Un día negro en una casa de mentira Elena Medel Visor, Madrid, 2015 |
AL SOL DE LA MAÑANA
El volumen Un día negro en una
casa de mentira muestra al sol de la mañana el retrato lírico de Elena Medel
(Córdoba, 1985). Recoge lo escrito entre 1998 y 2014, arco temporal que engloba tres libros, Mi primer bikini, Tara y Chatterton, dos cuadernos, Vacaciones y un soplo en el corazón, y poemas de una entrega en preparación, y textos dispersos en revistas de
difícil acceso o pliegos artesanales.
La compilación permite un
acercamiento pleno y un análisis en profundidad del taller de escritura. Hallamos una evolución procesual consecuente con la madurez formativa –la
biblioteca es siempre marco referencial en los versos de Elena Medel- y las irremplazables circunstancias vitales que tanto moldean su enfoque personal.
En la voz de Mi primer bikini
resuena un intimismo coloquial. Toma la palabra una identidad inmersa en la
vorágine de una etapa vital proclive a la introspección
endogámica. Pero en ese lenguaje directo y comunicativo ya empieza definirse el
gusto de la autora por la experimentación que añade al realismo de lo cotidiano
un aporte onírico que amplía el campo temático y lo singulariza. Los poemas dan
la palabra a un ego juvenil –el paso inicial sale en el sello barcelonés de DVD en
2002, cuando cumplía 17 años- cuya mirada absorbe la amanecida con
intuición y frescura.
Hasta la aparición del siguiente poemario se van hilvanando
composiciones que tienen en muchos casos el carácter de primeras versiones y
probaturas. Son textos que refuerzan la solidez de un proyecto macerado en el
tiempo, Tara, donde se
integran los escritos entre 2001 y 2006. El cambio de enfoque es evidente. Tara lleva como clave una dedicatoria
personal afectiva. La ausencia de la abuela quiebra el mundo sereno de la
infancia. La voz verbal se hace testigo de otras tantas muertes y
desapariciones. Son sucesivas vidas consumidas que exigen una retrospectiva en largos versos salmódicos, como si el recuerdo fuese una
estrategia catártica. La estructura tiene siete apartados y en cada uno
de ellos se cobija un periodo vivencial, Es un itinerario hasta el
origen, un retroceso de pasos escritos en el tiempo que fueron dejando
desolación y pérdida.
Ocho composiciones conforman el cuaderno La caída del imperio romano, donde la prosa poética concede
uniformidad narrativa sobre ejes que
engloban el mismo oficio del poeta, el entorno natural, o la
posibilidad de sentido de la propia escritura: “Toda mi obra rinde tributo
al endecasílabo yámbico y a sus posibilidades para la emoción”. También me
parece oportuno reproducir aquí otra reflexión metapoética:”La poesía es una
forma de memoria. Encierra cuanto hemos vivido y cuanto vive quien la lee. Me
pregunto, entonces, si sería aceptable volver a ignorar los géneros canónicos e
incluir ciertos libros de poemas en las estanterías dedicadas a la
historiografía”. Otro cuaderno breve es Isola
delle femine, compuesto por nueve teselas,
escrito a partir de la obra de Mariana Ferratto y Sara Basta
(Olot, 2011) sobre la expresividad gestual y la dicción del tacto.
Chatterton recibe en
2014 el XXVI premio Fundación Loewe a la Creación Joven. Es una obra de madurez
sobre el fracaso generacional. El momento histórico colectivo reitera el sustantivo crisis. Hay desencanto en la primera generación
del siglo XXI, la que busca empleo tras abandonar las aulas
universitarias; la que muestra un concepto global de la comunicación, la que sabe idiomas,
viaja y se mueve en cualquier dirección del mapa tecnológico. Así se teje un
tiempo de decepción, un estar donde se repiten estereotipos y signos dispersos
en cualquier rincón urbano aseguran que algo se mancha, “de modo que sí, que esto
es el fracaso, una mota oscura y leve sobre la piel…” cada sujeto entonces es
simple personaje de una representación dictada al azar por un invisible
narrador omnisciente: los sueños defraudan, la historia personal también, ni
siquiera el amor perdura, pese a la buena disposición inicial del deseo,
mientras lo cotidiano cierra puertas e invita a empezar de nuevo: trabajo y
salario. Conviene recordar que el libro
tiene como brújula la ópera homónima,
cuyo libreto recrea en versión libre el
tránsito biográfico de Thomas Chatterton, poeta de Bristol, arquetipo del
sujeto vencido por la adversidad.
Cierran senda los poemas dispersos y el anticipo de inéditos.. Todo el corpus refrenda la persistente percepción del poema como espacio de búsqueda. En estos versos nada es costumbre sino expectativa y cambio. Son los frutos de una voz
hecha, que asimiló el lenguaje del tiempo, ese rumor nítido que llega desde una habitación secreta.
La voz de Elena me ha acompañado este verano. Más allá de la distinciones por etapas, me quedo con esta frase de tu comentario "En sus versos nada es costumbre sino expectativa y cambio". Y compromiso con la poesía de voz nueva. No se por qué me parece que sobre ella pesa -¿ella lo siente así?- la mira escrutadora de tantos.
ResponderEliminarBienvenido a la pelea lectora, José Luis.
Una de las felicidades diarias, querido Paco, tú lo sabes muy bien, es el encuentro con los buenos libros. Y es una verdadera suerte disponer de la obra poética completa de una autora tan joven y con tanto camino recorrido. Gracias por estar, Paco, tu blog es una tertulia abierta para mí.
EliminarOtro nuevo descubrimiento José Luis. Los autores jóvenes, sin duda, tienen mucho que decir. Un abrazo
ResponderEliminarElena Medel es una voz consolidada, pese a su edad, porque empezó muy joven. Escribió su primer libro con 17 años. Y ahora reúne su poesía al completo en una edición imprescindible. Un fuerte abrazo, querida amiga.
EliminarGracias por traernos otra imprescindible a nuestras listas de pendientes. Vas más rápido que yo, no te alcanzo.
ResponderEliminarSi puedes no te pierdas la antología, es un verdadero regalo porque tiene un precio de libro de bolsillo y nos deja en las manos toda la poesía completa de una de las columnas centrales del ahora poético. Un gran abrazo y gracias por dedicarme un poco de tu tiempo. Feliz domingo.
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