso, aun sabiendo que "hay golpes en la vida...." Un abrazo y feliz día.
ResponderEliminarNo sé si el texto tiene esa cualidad que mencionas, pero sí sé que cada una de sus palabras responde a la verdad emotiva de una amistad que sigue inalterable, a pesar de los años.La poesía de Luis Felipe es excelente, pero está a años luz de sus cualidades como ser humano. Esta vez, la hipérbole es necesaria. Un fuerte abrazo.
EliminarA veces la escritura es miope y no sabe guardar la distancia discreta o el necesario silencio para que el dolor no aparezca. Mis disculpas si alguna vez hice daño a los demás en algún texto. Lo siento de veras.
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