LUCES
Desde hace cuatro días en la casa no hay nadie, salvo yo. Al bajar la escalera, una luz del dormitorio se enciende sola. No recuerdo cuándo accione el interruptor. Apago y tanteo el pasillo. Bajo hasta el salón, otra vez entre sombras. Un instante después está encendida la lámpara del baño principal. Aquí no hay nadie salvo yo, me repito, mientras veo en el espejo un tipo que se mira a si mismo y que, hace una hora, consumía una soledad monótona y previsible.
(De Cuentos diminutos, Nueva York, 2016)
Memorable cuento breve que un poco más extenso, y en clave de género fantástico, sería de verdadero terror; recogiendo una dirección distinta a "Casa tomada", de Cortázar, o de algún memorable relato del, a veces, gran Stephen King.
ResponderEliminarUn abrazo desde el viento y la lluvia de este jueves en Tierra de Campos, querido José Luis.
No pude entrar ayer en el blog por distintos asuntos literarios, querido poeta, así que ahora me afano en enviarte un cordial saludo y en dejarte en el páramo de la Tierra de Campos unos hilos de luz. Que disfrutes del fin de semana. Muchas gracias por tu lectura y un abrazo entrañable.
ResponderEliminarNuestra soledad, configura nuestra individualidad. Estamos solos porque somos únicos.
ResponderEliminarBesos
Tu reflexión es atinada y describe una parte del tiempo; la otra queda en la penumbra del pasillo, llena de sombras y sueños. Un gran abrazo.
EliminarQué Bueno José Luis!!
ResponderEliminarEstamos menos solos de lo que creemos...
Saludos y feliz finde!
Sandra
Hola poeta, qué alegría oír tu voz en medio de ese pasillo oscuro de la rutina. Seguimos cerquita porque sigo disfrutando de tu creación y de tu amistad.
EliminarInquietante como siempre José Luis. A veces, nos damos miedo. Abrazos.
ResponderEliminarSí, el miedo es una sala fija en cada interior, es esa habitación siempre dispuesta para la extrañeza. feliz jornada, querida Carmela.
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