La noche junto al árbol |
6 DE ENERO
Para Irene y Ana
En los gestos del niño,
que pone junto al árbol sus zapatos
y unos vasos de fría transparencia
para alejar la sed de los viajeros,
está el callado impulso de una vida.
Han pasado los años
y no sé de renuncias ni de claudicaciones.
Jamás me fue posible vivir en otra casa
que no fuera tu sueño.
(De Población activa)
Apropiado poema para el día. En él se certifica el concepto más amplio de "fidelidad".
ResponderEliminarOjalá esos "viajeros" colmen los deseos de la noche y, a ser posible, de las noches y los días que vendrán.
Un abrazo.
Seguro que sí, querido Antonio, no pido mucho; acaso que me dejen seguir siendo "yo", con el asombro propio de los años cumplidos, con la misma ternura. Un abrazo, poeta.
EliminarNunca nos vamos del todo de "esa casa" (como debe ser...)
ResponderEliminarEs muy bonito José Luís!
Besos!
Sandra.
Nunca nos vamos, Sandra, porque el mejor deseo que podemos tener a diario es que la realidad imite a los sueños. Un gran abrazo, querida Sandra.
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