domingo, 20 de julio de 2014

ANTONIO PRAENA. ANALOGÍAS.

Yo he querido ser grúa muchas veces
Antonio Praena
Visor Libros, Madrid, 2013

 
ANALOGÍAS

   El poemario Yo he querido ser grúa muchas veces, de Antonio Praena (Perullena, Granada, 1973), consiguió en 2013 el XXVI Premio Tiflos de poesía. Su edición en Visor afianzaba una travesía que integraba las estaciones Humo verde, Poemas para mi hermana y Actos de amor.
   En su acercamiento a la lírica de Antonio Praena, el mínimo apunte de contracubierta de Vicente Gallego recalcaba un aspecto clave en la condición biográfica: el sacerdocio, condición que marca los materiales poemáticos; la poesía es esa intuición del espíritu que profundiza en la realidad y da cuenta de la experiencia del conocer las fuentes esenciales del sujeto.
   En Yo he querido ser grúa muchas veces los poemas muestran su trabazón interna en torno a las coordenadas del tránsito vivencial. En él concurren pensamientos e imágenes, huellas dispersas en los días que las palabras reconstruyen en una suerte de registro verbal autobiográfico.
  El inicio, “Horas de vuelo” establece una fecunda analogía entre los pormenores del desplazamiento en avión y el deambular del yo. El campo semántico del vuelo se ajusta con destreza al acontecer del hablante lírico: “En naves cada día más complejas, / creamos condiciones de presión / y clima diferentes / de las fronteras y paisajes / que indiferentes transitamos. / Y aunque parece algo irreal y el riesgo es grande, / la técnica, el esfuerzo y la esperanza / de aquellos que ya hicieron el trayecto / nos hacen no albergar ninguna duda / sobre las coordenadas del destino “.
  Otro conjunto de textos, “Pájaro de providencia” incorpora en el cauce argumental las manifestaciones activas de la mano tendida que protege y evita extravíos. Estar expone al riesgo, pero cercana permanece una fuerza que vela y socorre: esa taxista anónima, citada en el poema, que en su modesto desempeño laboral halla el itinerario de retorno; un atinado ejemplo de aliento transversal que hace propicio el tiempo para una cosecha de sentimientos diáfanos como el amor.
   Se reflexiona sobre el ser de la palabra en “Pájaro de esperanza” ; el verbo se percibe como un pálpito coral y solidario, capaz de definir esperanzas y mostrar la capacidad racional del yo. En esta sección se integra el poema “Collage con esperanza”, explícito homenaje al legado de la tradición, construido en su totalidad, como anota el poeta en el cierre del libro, con versos ajenos.
  Aves y pájaros mantienen un estar frecuente en los apartados del libro. Más que como elementos vivificadores de la naturaleza como símbolos plurales de cuyo existir se deducen inflexiones éticas o lecciones didácticas, animadas caligrafías de un catálogo de actitudes. Otra vez los paralelismos y las analogías conceden al poemario textura meditativa.
  En los poemas de Yo he querido ser grúa muchas veces el mensaje adquiere una importancia explícita; las palabras trasmiten la militancia activa de un sentir religioso; el credo aspira las cualidades y estímulos del entorno, ya sea frente a la naturaleza o en un contexto urbano marcado por las contingencias del presente. Este singular encuadre personifica la lírica de Antonio Praena. Poesía espiritual, realista y activa, que no olvida el cartabón formal y sabe despejarse de hermetismos y oscuridades para expresar la tensión interna, las vibraciones de un corazón abierto al secreto tangible de la fe.

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