sábado, 9 de enero de 2016

JOAN DE LA VEGA. Y TÚ, PIRENE

Y tú, Pirene
Joan de la Vega
Editorial Denes, Colección Calabria
Valencia, 2013

Y TÚ, PIRENE

   En 2013, Joan de la Vega (Santa Coloma de Gramanet, Barcelona, 1975), director de la editorial la Garúa desde su fundación,  consiguió con el libro Y tú, Pirene el X Premio de poesía César Simón, patrocinado por la Universitat de Valencia. El reconocimiento sacaba a la luz una colección de poemas que daba continuidad al itinerario gestado en la primera década del nuevo siglo, un trayecto formado por Ladino, que integra los tres títulos iniciales, La montaña efímera, Una luz que viene de fuera y 365 haikus y un jisey. Esta producción, presente en algunas revistas y antologías, conforma un pensamiento estético instalado en la reflexión y en la búsqueda de lo singular.
  Sirve como umbral de Y tú, Pirene un cuerpo pluritextual que integra ocho citas, una polifonía cercana a la semántica del poema prólogo, “Para la ceniza”. La palabra convoca soledad y extrañeza, da fe de un caminar dubitativo que acepta la condición del ser como soledad y ausencia. Ese clima poético en los claroscuros se distiende poco a poco en el apartado “Ojo de nieve”, donde la geografía suma percepciones y elementos al paso –conviene recordar la presencia que el paisaje tenía en otro título del poeta, La montaña efímera- para reconstruir un horizonte gozoso, que deja ante los sentidos su armonía y habla con el callado rumor de los silencios: “Antes que nada  / alta fidelidad / por esas piedras / que sobrecogieron / nuestros pasos. / fidelidad a la piedra / si / y no a los labios “ En ese estar la presencia del yo se diluye, es solo un espectador que apenas perturba con sus huellas los indicios de permanencia, las grafías de lo exterior.
   Más contaminado por el ser biográfico, el apartado “Bajo tierra” emplea con frecuencia el poema en prosa. De nuevo el verso insiste en la interrogación, como si la falta de luz propiciara una existencia al margen, un hábitat que tiene dimensiones oscuras de nicho o fosa y suena a desconcierto; un tiempo de horas bajas, empeñado en contemplar eclipses.: “Quieres dormir el sueño del cieno. En la ausencia de rayos y llanto. Precipitarte por una fracción de cielo. Sin esos ríos oscuros por donde salir de nuevo a buscarte “.
  De nuevo el verso libre deja como cierre la sección “En manos del aire”, un apartado con más simbología y con mayor tendencia metafórica. Además se entrelazan poemas en catalán y castellano, con una poética despojada que, en su afán de esclarecer el sentido, tiende al silencio, fragmenta lo real hasta convertirlo en simple lectura de la nada, como si la palabra hubiese perdido su razón de ser, y solo fuese una brizna dormida en las manos del aire. 







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